La columna, la breve columna, del académico Félix de Azua del pasado martes 29 de marzo estuvo dedicada a Jaime Gil de Biedma [1]. «Poeta» era su título. Cuatro pasos; me detengo en los tres primeros, en el tercero especialmente. El cuarto no es sustantivo para mi comentario. Esta Semana Santa, señala De Azúa comentado […]
La columna, la breve columna, del académico Félix de Azua del pasado martes 29 de marzo estuvo dedicada a Jaime Gil de Biedma [1]. «Poeta» era su título.
Cuatro pasos; me detengo en los tres primeros, en el tercero especialmente. El cuarto no es sustantivo para mi comentario.
Esta Semana Santa, señala De Azúa comentado sus lecturas de estos días, «se la dediqué a un amigo por quien tuve respeto y afecto. A pesar de la diferencia de edad (me llevaba 15 años) siempre nos tratamos como colegas del colegio. Seguramente nunca dejó de ser un colegial. Uno imagina a Gil de Biedma en perpetuo pantalón corto». Es una posible percepción… aunque cuesta bastante desde luego, sobre todo si hablamos de sus Diarios..
En sus Diarios 1956-85, editados por Andreu Jaume con sabiduría y arte del detalle, prosigue nuestro académico, «se acumulan apreturas sexuales, tan imperiosas, agobios poéticos, menos intensos que sus poemas, y una lucidez despiadada». Fue sin duda, asegura, «uno de los hombres más inteligentes de Cataluña en un momento en el que aún no faltaban». El latiguillo final es, en este caso, innecesario y alimenta de paso la peor concepción -la estupidez en este caso- sobre España de los sectores secesionistas y afines. La retroalimentación de la que se suele hablar no sin razón. Es obvio que la cuestión no se ubica en la inteligencia ni en sus alrededores.
Su juicio, el del poeta, era exacto, asegura Félix de Azúa en el tercer paso, «y pocas veces viene teñido por la pelmaza ideología propia de su tiempo y de su círculo de amigos». La pelmaza ideología propia de su tiempo es, seguramente, una referencia a la cultura antifranquista de los años cincuenta y sesenta, al comunismo democrático, al marxismo abierto, y gramcismo en muchos casos y no sólo teórico, de muchos compañeros de generación. En aquellos años, prosigue Félix de Azúa, era imposible escapar «a los fantasmas de cartón piedra: la lucha de clases, el bondadoso proletariado, la revolución liberadora». ¡Que la lucha de clases sea un fantasma de cartón piedra, visto lo que vimos y lo que seguimos viendo, es una de las conjeturas más arriesgadas que se recuerdan en esta última década!
Pero no eran esos los motivos desencadenantes de la presente nota. Es este:
Para nuestro académico, Gil de Biedma «pocas veces cae en la charca de su época e incluso, cosa infrecuente, mantiene distancia con esos tópicos». Bien es verdad, prosigue, «que había sido desahuciado del Partido Comunista porque los homosexuales eran un invento burgués y reaccionario». Pero no es el caso: sólo el anticomunismo sin fundamento y la indocumentación pueden explicar lo señalado.
1. Gil de Biedma no fue desahuciado por el Partido Comunista. 2. Los homosexuales no eran, para el conjunto del PCE, tampoco en el caso del PSUC, inventos burgueses y reaccionarios. 2.1.No eran idiotas. 2.2. El PCI era uno de sus referentes. 3. El amigo comunista de Gil de Biedma, uno de sus amigos cuanto menos, fue Manuel Sacristán. 4. Sacristán tuvo durante años varios amigos homosexuales. 5. Gil de Biedma no fue desahuciado por el PSUC sino que se le sugirió, por su forma de vida y contactos, otro tipo de relación, no de militancia, con el partido de los comunistas catalanes. 5.1. Militar no era una fiesta. 5.2. Las relaciones del poeta eran de alta tensión pata la v ida clandestina. 6. Como prueba de todo ello, cuando seis años después, en 1962, tras el resultado, tras el escandaloso resultado de la oposición a la cátedra de lógica de la Universidad de Valencia se le hizo un pequeño homenaje al opositor más preparado que no había obtenido la plaza, hablo de nuevo de Manuel Sacristán, uno de los asistentes, apenas 20 o 25 personas en un bar de la plaza Real de Barcelona, fue Gil d Biedma. Difícilmente hubiera asistido el entonces ejecutivo de Tabacos de Filipinas si el Partido, en el decir de don Félix de Azúa, le hubiera desahuciado. 7. No sólo eso: durante tiempo Gil de Biedma siguió próximo al partido y algunos de sus poemas fueron traducidos al italiano y publicados en revista del PCI. Habla de ello en su Diario precisamente.
Si desean profundizar, vean la sabatina de diciembre de 2012 que Gregorio Morán publicó en La Vanguardia: La tituló «La leyenda del gran Landínez» [2] Y si me permiten la inmodestia y con algo más de detalle, pueden mirar el capítulo 2ª de Salvador López Arnal, La observación de Goethe, Madrid, La Linterna Sorda, 2015.
Notas:
[1] http://elpais.com/elpais/2016/03/28/opinion/1459177117_210166.html
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