La Cumbre de Cambio Climático de Bali terminó en un acuerdo sobre la «hoja de ruta» para seguir durante los próximos dos años y diseñar en 2009 un nuevo Protocolo de releve al de Kioto a partir de 2012. Las negociaciones se prolongaron durante toda la mañana del sábado, cuando la Cumbre estaba prevista que […]
La Cumbre de Cambio Climático de Bali terminó en un acuerdo sobre la «hoja de ruta» para seguir durante los próximos dos años y diseñar en 2009 un nuevo Protocolo de releve al de Kioto a partir de 2012.
Las negociaciones se prolongaron durante toda la mañana del sábado, cuando la Cumbre estaba prevista que finalizara la noche del viernes, debido a las peticiones de los países en vías de desarrollo para que la transferencia de tecnología y la financiación, que deben realizar los países desarrollados, fuera «medible, verificable y notificable». Calificativos a los que EEUU se oponía.
Tras varias duras intervenciones de Sudáfrica, Brasil, Costa Rica, Paquistán o Papúa Nueva Guinea, que condenaban la postura de EEUU y la conminaban a la reflexión, finalmente la delegación estadounidense se mostró favorable a la propuesta en aras a su «compromiso» en la lucha contra el cambio climático.
EE UU se compromete así a poner «límites cuantificados a las emisiones y objetivos de reducción de emisiones teniendo en cuenta la comparabilidad de los esfuerzos entre ellos y las diferencias en sus circunstancias nacionales». El documento final no hace una referencia explícita a la exigencia de la UE de que la reducción de las emisiones de los países ricos fuera de entre el 25 y el 40 por ciento en el año 2020, sino mediante la fórmula exigida por Estados Unidos de incluirlo en un pie de página del documento.
Así es como se considera que EEUU se incorpora a conseguir un Kioto II. En el preámbulo del documento queda la urgencia para afrontar el cambio climático y la necesidad de reducir drásticamente las emisiones. EE UU logró llevar allí ese texto y a un pie de página
EE UU dijo al principio que no apoyaría el texto porque los países en desarrollo no tenían suficiente compromiso. Tras ser abucheada por la sala y después de recibir críticas de Sudáfrica, Papua («si no van a liderar, quítense del camino») y varios países africanos muy pobres, EE UU dijo sí, que no rompería el consenso y se incluyó el pie de página.
Parece que ese avance es tan relevante que, como conclusión, el representante de Portugal, que ostenta la presidencia de turno de la UE, y que ha liderado la negociación, concluyó: «Hemos avanzado mucho estas dos semanas y hoy nos queda la última milla. Hoy reconozco con emoción que todos hemos tenido éxito. El mundo ha tenido éxito. Ya tenemos la hoja de ruta de Bali».
Aumento de los desastres naturales, de la temperatura…
Los efectos del cambio climático se dejan sentir ya de diversas maneras. Así, el número de catástrofes naturales ha aumentado en 2007 alrededor de un 20%. La Federación Internacional de la Cruz Roja cifró en 427 los desastres naturales en 2006. Atendiendo a los registrados entre 1987 y 1996, y los ocurridos desde 1997 a 2006, han aumentado un 60%. El número de víctimas mortales entre ambos periodos también se ha duplicado, pasando de 600.000 a 1,2 millones. El secretario general de la Federación de la Cruz Roja, Markku Niskala, subrayó las graves consecuencias que acarrean este tipo de catástrofres, sobre todo, en el caso de las mujeres, niños, mayores y minorías, ya de por sí víctimas de la discriminación. A modo de ejemplo, recordó que en el tsunami de diciembre de 2004, por cada hombre, murieron tres mujeres.
Otra de las consecuencias es el aumento de la temperatura. A este respecto, la Organización Mundial de la Meteorología (OMM) alerto de que 2007 ha sido uno de los diez años más calurosos que se conocen y que cerrará el decenio con la temperatura media global en superficie más alta nunca antes registrada.
Para el meteorólogo Omar Baddour, estos datos son las constatación de que el cambio climático «es un hecho» y que su impacto «ha sido ampliamente probado».
El elevado desarrollo industrial también supone una seria amenaza para la superviviencia del salmón rosa, que habita al oeste de Canadá. La proliferación de un parásito en las piscifactorías ha puesto en grave riesgo su conservación.