En diciembre del pasado año 2014, «Rebelión» publicaba un trabajo bajo el título «Amianto por un tubo» (http://www.rebelion.org/docs/192613.pdf), el cual igualmente quedó recogido en la revista «El Observador«, el 19 de diciembre del mismo año. De dicho texto, soy co-autor, junto con Antonio Bernardo Reyes y Paco Puche. El 18 de septiembre del presente […]
En diciembre del pasado año 2014, «Rebelión» publicaba un trabajo bajo el título «Amianto por un tubo» (http://www.rebelion.org/docs/192613.pdf), el cual igualmente quedó recogido en la revista «El Observador«, el 19 de diciembre del mismo año. De dicho texto, soy co-autor, junto con Antonio Bernardo Reyes y Paco Puche.
El 18 de septiembre del presente año 2015 (es decir, después), «LA OPINIÓN de Torrent» publicaba una información, bajo el título: «Ciudadanos pide cambiar las tuberías de fibrocemento«.
Dada la similitud y parcial igualdad en el asunto tratado en cada uno de ambos escritos, no es de extrañar de que alguna coincidencia en los datos, términos y giros idiomáticos utilizados se haya podido producir, por pura casualidad.
Se trataría, por tanto, de una cuestión de grado: si la coincidencia es escasa, cabe esa interpretación. Si no lo es, estaríamos ante otra cosa bien distinta.
Es procedente, por tanto, cotejar ambos textos, comparándolos entre sí. Veámoslo.
Se decía en nuestro artículo: «En España se instalaron, a lo largo del S. XX y hasta su prohibición en 2001, cientos de miles de kilómetros de tuberías de fibrocemento con amianto. Buena parte de este amianto aún se encuentra en nuestras redes de abastecimiento, saneamiento y riego. Suponen un grave riesgo para las personas encargadas del mantenimiento y retirada de estas tuberías, para las que pueden verse afectadas por estas obras, de una forma indirecta, y por los residuos abandonados indiscriminadamente».
En la información ahora publicada, se dice: «se instalaron, a lo largo del S. XX y hasta su prohibición en 2001, cientos de miles de kilómetros de tuberías de fibrocemento con amianto. Buena parte de este amianto aún se encuentra en las redes de abastecimiento»… » suponen un grave riesgo para las personas encargadas del mantenimiento y retirada de estas tuberías, para las que pueden verse afectadas por estas obras, de una forma indirecta, y por los residuos abandonados indiscriminadamente».
Decíamos, después: «Probablemente, la cifra total del amianto instalado durante el pasado siglo sea algo mayor, teniendo en cuenta los materiales manufacturados importados, la falta de fiabilidad de los datos relativos a importaciones, y la incidencia del comercio de contrabando, a lo largo de buena parte del pasado siglo. Asimismo, hemos de considerar que, aunque en cantidades muy modestas y de una forma intermitente, existió una minería del amianto en nuestro país, a lo largo de buena parte del pasado siglo, aproximadamente hasta los años 60.»
Por su parte, en «LA OPINIÓN de Torrent«, se nos informa de que: «Probablemente, la cifra total del amianto instalado durante el pasado siglo sea algo mayor, teniendo en cuenta los materiales manufacturados importados, la falta de fiabilidad de los datos relativos a importaciones, y la incidencia del comercio de contrabando, a lo largo de buena parte del pasado siglo.
Asimismo, «hemos de considerar que, aunque en cantidades muy modestas y de una forma intermitente, existió una minería del amianto, a lo largo de buena parte del pasado siglo, aproximadamente hasta los años 60».
Finalmente habremos considerar lo que constituía el párrafo sucesivo de nuestro mencionado escrito: «El volumen más importante de este amianto fue destinado a la industria del fibrocemento (comúnmente conocido como uralita), en sus diferentes aplicaciones o productos, principalmente placas onduladas de cubierta y tuberías para conducciones de abastecimiento de agua, saneamiento, riego, drenaje, conducciones de gas, eléctricas, y de otros fluidos, así como en depósitos de agua, y un largo etcétera.»
En fiel trasunto (hasta la exageración, puesto que en la transcripción se incluyen hasta los números de nuestras notas de pie de página, que nosotros aquí hemos omitido, para no incidir en paralela incongruencia), en el de «LA OPINÓN de Torrent«, se puede leer: «El volumen más importante de este amianto fue destinado a la industria del fibrocemento (comúnmente conocido como Uralita), en sus diferentes aplicaciones o productos, principalmente placas onduladas de cubierta y tuberías para conducciones de abastecimiento de agua, saneamiento, riego, drenaje, conducciones de gas, eléctricas, y de otros fluidos, así como en depósitos de agua, y un largo etcétera».
Omitir las fuentes, es una forma como otra cualquiera de choricear el esfuerzo ajeno. Máxime, cuando «el fusilamiento» es literal y extenso. A quienes nos piden su voto en las urnas, cabe exigirles un comportamiento ejemplar, que para nada se compadece con verse mezclado en semejantes prácticas.
Por lo demás, nos honra que nuestro esfuerzo, aunque sea por la puerta falsa y trasera, sirva para que en la palestra moderna del Internet se sigan ventilando ante la opinión pública, los riesgos del amianto.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.