Francisco Báez, ex trabajador de Uralita en Sevilla, inició en los años 70 del pasado siglo la lucha contra esta industria de la muerte desde las filas del sindicato de CCOO. Ha dedicado más de 40 años a la investigación sobre el amianto. Paco Puche, otro luchador imprescindible, reseñó su obra (escrito editado en las […]
Francisco Báez, ex trabajador de Uralita en Sevilla, inició en los años 70 del pasado siglo la lucha contra esta industria de la muerte desde las filas del sindicato de CCOO. Ha dedicado más de 40 años a la investigación sobre el amianto. Paco Puche, otro luchador imprescindible, reseñó su obra (escrito editado en las páginas de rebelión).
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-Estábamos en el capítulo III de su libro, nos falta muy poco. Hablábamos de que el carácter familiar no se limitaba al mesotelioma, sino que también era aplicable a otras patologías asociadas al amianto. Antes de proseguir con todo esto, déjeme preguntarle por algunas informaciones recientes. Hace ya algunos días que no conversamos. Creo -mejor dicho, sé, he tenido el honor de conocerle personalmente, también a su señora-, sé, decía, que ha estado recientemente en Barcelona. Descansado, pero no sólo descansando (usted no suele descansar mucho). ¿Qué tal ha ido? ¿Qué nos puede contar de sus conferencias e intervenciones?
-Han sido dos actos de presentación pública de mi libro, mediante los que he podido incorporar Barcelona a la lista de las ciudades en las que ya tengo hecho lo propio: Sevilla, Málaga y Huesca. Esto va desarrollándose conforme se concretan posibilidades; por tanto, sin posible planificación sistemática, en función de las limitaciones de mis posibilidades de todo orden.
Desde aquí quisiera expresar mi más hondo agradecimiento a quienes me han ayudado de alguna manera en todas esas ocasiones, incluyendo a mi editor -el amigo Paco Puche-, a usted mismo, al sindicato CGT, y a la Universidad Pompeu Fabra. También a quienes me han honrado con su presencia, como es el caso del doctor Tarrés -autor de dos estudios epidemiológicos sobre amianto-, de Miquel Sánchez -autor de una Historia de Sardanyola, en donde estuvo instalada la primera fábrica de amianto-cemento de España-, de Arnald Argüelles (de quien ya hablamos en nuestras entrevistas número 28 y 35), etc.
-Soy yo quien debo darle las gracias por tu esfuerzo, por su inmenso saber y por su magnífica conferencia. De uno de sus correos: «Ayer le hice una fotografía a un bajante de aguas pluviales, fabricado con amianto-cemento, e instalado en «El Pueblo Español». ¿Nos explica un poco? ¿Tiene la fotografía a mano?
-Fue mi hijo quien lo advirtió, y yo pude comprobarlo, dado mi conocimiento previo del aspecto que presenta la superficie externa de esos bajantes de aguas pluviales; le hice una fotografía porque ese pequeño detalle viene a simbolizar cuál es la situación actual del desamiantado en España. Durante mis varios desplazamientos en tren, desde Calella a Barcelona y al regreso, he tenido ocasión de observar las múltiples cubiertas de amianto-cemento, de aspecto envejecido, que aparecen a lo largo del recorrido. La legislación española marca, que el amianto-cemento será retirado «al término de su vida útil». ¿A qué se está esperando?, ¿a que la friabilidad sobrevenida por obsolescencia haya generado ya un rotundo peligro medioambiental? Eso está ocurriendo ya, en innumerables puntos del territorio español, en los que naves abandonadas subsisten sin haber sido desmontadas en condiciones de seguridad.
Todavía no he tenido oportunidad de comprobar si la fotografía es lo suficientemente nítida como para permitir confirmar esa primera apreciación; en su momento, le informaré lo que proceda, y llegado el caso, se la pasaría en un fichero.
-Gracias, muchas gracias. ¿Qué se entiende, qué deberíamos entender por vida útil cuando hablamos de este tema?
-La legislación no introduce ninguna precisión cuantitativa al respecto. La opinión de los expertos -referida exclusivamente al amianto-cemento, que es la utilización más extendida- viene a señalar un intervalo temporal que alcanzaría, aproximadamente, a los 40 años, pero aquí hay que hacer algunas precisiones. No es lo mismo, si nos estamos refiriendo a las cubiertas realizadas con placas de amianto-cemento, que si lo hacemos respecto de las tuberías, generalmente enterradas, del mismo tipo material compuesto.
La diferencia entre ambos supuestos, la determina el comportamiento del cemento. En las cubiertas, un continuado proceso de cristalización va fragilizando progresivamente al cemento; cuanto más antigua es la cubierta, más quebradizas son las placas. En las tuberías enterradas, en cambio, el fraguado inicial de los tubos, se va completando lentamente, a partir del agua absorbida del terreno, y eventualmente de la propia conducida, cuando tal es el caso. Un fraguado más completo, determina una mejora de las características mecánicas de la tubería, tanto respecto de los esfuerzos mecánicos exteriores, como por lo que respecta a la resistencia a la propia presión del fluido conducido. Aquí, sin embargo, entran en juego otros factores, que a la postre pueden ser determinantes: las aguas ricas en sales minerales disueltas, tienden a que éstas se vayan depositando en la cara interna de la tubería, disminuyendo progresivamente su sección efectiva, y por lo tanto, el caudal permitido. La sección efectiva puede reducirse hasta extremos inverosímiles, llegándose a cegar casi al completo.
-Otro más sobre lo anterior aunque sé que ya hemos hablado algo del tema en otros momentos. El proceso de desamiantado, ¿es muy complejo? ¿Costoso? ¿Quién deberían realizarlo? ¿Las empresas? ¿Y si ya no existen? ¿El Estado, hablando así en general? ¿Cuántos medios tendría que dedicar a ello?
-Es complejo, es costoso, y sobre todo es muy costoso, conforme a la mentalidad de quienes han estado acostumbrados a realizarlo «por las bravas», sin que aparentemente haya sucedido nada negativo. El posible mal causado, no asomará su siniestro rostro, más que varias décadas después de padecida la exposición, alcanzando, quizás, al propio ejecutor de ese derribo incontrolado, o a otras personas que ninguna responsabilidad hayan podido tener en todo ello.
Más que hayan de ser las propias empresas que situaron en el medio ambiente esos productos, las que hayan ahora de ser las que los retiren, lo decisivo, a mi modo de ver, es que sobre ellas se puedan repercutir los gastos originados, lo que implicaría, por una parte, que ello fuera factible en principio, porque todavía existieran, y después, que se avengan al pago, lo cual puede precisar de que sea un juez quien así lo determine. En realidad, habría que retrotraer responsabilidades hasta abarcar también a las propias compañías mineras que pusieron en el mercado al asbesto.
Si todo se sigue desarrollando como hasta el presente, serán los ciudadanos y sus empresas quienes asuman los gastos del desamiantado, eventualmente con la aportación del propio Estado, al menos en determinados casos.
-Una de sus notas vía e-mail: «La intensidad de la exposición, y la situación de desamparo de las víctimas, ante una justicia sólo reconocida a regañadientes (en el mejor de los supuestos), cuando no flagrantemente denegada, invocando a veces los más inverosímiles pretextos, todo ello, queda perfectamente reflejado en tu texto, que te ruego que nos pases en un fichero, con su redacción definitiva, incluyendo al verdadero nombre del autor. Hablando de otra cuestión: en Sevilla es imposible comprar un ejemplar de tu libro Los peregrinos del amianto, hasta el punto de que he llegado a dudar si al final conseguiste editarlo, o no. Estoy seguro de que más de uno de nosotros querría comprártelo, y quizás les esté ocurriendo lo mismo. ¿Puedes pasarnos alguna dirección a la que formular el pedido?». ¿Qué libro es ese? ¿Quién es el autor? ¿Nos explica un poco su contenido si sabe algo de ello?
-Se trata de Los peregrinos del amianto, y su autor es Robert Amado. La información sobre dicha obra, puede ser accedida en esta dirección: http://libros.com/crowdfunding/peregrinos-del-amianto/
La misma ofrece un enlace mediante el que se puede acceder, de forma gratuita, al texto completo de un capítulo; esa es la mejor reseña que se puede aportar, y mi recomendación, sin duda alguna, es la de que tanto usted como nuestros lectores no dejen de leerlo, en espera de que el libro pueda, finalmente, ser adquirido.
-Así lo haré, no pase pena. Nada que usted me recomiende me puede ser ajeno.
-En cuanto a mis comentarios previos, corresponden al artículo del mismo autor, publicado recientemente en el diario «El Mundo». De él destacaría, especialmente, el dedo acusador que señala al «experto» reiteradamente aportado por la empresa a los juicios. De esa catadura hay varios en nuestro país, por lo que las asociaciones de víctimas, desde hace ya algún tiempo, vienen dándoles vueltas a la idea de dirigir un escrito colectivo de protesta, a los respectivos comités deontológicos de los correspondientes Colegios de Médicos, en las especialidades concernidas, pero al parecer, y al menos que yo sepa, de momento no ha habido tal iniciativa: nadie, en concreto, le ha venido a poner el cascabel al gato.
-Pues habría que hacerlo. De una información fechada en París, de AFP. «Los barcos surcan los mares de todo el mundo durante su larga vida pero cuando terminan su vida útil la mayoría pone rumbo a Asia para su desguace, en lugares poco preocupados con la contaminación y la seguridad. Cada semana, 20 navíos inician su última singladura hacia el desguace, en total, unos mil anualmente, alerta la asociación Robin des Bois (Robin Hood) que presenta en su último boletín «Al desguace» un panorama preocupante. Durante los tres primeros meses de este año, 257 navíos de comercio y militares han sido apartados de las flotas para su desmantelamiento, lo que debería permitir reciclar 2,34 millones de toneladas de metales, destaca esta ONG». Esto significa también, prosigue la información, «que hay que gestionar más de «100.000 toneladas de desechos tóxicos», dice el presidente Jacky Bonnemains». Además de hierro, ahora viene mi pregunta, me estoy deteniendo en exceso, «estos navíos, con una edad media de 28 años, y que a menudo no reciben mucho mantenimiento durante su explotación, contienen amianto, plomo, lodos de hidrocarburos, PCB (policlorobifenilos) y otros desechos tóxicos. En un petrolero de 300 metros, por ejemplo, «hay 25 toneladas de pintura tóxica en el casco externo» para impedir la adhesión de algas y conchas, unas 2.000 toneladas de lodo de hidrocarburos y entre seis y ocho toneladas de amianto puro, dice Bonnemains». ¿Eso es así? ¿Y qué pasa con todo esto? Según parece el 90% de esos navíos jubilados son desmantelados en Asia. Los principales destinos son Bangladesh, India, China y Pakistán. ¿Por qué?
-Pues evidentemente por la laxitud o inexistencia de las normas de prevención, y por la baja remuneración de la mano de obra empleada. Con frecuencia, los barcos son dejados al pairo, para que simplemente encallen en una playa desierta, y allí son pacientemente desguazados, a martillazo limpio, sin ninguna suerte de protección frente a accidentes y frente a todo tipo de contaminaciones, amianto incluido. Esto viene sucediendo desde hace ya bastantes años, y no tiene visos de cesar, en un futuro previsible.
-¡Qué maravilla tan maravillosa esta sociedad de mercado siempre tan eficaz y humanitaria! Leo en: http://www.abc.es/salud/noticias/20150501/abci-europeos-expuestos-amianto-201504301811.html : «Quienes vinculan este asunto, con las próximas elecciones, ponen el dedo en la llaga, porque el amianto está sirviendo como arma arrojadiza de los partidos en la oposición de cada administración (municipal, provincial, autonómica, nacional), para pasar, los mismos, a olvidarse de él, en cuanto asumen responsabilidades de gobierno. Así nos va…» ¿Es así? ¿Sigue siendo así? Igual estoy equivocado, pero casi nadie habla del amianto en esta precampaña de las elecciones municipales.
-Efectivamente, el amianto no está presente en los debates políticos; en general, siempre ha sido así. Pero ello no obsta para que sea cierto lo que yo apunto: que sólo se lo utilice para «mortificar» al adversario político, cuando es éste el que en ese momento está asumiendo la responsabilidad de gobierno.
-El amianto, otra de las noticias, que me ha enviado estos días, «será un peligro sanitario para uno de cada tres europeos en los próximos años, unos trescientos millones de personas, ya sea en sus lugares de trabajo o en el medio ambiente, según un estudio publicado este jueves por la oficina para Europa de la Organización Mundial de la Salud (OMS)». ¡300 millones de personas! ¿No es una exageración? ¿De dónde esa cifra?
-La OMS se refiere -así lo interpreto yo-, a la población general, sometida en su conjunto al peligro medioambiental derivado de la ausencia de prohibición en el uso del amianto. Dado que se refiere a todo el continente europeo, y dentro de él, a esas naciones en las que la utilización del asbesto sigue estando permitida, la cifra señalada no constituye, bajo esas premisas, ninguna exageración.
-La OMS alerta, déjeme insistir en este nudo, «sobre el hecho de que al no haberse prohibido el amianto, en todos los países de la región europea, una exposición persistente a esta materia constituye un verdadero problema de salud pública que además puede provocar varios tipos de cánceres como el pulmonar, de ovarios, laringe, el mesotelioma maligno o la asbestosis». ¿En qué países europeo el amianto no está prohibido aún?
Según el propio comunicado de la OMS ( http://www.euro.who.int/en/media-centre/sections/press-releases/2015/at-least-one-in-three-europeans-can-be-exposed-to-asbestos-at-work-and-in-the-environment ), de un total de 53 estados de la región, sólo 38 contarían con prohibición establecida. Según me manifiesta mi buen amigo y técnico en prevención de riesgos laborales, Antonio Bernardo Reyes, «serían en realidad 15 países, la mayor parte del bloque soviético o de la antigua Yugoslavia, más los «paraísos» de Andorra y Mónaco. Entre ellos, los que están en vía de adhesión a la UE son Albania y Bosnia y Herzegovina, si no se me escapa alguno».
-Tras una reunión ministerial, vuelvo a la información, celebrada en Haifa (Israel), «la agencia sanitaria de la ONU hizo un llamamiento urgente a todos los países europeos para que pongan en vigor una reglamentación que limite o elimine el uso del amianto en la construcción para evitar el aumento de las enfermedades relacionadas con el mismo». ¿Limite o elimine? ¿Esa es su opción?
-Según parece, sólo han querido ser posibilistas. A fin de cuentas, se trata sólo de una exhortación, dado que la OMS no tiene poder coercitivo.
-Un estudio presentado en esta reunión de Haifa señaló «que la mitad de las muertes ocasionadas por cánceres en el lugar de trabajo se deben al amianto». ¿La mitad?
-Algo parecido está ocurriendo, país a país, en numerosas naciones con un pasado vinculado al amianto, como es el caso, por ejemplo, de Canadá, o nuestra propia nación. En todos los casos, una proporción muy fuerte de los cánceres laborales que se vienen registrando, año tras año, son cánceres del amianto. No puede cuestionarse como supuesta exageración de la OMS la proporción señalada, porque no es más que el resumen de lo que, con ligeras variaciones, está ocurriendo en todas partes, allí donde el amianto se utilizó, o, peor todavía, donde se lo sigue utilizando, a pesar de esa evidencia.
-Una proporción muy fuerte… ¿Puede concretar un poco más? ¿Del 50% por ejemplo?
-Aquí tendríamos que distinguir a aquellos países en los que el sub-registro distorsiona por completo la apreciación de la verdadera proporción. Ilustrémoslo con el ejemplo de España. En el artículo de Ana M. García García, Rafael Gadea Merino, y Vicente López Martínez, titulado «ESTIMACIÓN DE LA MORTALIDAD ATRIBUIBLE A ENFERMEDADES LABORALES EN ESPAÑA, 2004», y publicado en mayo-junio 2007, en la «Revista Española de Salud Pública», se nos dirá lo siguiente: «En 2004 el registro de enfermedades profesionales recogió 2 muertes por esta causa, ambas debidas a «carcinoma primitivo de bronquio o pulmón por asbesto». Aquí, por consiguiente, y por arte y magia del sub-registro, esa proporción vendría a ser del 100%, pero, claro está, en cuanto comparamos cifras absolutas de mortalidad, en proporción a las cifras de amianto consumido, veremos que «milagrosamente» el amianto en nuestro país, aparentemente, ha originado un número de muertes inmensamente menor, en proporción, si comparamos con los datos de otras naciones, y al propio tiempo, si comparamos cifras de accidentes laborales con las de enfermedades laborales reconocidas, veremos que estas últimas resultan igualmente muy sub-registradas, con lo cual, y como conclusión final, lo que podemos inferir de todo ello, es que tales estadísticas lo que únicamente vienen a reflejar, es sólo la situación de absoluta miseria moral en la que estamos en esto inmersos, con una responsabilidad clara e insoslayable: la de nuestras autoridades.
No merece la más mínima credibilidad, el hecho aparente de que según nuestras estadísticas oficiales, seamos un pésimo país, en lo que se refiere a los difícilmente ocultables accidentes laborales, y al propio tiempo aparentemente seamos, por el contrario, un magnífico país, por lo que respecta a las enfermedades laborales.
Existen, por supuesto, estadísticas españolas inmensamente mejores que todo esto (en parte, temporal o geográficamente parciales), pero no son oficiales, ni se las reconoce como tales.
Por consiguiente, esa proporción a la que nos estamos refiriendo, para que sea mínimamente real, tendremos que buscarla en otros países, no en el nuestro o en otros en los que eventualmente se puedan estar dando situaciones similares, de escasa o nula fiabilidad de sus respectivas estadísticas relativas a salud laboral.
En el trabajo de James T. Brophy, Margaret M. Keith, Jenny Schieman, y R.N. Cohn, titulado «El legado del asbesto de Canadá, en el país y en el extrajero», publicado en el año 2007, en el «International Journal of Occupational and Environmental Health», páginas 235-242, se indica: «El informe sobre la mortalidad ocupacional canadiense titulado «Cinco muertes al día: muertes originadas en el lugar de trabajo en Canadá, 1993-2005» calcula las muertes relacionadas con el amianto en casi el 31% de todas las muertes en el lugar de trabajo. Los autores sugieren, además, que casi el 70% del aumento de los fallecimientos laborales entre 1996 y 2005 se debió al amianto».
-Nos hace un breve comentario de esta información: http://www.sermadridsur.com/noticias/el-abandono-de-amianto-en-valdemoro-provoca-una-denuncia-ante-la-fiscalia-de-medio-ambiente_49508/
-Se trata de la localidad en la que estuvo instalada una fábrica de amianto-cemento, de la empresa «Fibrotubo». La situación de vertido incontrolado, persiste pese a las reiteradas denuncias públicas que se han hecho. Por tanto, el recurso a la fiscalía viene determinado por esos antecedentes del asunto.
-Y esto otro: «sorprendente hallazgo de contaminación orgánica de alimentos (huevos) por bifenilos policlorados, con origen en placas de amianto-cemento instalado (publicado en PubMed)». ¿Huevos con amianto? Esta es la referencia que me ha enviado: Wikler J, «High levels of dioxin-like PCBs found in organic-farmed eggs caused by coating materials of asbestos-cement fiber plates: A case study» Environ Int. 2015 Apr 17;80:72-78. doi: 10.1016/j.envint.2015.03.005. [Epub ahead of print]
-Bueno, en sentido estricto, lo de «huevos con amianto», no es el corolario que cabe inferir, pero, en todo caso, no deja de ser inquietante todo lo que ahí se nos viene a informar.
-¿Dónde reside la importancia de esta noticia que también conozco gracias a usted? http://www.lasprovincias.es/valencia-ciudad/201504/21/juez-imputa-otros-seis-20150421131534.html
-Según mi personal visión del asunto, la empresa -Unión Naval de Levante-, ha estado mareando la perdiz, dejando entrever que podría alcanzarse un acuerdo amistoso, que obviase la necesidad de tener que recurrir, al final, a la resolución mediante juicio, pero al haber conseguido ya una substancial reducción en el importe de las sanciones económicas contempladas por el tribunal, ello ha determinado que ya no contemple como posibilidad el acuerdo extra-judicial, y la reacción de la fiscalía a ese descarte -así lo interpreto yo, al menos-, ha sido la de ampliar la lista de directivos imputados.
-Pues no está mal, nada mal. ¿Y qué nos puede decir de ésta que en mi opinión es o debería ser de enorme importancia y preocupación sociales? http://www.elperiodicomediterraneo.com/noticias/castellon/educacion-destina-60-000-euros-eliminar-amianto-colegios_929785.html
-Asistimos actualmente en España a una efervescencia de acciones e inquietudes motivadas por la presencia de amianto en nuestros centros docentes. Así lo he estado comentando hoy mismo por teléfono, con nuestro buen amigo Paco Puche, miembro fundador de la asociación «Málaga amianto cero».
Al ser los niños y jóvenes adolescentes más sensibles al riesgo, por el dilatado tiempo de latencia del mesotelioma, esas inquietudes están sobradamente justificadas. Véase, al respecto, el contenido de mi artículo «Amianto e infancia», publicado también en «Rebelión»: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=196895
-Lo recuerdo, lo recuerdo. Esta vez he hecho vez he hecho bien mis deberes. Seguimos en la próxima con el libro. ¿Le parece?
-De acuerdo, cuando quiera.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.