Francisco Báez, ex trabajador de Uralita en Sevilla, inició en los años 70 del pasado siglo la lucha contra este industria de la muerte desde las filas del sindicato de CCOO. Ha dedicado más de 40 años a la investigación sobre el amianto. Paco Puche, otro luchador imprescindible, reseñó su obra (escrito editado en las […]
Francisco Báez, ex trabajador de Uralita en Sevilla, inició en los años 70 del pasado siglo la lucha contra este industria de la muerte desde las filas del sindicato de CCOO. Ha dedicado más de 40 años a la investigación sobre el amianto. Paco Puche, otro luchador imprescindible, reseñó su obra (escrito editado en las páginas de Rebelión.org)
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-Hace ya bastantes días que no hablamos. Son muchas las informaciones (es usted mi fuente básica) y las preguntas pendientes. No me atrevo a comentarle todas mis dudas. Una selección. La primera entrada: «Un corto, pero substancioso videoreportaje: https://www.youtube.com/watch?v=I5_uFNAk68Q«. ¿Dónde reside el interés de este videoreportaje?
-Cualquier descripción que ahora yo aquí haga, del contenido del videoreportaje, no le va a suministrar al lector un reflejo equiparable a la vivencia de visionarlo y oírlo, haciendo uso del correspondiente enlace de acceso. Yo recomiendo vivamente que esa sea la opción adoptada por él.
De todas formas, diré que los intervinientes conversan sobre la calamitosa situación de desamparo efectivo, en la que se encuentran las víctimas españolas del amianto, en general, y muy especialmente las de la zona de Cartagena (Murcia). Es algo intolerable, que debe llenarnos de indignación, mereciendo nuestra más enérgica repulsa. Yo invito a todos, desde aquí, a hacer, de algún modo, manifiesta y pública denuncia.
Los intervinientes son el doctor Carlos Piñeiro, experto en patologías asbesto-relacionadas, e incansable luchador en favor de las víctimas, los pacientes y sus familiares, y Ricardo Torregrosa, presidente de APENA, la asociación de los afectados de la región murciana, incluyendo a Cartagena, punto industrial con una intensa vinculación al uso del asbesto, en el pasado.
-Me llega esta noticia, de usted por supuesto: http://www.elconfidencial.com/espana/andalucia/2016-02-28/exigen-a-la-junta-retirar-el-amianto-en-200-colegios-e-institutos-de-andalucia_1159931/ ¿La situación es tan grave? ¿Tantas escuelas e institutos en Andalucía no desamiantados? ¿Y en el resto de España?
Esta es complementaria: http://andaluciainformacion.es/campo-de-gibraltar/575699/cooperacion-alternativa-y-agaden-denuncian-la-presencia-de-amianto-en-la-red-de-agua-de-los-barrios/
-Esta cuestión está actualmente en plena efervescencia, y prueba de ello es que con posterioridad a los antedichos registros en Internet, se hayan producido ya estos otros:
La cuestión del amianto instalado, su obsolescencia y finalización de su vida útil, es un formidable problema de salud pública, que siempre ha estado ahí, más o menos latente y amenazante; lo novedoso, afortunadamente, es la creciente concienciación de la sociedad española hacia la real entidad y gravedad del problema, gracias a los esfuerzos de todos aquellos que tienen algo que decir al respecto: ecologistas, sindicalistas, asociaciones de víctimas del amianto, expertos, periodistas sensibilizados con el asunto, etc., etc.
-Serratosa deja Uralita tras el desembarco de KKR y sus …
www.elconfidencial.com ¿Qué sabe usted de estos movimientos empresariales? ¿Quién es Serratosa por cierto? La referencia completa: http://www.elconfidencial.com/mercados/inversion/2015-05-21/serratosa-deja-uralita-tras-el-control-de-kkr-y-sus-acciones-se-hunden-un-3_852241/
-La familia Serratosa fue la adquirente del paquete accionarial mayoritario, del capital del Grupo Uralita, que estaba en poder de la familia March. Los cambios actuales en la dirección, coinciden aproximadamente en el tiempo, con el trueque en la denominación del grupo empresarial, ahora rebautizado como «Coemac», en una maniobra similar a lo sucedido, en su día, con Eternit, transmutada en Etex, en un intento de «lavado de cara», frente al constante recuerdo que supone el continuo goteo de demandas judiciales, por daños causados por el amianto.
Existe, además, suspicacia, por el hecho de que existen precedentes de otras compañías aquejadas por el mismo tipo de problema, y que han procedido a una parcelación y vaciamiento, para derivar las responsabilidades pecuniarias, hacia una determinada filial, predestinada a declararse en bancarrota, para soslayar así los pagos de tales indemnizaciones, al propio tiempo que el resto del grupo empresarial, sometido a esa filigrana de ingeniería financiera, proseguía, impertérrito e inmaculado, su floreciente negocio, libre ya de esas incómodas gabelas.
-La Inspección de Trabajo de Zaragoza, de nuevo es usted mi fuente, ha emitido un segundo requerimiento a la empresa por el que deberá informar a todos los trabajadores que estuvieron expuestos al amianto entre 1982 y 1986. ¿De qué empresa se habla? ¿No está mal el dictamen de la Inspección?
-Se trataba de un segundo requerimiento, por parte de la Inspección de Trabajo, a la empresa automovilística «General Motors», factoría de Zaragoza, para que informase de los trabajadores que hubieran estado «en contacto» con el amianto, y efectivamente, en nuestra opinión, ese requerimiento está mal formulado, por cuanto, por lo que respecta al riesgo de llegar a padecer un mesotelioma, el mismo corresponde a todos los puestos de trabajo de la factoría, habida cuenta de que los estudios epidemiológicos evidencian tasas de dicho tipo de cáncer, en personas sin exposición laboral reconocible, tasas que son netamente superiores a la de la zona geográfica o país considerado en cada caso, en residentes del entorno de las fábricas, a distancias expresables en kilómetros completos, en concordancia con la dirección de vientos predominantes, mediando concentraciones en atmósfera, que en cualquier caso son netamente inferiores a las registrables dentro del perímetro de la factoría, y, por consiguiente, respecto de cualquiera de sus puestos de trabajo, y afectando además, a veces, incluso a los animales domésticos de ese entorno, a los que no se les puede atribuir ninguna clase de exposición laboral inesperada.
Por tanto, el listado a requerir, debe ser el de la plantilla completa, durante todo el intervalo temporal, desde el inicio de la instalación, hasta la fecha del cese efectivo del uso del asbesto en el centro de trabajo. A esos efectos, y, repito, por lo que respecta al mesotelioma, «en contacto» con el amianto, lo han estado todos, desde el director para abajo.
-Esta información nos sitúa en otro tema: «Archivan la causa por exposición al amianto en una azucarera de Toro www.lavanguardia.com Los ex trabajadores de la azucarera de Toro que hace cinco años iniciaron acciones judiciales por la exposición al amianto en la factoría han decidido no continuar las…» Como es sabido, es usted quien comenta la información, «las azucareras son uno de los sectores «clásicos» en la presencia de amianto en sus instalaciones, con la consiguiente secuela de aparición de patologías asbesto-relacionadas, singularmente el mesotelioma, en razón de que, para que éste surja, bastan dosis comparativamente menores». ¿Por qué cree que los trabajadores de Toro han tomado esa decisión?.
-Esta historia, tiene un nuevo colofón, posterior al cierre de la información que en su momento facilité, y preferible, a mi modo de ver. Hay un grupo de ex trabajadores, que finalmente ha decidido seguir adelante en la liza judicial, planteando, finalmente, recurso de alzada.
-Muy bien, muy bien. No sabía nada.
-Habrá que seguir atentos al desarrollo del litigio, en su nueva andadura, aunque en el camino se hayan producido los desistimientos de aquellos que han optado por tirar la toalla, lo cual debe ser merecedor de nuestro estricto respeto a su decisión, habida cuenta de las dificultades de toda índole que se cruzan en la senda de quienes, como ellos, en un momento dado osaron desafiar al statu quo, formulando su demanda contra una empresa perteneciente a un sector industrial -el de las azucareras-, que en los más diversos países cuenta con evidencias de que el amianto ha sido profusamente utilizado en sus respectivas instalaciones industriales, con consecuente afectación de quienes en su momento en ellas trabajaron, pero que aquí, una vez más, es algo que se cuestiona, en detrimento de los derechos de quienes padecen, o que padecieron, porque de ellas algunos ya murieron, las patologías derivadas de esa presencia, de la que su propia peripecia mórbida es el más palmario testimonio.
-Un comentario es de Rober Amado, el autor de los Peregrinos del amianto: «GRANDE PACO!!! … Casi me da algo con lo que me reído con este artículo. ¡Qué pena que los grandes medios hagan caso omiso a vuestro trabajo, porque este artículo merecía estar en las páginas de El País, por ejemplo». ¿Qué artículo suyo le ha hecho tanta gracia al compañero Amado? ¿Es su «Ha sido bórico»?
-Efectivamente, así es. Se trata de una recopilación de las pifias gramaticales, aritméticas, geométricas, lógicas, factuales, etc., contenidas en las sentencias españolas sobre amianto, y que está lejos de ser exhaustiva. Por citar sólo un ejemplo no mencionado en el citado artículo, digamos que el término crisoluelo es mencionado en cuatro resoluciones judiciales de nuestro país, relativas al asbesto (STSJ AS 2921/2015, STSJ AS 3249/2013 -en donde también tendremos la expresión «Dragos y Construcciones, S.A.»-, STSJ AS 1462/2004, y STSJ AS 1461/2013, si bien es cierto, que por lo que respecta al crisoluelo de marras, todas lo mencionan, haciendo traslación desde una misma fuente: «el 01.09.73 se elaboran por la Comisión de Seguridad en la Industria Siderometalúrgica unas prescripciones para las prendas de protección individuales especificando que el amianto debe tener un contenido en crisoluelo igual o superior al 80%»…
Vaticino, y no temo equivocarme, que en cualquier caso hay materia suficiente como para poder elaborar otro artículo similar, sobre lo mismo, sin incurrir en duplicidades de contenido. Marca España, vamos.
-El «fantasma», escribe usted, del supuesto efecto protector de la leche aflora una vez más. ¿Qué fantasma es ese? ¿Por qué aflora otra vez?
-Hablo de «fantasma», porque llevo topándome con él, pese a su manifiesta irrealidad, desde mis tiempos de acción sindical contra el amianto, allá por la década de los setenta del pasado siglo. Algunos de mis compañeros de esa brega, eran inicialmente partícipes de ese embaucamiento, reivindicando ante la empresa el derecho a que ésta les facilitase un suplemento diario de leche… hasta que pudimos sacarles de su craso error. Me subleva, obviamente, seguir viéndolo aflorar en las sentencias judiciales del presente.
-«El Parlamento Vasco ha instado hoy al Gobierno central a que elabore un proyecto de ley para crear un fondo de compensación para los afectados por los daños derivados del amianto». ¿Qué sabe usted de esta información?
-En su momento, la resolución de ese parlamento autonómico, relativa a dicho fondo, se hizo sin el acompañamiento de una dotación presupuestaria, a nivel autonómico, necesaria para que todo no se quedara en meras buenas intenciones. Ahora, en estos convulsos momentos políticos, en los que a la ya endémica penuria económica se une la propia inestabilidad institucional, se acuerdan de ese «pequeño detalle» antes omitido, y hacen ese planteamiento, que a mi modo de ver tiene la ventaja de su generalidad para con todo el ámbito estatal español, pero para el que, siendo realista, no le auguro pronta y favorable receptividad.
-Es Paco Puche quien tiene ahora la palabra: «En este trabajo aparecido hoy en Rebelión aventuro la siguiente hipótesis http://www.rebelion.org/docs/209815.pdf Los trabajos recientes de Wylie y al. (2015) muestran que los procesos erosivos sobre las rocas naturales podrían producir una dispersión del orden de 400.000 tn/año de polvo de amianto. Eso causaría un número aproximado de 3.000 mesoteliomas/año en todo el mundo (Método Tossavainen). Si el número de mesoteliomas de fondo existente es de unos 7.000/año, la mitad tendrían como causa segura el amianto disperso de forma natural del polvo de las rocas asbestósicas por agentes naturales. Es una cierta explicación concordante con el trabajo de Barber y otros». ¿Nos ayuda a entender la reflexión?
-Bueno, él no lo aclara expresamente, supongo que porque le parece obvio el razonamiento; yo lo encuentro un poquito tortuoso de entender. Mi conjetura, que creo que es acertada, vendría a ser una argumentación de esta guisa: como quiera que se evidencia una correlación entre consumo de amianto y fibrosis idiopática (que, en una cierta proporción corresponde a casos en los no se pudo establecer una clara vinculación con exposición al asbesto), y por otra parte, se advierte que determinados terrenos son origen de una apreciable liberación de fibras de amianto a la atmósfera, tal circunstancia podría estar en el origen, en la etiología, tanto de esos casos de fibrosis idiopática, como de aquellos de mesotelioma, para los que una exposición, laboral o no ocupacional, tampoco pudo ser evidenciada, y que suelen representar, aproximadamente, el 20% del total de casos de la citada neoplasia maligna, habitualmente asociada a la mencionada exposición.
-De nuevo tomo pie en usted. «Supongo en tu poder, el correo que hoy mismo he difundido, sobre un estudio de publicación reciente, en el que se evidencia que, como causa de mortalidad, entre todas las patologías asbesto-relacionadas, el cáncer pulmonar se lleva la parte del león, el mesotelioma (pleural o peritoneal) asume un nivel intermedio, y finalmente, la asbestosis sólo se alza con la surrapa: 65’28%, el cáncer pulmonar, 23’6%, el mesotelioma, y el 11’12%, la asbestosis. De cada 10 fallecidos a causa del asbesto, sólo 1 fallece de asbestosis. Así que se puede decir: «Compadre, todo esto de la guía está muy bien, pero es como si, en relación con el riesgo de las armas de fuego, nos ocupásemos solícita y exclusivamente de las lesiones originadas por el retroceso de la culata durante el disparo, y al propio tiempo, nos olvidásemos completamente de las heridas, frecuentemente mortales, causadas por las balas de esos mismos disparos». Sorprende que se reconozca que en la confección de la guía no se ha tomado en consideración la opinión de la población concernida, como si eso fuera una virtud de la que presumir». ¿A qué estudio hace usted referencia? ¿Qué infiere usted de estos porcentajes?
-Se trata de la guía «GATI NEUMO», que en Colombia es utilizada para determinar el contenido de los reconocimientos ocupacionales y post-ocupacionales de quienes han estado o están laboralmente expuestos al asbesto. Esa guía está diseñada para detectar, exclusivamente, a la asbestosis, con olvido manifiesto de todas las otras patologías asbesto-relacionadas, que consisten en neoplasias malignas -principalmente, cáncer pulmonar, y mesotelioma-, y que como queda evidenciado por los referidos porcentajes de mortalidad, constituyen la principal causa de muerte, atribuible a dicha etiología, esto es, determinada por esa exposición laboral. De ahí, la metáfora bélica que yo he utilizado para caracterizar todo eso.
-Una de sus más que interesantes reflexiones epistemológicas: «Sobre las «anteojeras» del conocimiento experto, en el abordaje de las patologías ocupacionales, en general, y de las del amianto, en particular, te puedo recomendar los diversos artículos publicados por mi amigo el doctor Alfredo Menéndez Navarro, y cuyos respectivos enlaces de acceso al texto completo de los mismos, si te interesa, te puedo facilitar». ¿Qué anteojeras son esas del conocimiento experto? Seguramente ya hemos hablado alguna vez, pero permítame que insista.
-Son varias, pero la principal consiste en atribuir la afectación por enfermedad laboral, a la propia constitución genética del afectado, como si ese fuese el factor decisivo o exclusivo; eso hay que referirlo, no sólo al amianto, sino también a los más diversos contaminantes industriales. También tendríamos, igualmente, a considerar a esas patologías como si fuesen entes autónomos, desligadas de las específicas condiciones individuales de cada afectado; no hay enfermedades, sino enfermos, cada uno con sus propias peculiaridades. Etc., etc.
-La última: ¿vio el Salvados dedicado al amianto de principios de marzo? ¿Qué la pareció? ¿Nudos positivos, nudos críticos?
-En el páramo español del tratamiento mediático de la problemática del amianto, todo «oasis» ha de ser bien venido, siendo siempre de agradecer.
La limitación del tiempo disponible para la emisión del programa, ha influido indudablemente en su contenido, determinando que algunas facetas del tema hayan tenido que quedar marginadas. Eso ha tenido, como consecuencia presumiblemente indeseada, que el público televidente haya podido sacar la impresión de que el amianto es una cuestión del pasado, con secuelas actuales que afectan exclusiva o predominantemente a los trabajadores que en años anteriores estuvieron expuestos.
Sin negar que en parte eso sea así, no obstante, lo cierto es que el amianto sigue siendo un formidable problema de salud pública, por cuatro motivos, por lo menos: porque sus consecuencias siguen aflorando en nuestros días (por el dilatado tiempo de latencia de esas patologías asbesto-relacionadas), porque no es mundial su prohibición, y eso supone que eventualmente puedan «colarse» productos con amianto, allí donde, como en España, sí está prohibido, y porque allí donde no lo está, como es lógico, sigue generando enfermedad y muerte. Porque el amianto sigue profusamente instalado en nuestros barcos y en nuestros medios urbano y rural, y porque, finalmente, sus víctimas están muy lejos de haber conseguido un reconocimiento social y un ágil resarcimiento económico de los padecimientos sufridos, frecuentemente con resultado de muerte.
Evidentemente hay materia suficiente como para otros muchos más reportajes televisivos, que den adecuado relieve a todas aquellas facetas que en el ahora comentado hayan podido quedar un tanto desdibujadas, y entre las cuales cabe incluir también la omisión del papel jugado por la acción sindical, y por sus protagonistas, en toda la lucha contra el asbesto.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.