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El aplauso

Fuentes: Rebelión

7 de Febrero de 2012, primer pleno ordinario de la décima legislatura. Palabras en el hemiciclo de Jesús Posada, presidente del Congreso de Diputados: «Manuel Fraga jugó un destacado papel en la transición de España a la democracia, contribuyendo de forma decisiva a la concordia y la reconciliación entre los españoles… Un deber de gratitud […]

7 de Febrero de 2012, primer pleno ordinario de la décima legislatura. Palabras en el hemiciclo de Jesús Posada, presidente del Congreso de Diputados: «Manuel Fraga jugó un destacado papel en la transición de España a la democracia, contribuyendo de forma decisiva a la concordia y la reconciliación entre los españoles… Un deber de gratitud nos obliga a mostrar nuestro reconocimiento a cuantos hicieron posible el marco de convivencia democrática del que hoy disfrutamos… En todas y cada una de sus múltiples facetas actuó con lealtad y sentido democrático. Todos los que integramos esta Cámara debemos sentirnos orgullosos de la tarea realizada por quienes hicieron posible la restauración y la consolidación de la democracia en España, pues hemos recibido el fruto de sus esfuerzos».

¡Con lealtad y sentido democrático en todas y cada una de sus múltiples facetas! Ni una palabra sobre el pasado franquista del presidente fundador del PP, sobre los asesinatos de Vitoria, sobre Montejurra, sobre sus posiciones de derecha extrema incendiaria durante los años de la transición-transacción, sobre su lema «la calle es mía». El largo etcétera es conocido, no es necesario repetir más.

IU, ICV, CHA, Amaiur, PNV, ERC y BNG abandonaron sus escaños antes de que fuera leída la declaración institucional. Podían haber hecho algo más, algo menos institucional, al menos previsible, pero ya está bien. Sosiego en la casa de los críticos. El PP, CiU, UPyD, Coalición Canaria y el grueso del PSOE, salvo los diputados Valenciano y Guerra según la información periodística [2], aplaudieron el texto -que según Público conocían desde hacia una semana sin plantear objeción alguna- leído por la tercera autoridad del Estado.

Parecen no tener límites. Las dimensiones de esta nueva infamia político-cultural e histórica son inconmensurables, sólo medibles con la escala estafa-infamia-años-luz. ¿Cómo pueden sentirse los ciudadanos -y sus familiares, compañeros y amigos- que fueron insultados por activa y pasiva, una y mil veces, por aquel ministro franquista de Información y Turismo que se inventó aquel lema de los «25 años de paz» poco después del asesinato de Grimau? ¿Concordia y reconciliación entre españoles abonada por aquel que nunca renunció de su etapa franquista, el mismo que llamó caballerete a Julián Grimau, el que amenazó con saña y sin piedad a los padres de Enrique Ruano?

Vale la pena insistir. ¿Cuál fue el mejor legado del triunfo del neoliberalismo despiadado y antiobrero en Inglaterra? La política de Anthony Blair según mis Thatcher. ¿Cuál ha sido uno de los grandes triunfos -abyecto hasta donde puedan llegar nuestra razonable rabia, nuestro lenguaje no sumiso y nuestros sentimientos no sometidos- del «atado y bien atado» del general golpista? El aplauso del 7 febrero de 2012 en el Congreso de Diputados español del PP, del (grueso del) PSOE y de CiU, al alimón, es un firme candidato.

Tal como son, sin caretas esta vez. ¿Dónde quieren ir? ¿Dónde pretende llevarnos? ¿Hasta el vómito democrático?

Jesús Posada tuvo razón en una de sus afirmaciones: todos hemos recibido el fruto de los (exitosos) esfuerzos del ex ministro franquista Manuel Fraga.

Notas:

[1] Miguel Ángel Marfull, «La izquierda y el PNV plantan el homenaje a Fraga en el Congreso». Público, 8 de febrero de 2012, p. 10.

[2] Ibidem.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.