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Fermín Alegre ha expuesto sus pinturas desde 1974 en ciudades del País Valenciano, el Estado español y Francia

«El arte es… joderte de frío»

Fuentes: Rebelión [Imagen: "El silencio de los corderos", de Fermín Alegre]

La exposición de óleos ¡50 años! Con el pincel puesto y el recital de poesía Zarandajas representan una parte de la obra del artista Fermín R. Alegre; una de las muestras tuvo lugar, el pasado 7 de mayo, en el Centro Polivalente Instituto Vejo del municipio de Villar del Arzobispo (Valencia).

Además de las exposiciones individuales –como Coronavirus (2020) y Óleos de la pandemia (2021), en el Ateneo Libertario Al Margen de Valencia-, ha participado en muestras colectivas como Arte-Son de arte contemporáneo,en el Museo de Benicarló (Castellón) y en Mombeltrán (Ávila), las dos celebradas en 2021.

Hace más de cuatro décadas que Fermín Alegre presenta sus trabajos en diferentes exposiciones en el País Valenciano, Cuenca, Teruel o Ciudad Real, pero también en Francia.

En la contraportada del cuaderno Fermín R. Alegre 50 años con el pincel puesto (Ed. Ayuntamiento de Villar del Arzobispo, 2023), explica los principios que rigen su pintura (Camino de Ítaca): “¿Sabéis cuando la magia se convierte en arte? Cuando el sistema decide qué obra encumbra a la gloria en un museo o relega al olvido en un desván”.

Asimismo, “pagué un precio cuando dejé de vender pintura amable y aposté por esta pintura de trinchera (…), desde ella lanzo bombas de colores con la espoleta retardada para que penetren lento en vuestros ojos y os exploten en la mente”.

Este criterio se concreta en cuadros como (el del pintor barroco español) Velázquez con piercing; o El caballero de la mano en el móvil, parodia del retrato que pintó El Greco del marqués Juan de Silva y  Ribera en 1580; La sangre azul disfrutando de la fiesta nacional, con la familia real encabezada por Juan Carlos de Borbón, que presencia el final de una corrida con el toro ya sanguinolento.

Pero también su pincel ha creado, según los citados principios, El nuevo renacimiento (“Técnica mixta: Tinta sanguina y mantis religiosa sobre papel ingres”); Google es la polla (“Queridas y queridos, a Google se la chupamos tod@s”); y el retrato de Clara tras el abanico (“la abaniquera salió de las manos del mago Tarín, el carpintero anarcosurrealista”).

El tono mordaz puede observarse en el cuadro de su hijo (ya octogenario), al que Fermín Alegre puede retratar gracias a la aplicación de un móvilMiguel Alegre en mayo de 2070, momentos antes de arrancarse el chip de la frente e iniciar así la famosa revuelta de “los sin chips”.

En ocasiones las pinturas se presentan en forma de serie de cuadros, y en secuencia temporal; es el caso de Carlo Giulianiel guerrero Genovés; primero encapuchado, después con una bombona entre las manos y –finalmente- muerto en el pavimento, teñido de sangre. El activista Carlo Gulliani fue asesinado por la policía italiana, cuando tenía 21 años, durante una manifestación del movimiento antiglobalización en Génova, en el verano de 2001.

Un formato similar es que adopta La línea de la sangre; así, el pintor recrea –entre otras- una fotografía del reportero gráfico Valenciano, Agustí Centelles, sobre el bombardeo fascista (italiano) de Lleida, en noviembre de 1937; la cámara Leica del fotógrafo captó el dolor de una mujer, ataviada de negro, junto a una víctima de los ataques (250 fallecidos, incluidos cerca de 50 menores que se hallaban en las aulas); 70 años después, el pincel de F. Reyes Alegre se hizo eco de la escabechina.

«Prometeo encadenado», de Fermín Alegre

En cuanto a la serie Voyeurs, está formada por una decena de cuadros en forma de cajas, “y concebidos para ser observados tanto por el exterior como por el interior, al que se accede a través de una mirilla o de un agujero; algunos de ellos están dotados de movimiento”, explica el autor; el cuaderno con información de la obra incluye los ejemplos de una gran boca humana (y su interior); el primer plano de un ojo y una calavera con antifaz.

Apple-Ristía es la mano nervuda de un religioso que introduce la hostia sagrada (el distintivo de la multinacional, la manzana), en la boca de una anciana feligresa en posición orante.

Macally, el ratón asesino está entre los “Cuadros lámpara” de Fermín Alegre; también el óleo sobre lienzo Mariposa huyendo de un capullo, en el que el insecto revolotea sobre un pene erecto; y a estos se agrega La berrea: seis escarabajos que merodean por el entorno de una vagina.

Los óleos, adaptaciones de fotomontajes, cuadros, tablas y retratos no son piezas fragmentarias y aisladas; tal vez cobren sentido en el Manifiesto del autor, redactado en la época de la cibernética y la Inteligencia Artificial (IA): “Tantos siglos aquí, dándole honestamente a la brocha y no van a venir ahora unos niñatos de Silicon Valley a darnos un puntapié (…)”.

Sobre el trasfondo estético de los cuadros, añade el Manifiesto: “Ha de haber algo en toda pintura, al margen de su belleza, que nos remueva las tripas y las neuronas, y si es necesario, también el corazón”. La declaración se inspira en el poema de Gabriel Celaya La poesía es un arma cargada de futuro (Cantos Iberos, 1955), aunque la pistola y las balas se han sustituido por un pincel.

Más de 60 personas migrantes –que se habían embarcado en una patera el 10 de julio en Senegal-  han fallecido frente a las costas de África Occidental, informó Europa Press el 17 de agosto, citando como fuente a la Organización Internacional de las migraciones (OIM); la barca permaneció durante varias semanas a la deriva, en el Océano Atlántico, con un centenar de personas.

Esta realidad cotidiana es el motivo del óleo Repintando a Sorolla; a partir de un fotomontaje basado en el cuadro Chicos en la playa (1909), del pintor impresionista valenciano, Fermín R. Alegre aborda la tragedia de las muertes en el Mar Mediterráneo; así, junto a la los niños que se bañan desnudos en la playa, aparecen los restos (mortales) de tres personas migrantes en la orilla.

Tampoco excluye, en algunos trabajos, el regocijo de sí mismo; esta intención puede observarse en La sirena, el sireno (autorretrato del artista nadando), 130 atunes y el pez de colores que nada contracorriente.

“Ya no les bailo el agua a marchantes ni a marchantas. Ni llamo a la puerta de los capos y capas que gestionan la CULTURA. Soy más pobre por fuera, pero más rico por dentro”, afirma; y cuando le preguntan en qué consiste el arte, en Camino de Ítaca responde: “El arte es… joderte de frío”.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.