El gobierno catalán de los mejores privatizadores, el mismo que sigue erosionando día tras día las conquistas sociales, que han costado décadas alcanzar, con falacias falsarias de todo tipo y condición, ha aumentado dos horas (una de ellas lectiva) la jornada de los enseñantes de primaria y secundaria, ha incrementado la ratio de los cursos […]
El gobierno catalán de los mejores privatizadores, el mismo que sigue erosionando día tras día las conquistas sociales, que han costado décadas alcanzar, con falacias falsarias de todo tipo y condición, ha aumentado dos horas (una de ellas lectiva) la jornada de los enseñantes de primaria y secundaria, ha incrementado la ratio de los cursos de ESO, bachiller y ciclos (seguramente también los de primaria e incluso las escuelas para niños de meses a 3 años), ha hecho abonar unos 350 euros de media (un nuevo impuesto a los más desfavorecidos) a los estudiantes y familias de ciclos formativos de grado superior y ha despedido (no ha vuelto a contratar) unos 3.000 trabajadoras de la enseñanza, entre sustitutos e interinos. Hay más medidas desde luego. No habla por ejemplo de la reducción de salarios de los enseñantes, administrativos y conserjes. Y esto sólo en 2012. Habría que sumar lo impuesto en cursos anteriores.
Pues bien, el president de Eurovegas y de Barcelona World inauguró el pasado 12 de septiembre el curso lectivo en la Universidad Rovira i Virgili, la URV, en Tarragona.
Fue recibido como merecía ser recibido. Los estudiantes se concentraron en las inmediaciones del auditorio de la URV para protestar -con multitud de razones atendibles- por los recortes que el gobierno privatizador catalán está llevando a cabo en la enseñanza superior (y en la secundaria y primaria).
El president neoliberal, subido en la oleada independentista, abordó el tema de las tasas universitarias [1] y aseguró que su gobierno «está trabajando en un sistema de educación superior más sostenible». ¡Temblad, malditos, temblad! Uno de sus argumentos nucleares: «no tiene sentido que para muchas familias las universidades acaben costando menos que los bachilleratos».
¿Muchas familias? ¿De qué familias estaba hablando el promotor de Barcelona World? Es obvio a quien se está refiriendo el president neoliberal: a familias como la suya, no a las familias que llevan sus hijos a institutos y escuelas públicas, o incluso a la concertada. Él estudió en Aula, una escuela privada sin conciertos, y sus hijos, claro está, estudiaron también en la misma escuela de la élite barcelonesa. No puedo afirmarlo con exactitud pero no es imposible que el coste anual de un estudiante de bachillerato supere los 8.000 euros (y me quedo corto probablemente).
Parece pues inferirse que las tasas universitarias van a ser modificadas por el gobierno catalán (no forzosamente por «Madrid») y no precisamente a la baja. Para saber de qué estamos hablando es bueno recordar que una familia trabajadora media, sin grandes salarios, debe pagar actualmente por un curso universitario (el incremento este curso ha sido, por término medio, del 70% aproximadamente) entre 2.5000 y 3.000 euros. ¿Qué significan esas cantidades para una familia trabajadora media con dos hijos en edad universitaria (en mi familia tengo varios ejemplos)? Unos 5.500 euros anuales, unos 480 euros al mes. No hablo de los masters ni de otro tipo de estudios complementarios.
Si esto no es ya, no hablo de las futuras subidas, una barrera social, ¿qué es entonces una barrera social? ¿En qué están convirtiendo la enseñanza superior? En un espacio reservado para las clases dominantes, que siguen viviendo en el mejor-peor y más injusto de los mundos posibles, y para sectores de las clases medias con posibilidades. Es decir, en la cara opuesta de la Universidad democrática, de calidad y popular, al alcance de todos la ciudadanía, por la que tanto lucharon y se sacrificaron personas como Manuel Sacristán, Giulia Adinolfi, Neus Porta, Francisco Fernández Buey, Pilar Fibla, Maria Rosa Borràs y miles y miles de ciudadanos y ciudadanas antifranquistas, comunistas democráticos en su mayor parte.
¿Dónde está la sensibilidad social de un gobernante privatizador de estas características? En la cuneta de lo inútil. ¿Qué tipo de justicia imperará en el país que dicen que desean construir? La justicia 0.0.
Nota:
[1] El País, 13 de septiembre de 2012, p. 3 (edición Catalunya).
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