Diversos estudios recientemente publicados demuestran que la vegetación de los ecosistemas de alta montaña del continente europeo ya ha empezado a cambiar a consecuencia del incremento en la temperatura media del continente acaecido durante las últimas décadas Los ecosistemas de alta montaña de todas las grandes cordilleras del mundo poseen unas características muy especiales. En […]
Diversos estudios recientemente publicados demuestran que la vegetación de los ecosistemas de alta montaña del continente europeo ya ha empezado a cambiar a consecuencia del incremento en la temperatura media del continente acaecido durante las últimas décadas
Los ecosistemas de alta montaña de todas las grandes cordilleras del mundo poseen unas características muy especiales. En primer lugar, se desarrollan en zonas cuyas condiciones climáticas son muy diferentes a las de las zonas de aledañas, principalmente, mayores precipitaciones (en su mayor parte en forma de nieve), mayor radiación solar, mayores oscilaciones térmicas entre el día y la noche, y vientos más fuertes. La alta montaña constituye un medio enormemente hostil para el desarrollo de la vida donde el suelo fértil brilla por su ausencia y sólo algunas especies de plantas y animales enormemente adaptados a estas condiciones son capaces de vivir. La mayor parte de estas especies poblaron áreas mucho más amplias durante el último periodo glaciar y fueron replegándose paulatinamente hacia las montañas según aumentaba la temperatura del planeta. Por ello, muchos autores se refieren a las zonas de alta montaña como «islas biológicas», y es por ello también que los ecosistemas de lata montaña pueden ser de los más afectados por el calentamiento global. A diferencia de las especies de zonas llanas y amplias, Ante un aumento notable de las temperaturas, las especies de plantas y animales que pueblan las montañas no tendrían virtualmente, donde ir, donde «seguir subiendo», lo que podría causar la extinción de buena parte de las mismas.
El efecto del calentamiento global acaecido durante las últimas décadas en los ecosistemas de montaña europeos ha empezado a ser recientemente analizado. Hace unos años, un estudio publicado por científicos catalanes (1) demostró que la composición vegetal de las zonas de alta montaña del Montseny ya había empezado a cambiar. El Montseny es un pequeño macizo montañoso situado al noroeste de Barcelona y que constituye una zona de transición entre los ambientes más cálidos y secos del mediterráneo y los más fríos y húmedos (atlánticos), del norte de España y el oeste de Europa. Según este trabajo, desde 1945, el límite altitudinal de las especies vegetales propias de zonas atlánticas representativas de este sistema montañoso había aumentado varias decenas de metros (70 en el caso del Haya, por ejemplo), mientras que otras habían desaparecido.
Un equipo de científicos austriacos ha publicado la pasada semana los resultados de un estudio llevado a cabo en varias zonas de los Alpes Dolomíticos (Italia) cuyas conclusiones son similares (2). Según este, en tan sólo cinco años, la riqueza de especies ha aumentado mucho más en las zonas más elevadas que en las áreas sub-nivales inmediatamente inferiores, o en las áreas de límite de arbolado, a menor altitud aún. El aumento del número de especies encontrado en las zonas más altas se debe a la aparición de especies características de zonas más bajas (tan sólo en la cumbre más alta han llegado también, especies propias de las zonas más altas). En las zonas de límite de arbolado, aunque no ha aumentado el número de especies, lo ha hecho la abundancia de árboles y arbustos. Por favor, ¿Podría repetir alguien eso de que al calentamiento global le faltan evidencias?.
(1) Peñuelas, J y Boada, M. 2003. A global change-induced biome shift in the Montseny mountains (NE Spain).Global Change Biology, 9(2): 131-140.
(2)Erschbamer, B; Kiebacher, T; Mallaun, M; Unterluggauer, P. 2009. Short-term signals of climate change along an altitudinal gradient in the South Alps. Plant Ecology, 202 (1): 79-89.