La propuesta del Ministerio de Medio Ambiente de cargar el consumo doméstico de agua superior a 60 litros por persona y día ha llevado a asociaciones ecologistas a calificar esta medida como «parcial». Los hogares sólo consumen un 15% del total.
El pasado 30 de octubre, la ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, anunciaba una nueva propuesta ante el Consejo Nacional del Agua: un canon para gravar el consumo doméstico de agua superior a 60 litros por día y por persona.
Además, la ministra planteó establecer diferentes tarifas en función del gasto de agua para favorecer los usos racionales del recurso. El objetivo de estas medidas, que podrían aparecer como modificaciones de la actual Ley de Aguas, es incentivar el consumo eficiente del recurso en un país que atraviesa un acuciado estrés hídrico.
Los últimos datos de los embalses así lo confirman: tras las lluvias otoñales las reservas se encuentran al 50% y, aunque han experimentado una subida del 10% en un mes, no es suficiente para abastecer todos los usos. Según Nino Trillo Figueroa, portavoz de Ecologistas en Acción, «en España más que sequía climática estamos ante una sequía estructural, porque consumimos más agua de la que tenemos». Y esto no sólo tiene que ver con el consumo doméstico, que según datos de Instituto Nacional de Estadística (INE) representa el 15% del total; «la agricultura es la gran consumidora de agua, con un 85% del total del consumo», concluye Trillo. «El canon es una medida parcial», sentencia Gregorio Ballesteros, consultor de la empresa GEA 21, que trabaja en el sector hídrico.
«El agua doméstica forma una parte pequeña del consumo, el problema real está en la agricultura, en este sector se gasta mucho más y de manera totalmente ineficaz. Además, los datos oficiales engañan porque son encuestas en las que se puede mentir, no tenemos una información rigurosa». Las últimas cifras del INE apuntan que las pérdidas de agua por el riego inadecuado en la agricultura intensiva rondan el 20% y, según Ballesteros, «la realidad es otra, se malgasta alrededor del 40%». Por otro lado, las concesiones de agua para esta actividad no se cumplen. Ballesteros cuenta que «desde la Administración se destinan para riego 6.000 metros cúbicos por hectárea, pero en la mayoría de los casos las parcelas utilizan el doble.
Penalizar el uso especulativo
La cifra de 60 litros por habitante y día es la estimada por Naciones Unidas como la dotación necesaria para llevar una existencia digna. Sin embargo, el consumo en el Estado ronda los 149 litros por persona y día, según Ecologistas en Acción (171 litros por persona y día según la ONG Adena). Queda claro, por tanto, que «penalizar a partir de los 60 litros es una barbaridad», afirma Nino Trillo. Por ello, desde Ecologistas en Acción han lanzado una propuesta para que se incluya un artículo en la Ley de Aguas que garantice el abastecimiento urbano ya que «deberá primar siempre la garantía del acceso universal al servicio y la calidad del mismo, por encima de aspectos económicos». «Nosotros consideramos que un consumo razonable está en torno a los 100 litros por persona», afirma Nino. Además, la organización ecologista ha solicitado al Ministerio que penalice con mayor firmeza los usos especulativos del recurso. «Si no fuera así, las personas con más dinero, que tienen un chalet con jardín y piscina, seguirían consumiendo de manera desmesurada, independientemente del canon».
Como afirma Julia Martínez Fernández, portavoz de la fundación Nueva Cultura del Agua, «no se debe tratar de pagar más por el agua y ya está. Debe penalizarse todo consumo urbano del agua que exceda las necesidades básicas, muy especialmente en caso de sequía. Por debajo de dichas necesidades básicas el agua debe tener un precio absolutamente asequible, incluso subvencionado en el caso de familias y personas de pocos recursos, por ejemplo».
Aun así todos los expertos consultados coinciden en que el canon del agua es necesario para concienciar a la población de la importancia del uso racional de este recurso. Julia Martínez, lo tiene claro: «No es la única ni quizás la principal medida pero sí es una medida necesaria». Al cierre de esta edición la propuesta definitiva aun no está sobre la mesa del Consejo Nacional del Agua.