Comunicado nº 17 del Colectivo de militares Anemoi
Con ocasión de la convocatoria realizada por numerosas organizaciones políticas y colectivos sociales a manifestar con contundencia su profunda y legítima indignación ante la actual situación de crisis social aguda, el Colectivo de militares Anemoi quiere manifestar públicamente su adhesión a tan necesario evento.
En estos momentos, ante el escenario de un apretado calendario electoral, se pretende distraer a la ciudadanía con mensajes triunfalistas acerca de una supuesta recuperación económica, que no es en absoluto percibida por las clases populares. Al mismo tiempo, opciones electorales inéditas que levantaron enorme expectación reclamando cambios radicales, van moderando su discurso con el objetivo confeso de acopiar votos para alcanzar un hueco en el reparto del poder en el agotado sistema parlamentario del 78, al tiempo que toda la artillería mediática y propagandística del régimen descarga sus furiosas andanadas contra ellas en un anticipo de las dificultades con las que se enfrentarían en su aproximación a los resortes del BOE .
Es por ello que resulta ahora más importante que nunca la expresión franca y rotunda del hartazgo de todas las víctimas de este sistema depredador, que impida adormecerse a la ciudadanía con la expectativa de una improbable llegada al gobierno y un mucho más improbable acceso efectivo al poder sin el respaldo de un movimiento popular decidido, organizado y fuerte.
Animamos por tanto a la ciudadanía, también a los militares ciudadanos honrados, a tomar las calles de Madrid el próximo 21 de marzo en una reivindicación de pan, trabajo, techo y dignidad para su pueblo y del impago de la deuda odiosa que los poderes financieros han convertido en una losa que niega toda posibilidad de auténtico progreso.
Hacemos un llamamiento a los manifestantes a participar de manera ordenada y pacífica en las marchas y a evitar cualquier gesto de provocación orquestado por intereses espurios, que únicamente serviría para justificar una represión indiscriminada y la criminalización del descontento. Hemos de recordar que la responsabilidad de esta desastrosa situación no reside en la policía, aún cuando existan elementos en su seno con una acusada tendencia al abuso y una excesiva tolerancia de sus responsables ante los excesos.
Al mismo tiempo, hacemos un llamamiento a los miembros de las fuerzas y cuerpos de seguridad para que se aseguren de garantizar el legítimo derecho de los ciudadanos a expresar pacíficamente su descontento, evitando cualesquiera intervenciones que pudieran dificultar el acceso a los poderosos de un nítido mensaje de exigencia de un cambio de rumbo radical, o estigmatizar una genuina expresión de protesta como algaradas y revueltas sin sentido.
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