Palabra de la mayoría, el Consejo Escolar del Estado (el máximo órgano consultivo del Ejecutivo en la materia) aprobó ayer pedirle al Gobierno tres medidas para exorcizar el catecismo en el aula: que saque la Religión del horario lectivo, que denuncie los acuerdos con la Santa Sede y que vigile el quehacer de los profesores […]
Palabra de la mayoría, el Consejo Escolar del Estado (el máximo órgano consultivo del Ejecutivo en la materia) aprobó ayer pedirle al Gobierno tres medidas para exorcizar el catecismo en el aula: que saque la Religión del horario lectivo, que denuncie los acuerdos con la Santa Sede y que vigile el quehacer de los profesores del área. Así se escribe el resultado en nuestro patio escolar: laicos, tres; católicos, cero.
Después de meses de guerrear en el campo de batalla de la enseñanza, la cruzada aconfesional puso ayer su pica más alta que la cruzada de la Iglesia.
Salió la luz al fin en el Consejo y la institución alumbró un veredicto sobre ese vieja enferma llamada enseñanza. Diez reuniones después (desde el 27 de septiembre hasta ayer), decenas de horas de debate más tarde, el órgano se pronunció sobre el libro verde del Ministerio, Una educación de calidad para todos y entre todos.Un total de 150 enmiendas votadas ayer, muchísimas cuestiones dentro y un primer mandamiento a la ministra San Segundo: amarás una escuela laica sobre todas las cosas.
Las gracias se las dio ayer la izquierda escolar al Sindicato de Trabajadores de la Enseñanza, el segundo del sector, promotores de la batería de propuestas antirreligión. Los representantes de la Administración se abstuvieron en todas ellas.
Más ajustada que ninguna otra (empate inicial a 13 votos y desempate posterior por obra de la presidenta del Consejo nombrada por el Gobierno) salió adelante la iniciativa que pide romper los acuerdos entre el Estado español y la Santa Sede, firmados el 3 de enero de 1979.
Ahí va el mandato literal al Ejecutivo, ya imparable. «El acuerdo, en la actualidad, ha dejado de cumplirse, por ser contrario a los derechos ciudadanos contemplados en la Constitución. Su artículo primero señala que ‘la educación que se imparta en los centros docentes públicos será respetuosa con los valores de la ética cristiana’; lo que nos exige plantear su derogación».
Apabullando a los correligionarios del catolicismo, el Consejo dio luz verde también (de forma más holgada) a que la asignatura salga fuera del horario lectivo, y que no sea evaluable ni cuente -tal y como auspiciaba la Ley de Calidad- para entrar en la Universidad.
El recado que incluye el informe que será remitido al Ministerio no se olvida tampoco de los profesores de Religión. La petición al Gobierno, que no se les permita ocupar cargos directivos. Ni ser tutores. Ni formar parte del consejo escolar del centro.»La razón es muy elemental», señalaba ayer Augusto Serrano, portavoz de STEs. «Son docentes elegidos a dedo por los obispos de cada provincia. Y no se les puede equiparar con el resto».
Es verdad que el Consejo Escolar del Estado (80 miembros) agrupa a todas las sensibilidades; que, después de 10 sesiones de trabajo de día entero, las 422 posiciones iniciales se lograron quedar primero en 202 y luego en 84; que se ha hablado en el órgano como hacía tiempo que no se hacía, pero la victoria laica supo ayer a cuerno quemado a parte de la comunidad educativa.
Desde la Federación Española de Religiosos de la Enseñanza y Titulares de Centros Católicos (FERE-CECA), entidad que agrupa a 1.870 colegios con más de un millón de alumnos, se criticó ayer la «marginación efectiva» de la clase de Religión «por intereses políticos e ideológicos». El ala conservadora del Consejo Escolar llegó incluso a plantearse abandonar el Pleno.
En marzo
Digan lo que digan los derrotados, el texto será remitido al Ministerio de Educación la semana que viene. El anteproyecto de ley del Ministerio no se hará público hasta marzo. Con lo que tiempo tiene el Gobierno para digerir el guiso del Consejo Escolar del Estado.
Marta Mata, presidenta de este parlamento no vinculante de nuestra escuela, señalaba ayer que el Ejecutivo debe escuchar no la voz, sino las voces que se oyen dentro del texto. ¿Es éste el adiós definitivo a los crucifijos en el aula? «Hay institutos donde hay ocho familias que piden la clase de Religión. Si aplicásemos la Ley de Calidad del PP supondría que a los demás centenares de chavales que no han pedido este materia se les daría como asignatura obligatoria, evaluable y dentro del horario lectivo. No sé… Esto no se explica de ninguma de las maneras».
Eliminar la ‘reválida’
Religión a un lado, el Consejo Escolar del Estado aprobó ayer otras cuestiones de interés.
A través de una enmienda de CCOO, el Pleno se manifestó contrario a la existencia de un área específica de ‘Educación para la Ciudadanía’, como proponía el documento gubernamental. A su juicio, se deben impartir valores a los estudiantes «de forma transversal en todos los niveles y etapas».
Sobre la atención a la diversidad, se demanda un plan de atención que elabore cada escuela con recursos humanos y materiales y destaca que la incorporación de los inmigrantes al sistema educativo debe realizarse en ambas redes (pública y concertada).
El dictamen se decanta también por eliminar la ‘reválida’ o Prueba General de Bachillerato (PGB) que proponía la LOCE y establecer una única prueba de acceso a la Universidad.
La elección del director deberá recaer de nuevo sobre el consejo escolar de la escuela. La mitad del peso de la decisión descansaría en la espalda de los docentes; la otra mitad, entre padres y estudiantes.
Se pide al Gobierno que baje el número de alumnos y alumnas por aula en todos los niveles educativos.