Preámbulo francés, a modo de introducción. Salim Lamrani -«En Francia, los ricos son cada vez más ricos y los pobres… cada vez más pobres» [1]- ha recordado que, en general, los niños y jóvenes son las primeras víctimas de la pobreza. En Francia, «cada vez más jóvenes adultos y niños sólo conocen la pobreza como […]
Preámbulo francés, a modo de introducción. Salim Lamrani -«En Francia, los ricos son cada vez más ricos y los pobres… cada vez más pobres» [1]- ha recordado que, en general, los niños y jóvenes son las primeras víctimas de la pobreza. En Francia, «cada vez más jóvenes adultos y niños sólo conocen la pobreza como condición de futuro», ha llegado a admitir el gobierno de Hollande. Los datos del país vecino: dos de cada tres nuevos pobres (en torno al 65%) son niños de menos de 18 años; la pobreza de los menores de edad alcanza el 19,6%; 2,7 millones de niños viven debajo del umbral de pobreza; el 21,9% de los ciudadanos entre 18 y 24 años (¡más de un millón de jóvenes!) viven en la indigencia. La situación pinta mucho peor, es aún más dramática, en las denominadas «zonas urbanas sensibles» (ZUS). En éstas, señala Lamrani, el 49% de los niños y el 42,5% de los jóvenes de 18-24 años viven en un hogar pobre.
Veamos que ocurre aquí, en nuestro país de países, con la mitad del PIB de Francia y sin la fuerza revolucionaria de la historia francesa.
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Ivanna Vallespín informaba en junio de 2013 que el Ayuntamiento de Barcelona (en manos de la derecha unionista-convergente, de CiU) había detectado 2.865 escolares con malnutrición. «La presencia de niños malnutridos es una realidad en las escuelas catalanas, que se han convertido en el primer nivel para detectar y asistir a alumnos que llegan al centro sin haber desayunado o que apenas cenan.»
El Ayuntamiento barcelonés envió en diciembre de 2012 una circular a 500 centros públicos y privados concertados (¡qué inmensa estafa social!) para conocer la magnitud del problema. Se detectaron (se habla, pues, sólo de casos detectados) casi 3.000 niños con una alimentación deficiente (el 1,7% de los niños y niñas escolarizados en Barcelona).
Un primer testimonio: Francesc Freixanet, director de la escuela Antaviana (del barrio popular de Les Roquetes) señaló: «En los dos últimos años hemos tenido casos graves, con algún desmayo de un niño. También tuvimos que llamar en dos ocasiones a una ambulancia por malnutrición de otros alumnos».
Un segundo testimonio: Núria Garcia, directora de la escuela Sant Josep Oriol (del barrio de la Trinitat Nova): «A veces, te puede venir un niño con dolor de estómago por la mañana. Si preguntas, a lo mejor descubres que lo último que ha comido es un bocadillo a las siete de la tarde». Freixanet recordaba el caso de un estudiante al que encontró, hacía entonces dos años, revolviendo en la basura en busca de comida.
Las señales que ponen en alerta al profesorado son sabidas: no llevar desayuno a la escuela; ver a un niño picoteando la comida que sobra en el comedor o pidiendo comida a sus compañeros; comprobar que un niño o niña no esté atento, que esté muy cansado o sin fuerzas.
Otros datos transitan por el mismo camino y corroboran lo sabido tras la circular: según un estudio de Unicef de 2012, la pobreza infantil pasó en Cataluña del 18,5% en 2008 (¡nada menos!) al 23,8% en 2010 (la media española estaba en el 26,2%), ¡5,3 puntos más! ¡Un incremento de casi el 30%!
Dos meses después, principios de agosto, el Síndic de greuges catalán (equivalente al defensor del pueblo) alertaba que 50.000 niños sufren privaciones alimentarias en Cataluña [3]. El ICS (los servicios de atención primaria del Instituto Catalán de la Salud ) diagnosticó 750 casos de menores con síntomas de desnutrición. Rafael Ribó, el síndic en cuestión, más que razonablemente, instaba a revisar con urgencia la renta mínima de inserción. Añadió para precisar: «No se puede decir que los niños en Cataluña pasen hambre, pero sí hemos constatado decenas de miles de casos de malnutrición infantil». En su opinión, no existía, no existe aún un problema estructural de desnutrición infantil derivado de la situación económica, pero alertó que «el 4% de los 345.600 niños en riesgo de pobreza en Cataluña sufre carencias alimentarias como la ausencia de carne o pescado de forma regular en su dieta».
El Síndic calificó de «puntuales» los 751 casos de desnutrición vinculados a la pobreza diagnosticados hasta junio de 2013. No se trataba, en principio, de un problema estructural. «Los casos detectados por el ICS no deben hacernos pensar que hay hambre en Cataluña». Empero, recordó que la tasa de riesgo de pobreza infantil se situaba ya alrededor del 28% y que no se podía «pasar por alto las situaciones de malnutrición existentes» entre los menores de 16 años. Además, la ausencia de escolarización obligatoria de los menores de tres años los convertían, según el Síndic, en uno de los colectivos más vulnerables, ya que no se les puede asegurar ni siquiera una comida diaria.
El informe [4] que el síndic hizo llegar al Parlament destacaba también la prevalencia de situaciones de «subnutrición» infantil por la ingesta insuficiente de alimentos en determinados momentos del día o según la época del año. El verano y los períodos vacacionales dificultaban, según la investigación, la posibilidad de garantizar una alimentación adecuada de los niños en situación de malnutrición. El Síndic denunció las desigualdades territoriales y los problemas económicos y de calendario para acceder a los centros de ocio y campamentos de verano. Ribó exigió igualmente que las instituciones públicas garantizasen la apertura de centros durante todo el año, incluidas las épocas de vacaciones, «para asegurar al menos una comida diaria a los niños en riesgo de malnutrición». No tuvo ningún éxito en sus exigencias.
El informe también reveló déficits en la cobertura de las ayudas al comedor escolar, al igual que retrasos en la concesión y el pago de las becas. De los más de 250.000 alumnos de las escuelas catalanas en riesgo de pobreza, sólo 63.659 (poco más del 25%) recibieron ayudas para el comedor este año.
Días después, pocos días después, algunos pediatras negaron la mayor, negaron que hubiera niños desnutridos por la crisis en Catalunya [5]. La Sección de Atención Primaria de la Sociedad Catalana de Pediatría y la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (desconozco su orientación ideológica aunque sea conjeturable) han negado que en Catalunya haya niños desnutridos por motivos económicos. En un comunicado, han puntualizado que los 750 niños desnutridos sufren, en su mayoría, enfermedades crónicas cuyos síntomas son la desnutrición. Esos casos «no están vinculados con la pobreza».
Estos sanitarios infantiles, siempre tan rigurosos, también han destacado la necesidad de diferenciar entre desnutrición y malnutrición: «la desnutrición es un déficit de nutrientes, por falta de ingesta o de absorción, mientras que la malnutrición es una alimentación desequilibrada, por defecto o por exceso». Y han recordado, «oportunamente», muy oportunamente a los oídos de los poderes hegemónicos, que en general el 28% de los niños españoles sufren malnutrición por exceso, por lo que tienen sobrepeso u obesidad. ¿Por lo tanto…?
Eso sí, a pesar de lo dicho, han admitido que cada vez más acuden a las consultas pediátricas familias con «graves» problemas económicos que, lógica y existencialmente, repercuten en la vida cotidiana de sus hijos, personas «que logran ingerir las proteínas necesarias gracias a las ayudas que reciben a través de su familia extensa, las becas comedor y las entidades de reparto de alimentos». Creen finalmente estos colectivos que «los niños en Catalunya, en general, reciben los alimentos que aseguran una dieta equilibrada» (en general, vale la pena remarcar), aunque también han advertido de su preocupación por el futuro más cercano. ¿Por qué? Por el evidente aumento de la pobreza. Han pedido una mejora de las políticas sociales y han avisado de que estarán «alerta» para que el estado de salud de la población infantil y juvenil no se deteriore. ¿Cómo de alertas? No lo han concretado.
La situación ha sido aprovechada por uno de los consellers peor valorados del ejecutivo conservador catalán, el de don Mas y don Mas-Colell. Boi Ruiz, uno de los máximos aspirante a titulo de «Gran Atila» del neoliberalismo catalán, el jefe de la patronal privada ubicado por don Mas como responsable de la sanidad pública, el gran teórico que aseguró que la salud no era un derecho ciudadano, con la seguridad y el tono insoportables que le caracterizan, ha señalado «que no hay niños catalanes desnutridos por culpa de la crisis». De eso nada. Eso sí, como señala la imprescindible Antía Castedo, «el consejero sí admite que hay menores que no comen suficiente carne o pescado» [6].
De esta forma, don Boi ha quitado hierro y sustancia al informe del síndic de greuges (el que cifraba en 750 los niños catalanes desnutridos y en 50.000 los pequeños con problemas de malnutrición).
En una entrevista en la, en ocasiones, excesivamente servicial TV3, don BR señaló que las conclusiones del Síndic se han «exagerado». Negó que existan niños desnutridos debido a la crisis. ¡Cataluña no es Francia, es mucho mejor!
Admitió, sin embargo, que hay niños pequeños con problemas de malnutrición, o porque no comen suficiente carne o pescado o «porque ingieren demasiada comida rápida y productos poco saludables». ¿Y por qué hay niños que no comen suficiente carne o pascado? ¿Por qué ingieren demasiada «comida rápida»? ¿Por qué se alimentan de productos poco saludables? ¿Porque son pobres, indocumentados e incultos y tienen el paladar poco trabajado?
Tomando pie en los aspectos del informe de la Asociación de Pediatría que le era favorable, don Ruiz sostuvo que en Cataluña no hay niños con desnutrición causada por el hambre. No hay que preocuparse de nada, no hay urgencia alguna. Los niños y niñas que presentan síntomas de desnutrición «lo hacen porque sufren alguna enfermedad genética o adquirida que les impide asimilar los nutrientes de forma adecuada». Ya está, ¡a otra cosa mariposa! ¡Las advertencias, las alarmas sociales, incluso de instituciones dirigidas por su partido convergente, al saco de lo inútil y no significativo! ¿Conocen a alguien con tan escasa, por no decir nula, sensibilidad social como este tecnócrata del horror, defensor a ultranza de los intereses de unos cuantos privilegiados?
En contra de toda evidencia, don Boi volvió a defender que su departamento ha reducido las listas de espera (¡y de forma «sustancial», no de cualquier manera), «aunque el tiempo medio de espera de las personas operadas aumentó un 35,7% entre diciembre de 2011 y diciembre de 2012».
¿Y del cierre de centros de atención primaria y de la reordenación de servicios? «No se puede hacer todo en todos los sitios», no seamos utópicos ni idealista. ¡Y a otra cosa doña Rosa!
¿Un individuo de estas características, un política institucional con esta inconmensurable ambición de poder, con encefalograma social plano, dispuesto a todo o a casi todo, debe seguir dirigiendo los destinos de la sanidad pública catalana?
¿Por qué fue elegido en su día por don Artur Mas? ¿Para formar parte de un gobierno que se decía de los mejores? ¿Por qué lo ratificó tras su gran fracaso electoral en las últimas elecciones autonómicas? ¿Por qué sigue en su puesto alguien que se ha atrevido a defender que la salud no es derecho de la ciudadanía? ¿Por qué es responsable de una conselleria esencial alguien tan dado a la pseudogenética de tres al cuarto y al permanente olvido de las circunstancias sociales y económicas?
Por cierto, ¿acudirá con Boi a la cadena independentista del próximo 11S? ¿Llevará alguna bandera que recuerde el golpe militar del 11 de septiembre contra el Chile socialista, contra las conquistas sociales, sanitarias, humanistas, del gobierno presidido por aquel médico admirable llamado Salvador Allende?
Notas:
[1] http://www.rebelion.org/noticia.php?id=172996
[2] http://ccaa.elpais.com/ccaa/2013/06/05/catalunya/1370463373_728987.html
[3] http://ccaa.elpais.com/ccaa/2013/08/23/catalunya/1377250961_091978.html y http://www.publico.es/461396/cerca-de-50-000-ninos-catalanes-tienen-privaciones-alimentarias-y-750-sufren-desnutricion
[5] http://www.lavanguardia.com/54379369318/index.html
[6] http://ccaa.elpais.com/ccaa/2013/08/23/catalunya/1377250961_091978.html
Salvador López Arnal es miembro del Front Cívic Somos Mayoría y del CEMS (Centre d’Estudis sobre els Movimients Socials de la Universitat Pompeu Fabra, director Jordi Mir Garcia)
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