Francisco Báez, ex trabajador de Uralita en Sevilla, inició en los años 70 del pasado siglo la lucha contra este industria de la muerte desde las filas del sindicato de CCOO. Ha dedicado más de 40 años a la investigación sobre el amianto. Paco Puche, otro luchador imprescindible, reseñó su obra (escrito editado en las […]
Francisco Báez, ex trabajador de Uralita en Sevilla, inició en los años 70 del pasado siglo la lucha contra este industria de la muerte desde las filas del sindicato de CCOO. Ha dedicado más de 40 años a la investigación sobre el amianto. Paco Puche, otro luchador imprescindible, reseñó su obra (escrito editado en las páginas de rebelión).
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-Estábamos en el tercer capítulo de su libro. Antes unas preguntas sobre las últimas informaciones que me ha enviado. Leo esta noticia: «Ganar Cartagena exige a Repsol publicar lista de personas afectadas por el amianto. http://agencias.abc.es/agencias/noticia.asp?noticia=1864966 «. ¡Pues no está mal! ¿A qué no? ¿Lo han conseguido? ¿Repsol ha dicho algo?
-Lo ignoro; en esto dependo por completo de lo que se publica. Permítame que, «como premio de consolación», ofrezca el enlace de acceso a la fotografía de un «magnífico» bajante para aguas pluviales, fabricado con amianto-cemento, e instalado en el barcelonés «Pueblo Español»:
https://www.dropbox.com/s/9m2ertvsc6jy66i/tuberia%20amianto-cemento.jpg?dl=0
-Una información que también me llega de usted: http://www.eldiario.es/norte/euskadi/Euskadi-registrara-enfermedades-asociadas-exposicion_0_386361708.html ¿De qué exposición se habla? Añade usted un comentario: «En este reportaje, en el que se aboga por la creación de un fondo de indemnización para las víctimas de la exposición laboral al amianto, encontraremos mencionada a la abogada Nuria Busto, de la asociación de víctimas de Euskadi, ASVIAMIE. No es frecuente encontrar a ningún profesional de la toga, hablando en favor de la implantación de un sistema que, a fin de cuentas, vendría a redundar en perjuicio del número de litigios que precisarían de su intervención profesional. He de aclarar, para quien no lo conozca, que la dedicación de Nuria es totalmente vocacional, habida cuenta de su condición de hija de una de las víctimas del asbesto. Se trata de una circunstancia, en la que ella no es la única que en España incide en la misma. A estas personas, de las que la sociedad española saca utilidad de su personal sufrimiento y compromiso, les debemos todos nuestro agradecimiento, por su labor en favor de las víctimas». ¿Quiere añadir algo más a este reconocimiento?
-La exposición, obviamente, es al amianto, como se expresa en el propio título: «Euskadi registrará unos 1.000 casos al año de enfermedades asociadas a la exposición al amianto».
Respecto al reconocimiento a la labor de Nuria, sólo deseo ratificarme plenamente en él.
-Os traslado esto, es usted quien habla de nuevo, «que me llega desde Colombia, en donde, como podréis apreciar, en el documento se incluyen las siguientes «perlas». Las perlas: 1. Se afirma que no está demostrado que la crocidolita sea cancerígena. 2. Se habla de anfíboles y de crocidolita, como si se tratara de diferentes substancias. 3. Se afirma que el crisolito no produce asbestosis». Esta situación, vuelve a ser usted quien habla, «merece ser denunciada ante la OIT, ante la opinión pública mundial, ante la OMS, y ante el propio gobierno colombiano. ¡Es absolutamente intolerable que se esté mintiendo de forma tan descarada! ¿Nos vamos a quedar cruzados de brazos?» Desde luego que no. ¿Qué hacemos?
-Para que a nadie le quepa ninguna duda al respecto, facilito seguidamente el enlace de acceso a las imágenes de las dos páginas del documento:
https://www.dropbox.com/s/sdp1slvd9y4hl2w/Colombia.pdf?dl=0
Por lo enrevesado del lenguaje utilizado, todavía en el caso de la crocidolita puede caber alguna duda respecto de lo que vaya usted a saber qué han querido decir realmente, pero en el caso del crisolito, crisotilo o amianto blanco, no cabe duda posible: se afirma, con el mayor descaro imaginable, que dicho mineral no produce asbestosis. Yo insto, desde aquí, a no cruzarnos de brazos ante esta muestra de cómo se está engañando miserablemente a los trabajadores que han estado expuestos, y que además lo hacen con abuso, parapetados desde una aparente superioridad intelectual de quienes se arrogan el papel de expertos, por su dedicación profesional.
Opino que ante esto no cabe cruzarse de brazos, ni mirar para otro lado, porque estoy seguro de que un texto así, con una altísima probabilidad, no se trata meramente de un caso aislado, sino que responde a toda una estrategia de desinformación, que al practicarse directamente sobre los propios afectados, habitualmente queda a cubierto de las críticas que se les pueda aplicar, por parte de quienes, con adecuado conocimiento, podemos darles la réplica adecuada. Así lo estoy demandado, instando a destacados expertos y activistas contra el asbesto, a adoptar alguna iniciativa, en consonancia con el grado de cinismo al que hay que plantar cara.
-Cuente conmigo en todo lo que estime aunque no sea capaz de apuntar ninguna idea propia. Tomo de nuevo pie en estas reflexiones: «Aquí en Europa, la situación de las víctimas del amianto se vuelve siempre más dramática y parece insuperable. Por un lado la gente expuesta sigue muriendo masivamente: uno por semana en Casale Monferrato (Italia) donde hubo una fábrica similar a la de Nicalit. En Europa se calcula que en los próximos años un tercio de los habitantes serán expuestos al amianto. A pesar de su abandono, la mortalidad causada por el amianto aumenta en todos los países que lo han utilizado.» ¿Un tercio de los habitantes europeos estarán al expuesto al amianto? ¿El 33%? ¿Cómo es eso posible? ¿Cómo se ha llegado a esta conclusión?
-Es la proporción entre el total de la población europea, y la correspondiente, en su conjunto, a todos los países europeos que todavía no cuentan con una prohibición del amianto, y lo que es peor, también sin un propósito claro y firme de llegar a hacerlo, en un futuro más o menos inmediato.
-Más sobre lo anterior: «Esto durará mientras no hayamos logremos condenarlas jurídicamente. Una pequeña condena victoriosa contra una sola de ellas -la Eternit de Schmidheiny, por ejemplo- tendrá repercusiones internacionales y abrirá la vía para emprender nuevos procesos con mayor facilidad». ¿Por qué es tan difícil una condena con tanta acumulación de datos, informaciones, argumentos, estudios… y muertes?
-El dinero es muy poderoso, tanto a la hora de contar con asesoramiento jurídico, abundante y de alta calidad, como a la hora de comprar voluntades, induciendo a delitos, como ha podido comprobarse, sin ir más lejos, en el propio desarrollo del macro-proceso contra Schmidheiny y contra el otro directivo de Eternit, ya fallecido: espionaje a la fiscalía, introducción de «topos» entre los demandantes, intentos para conseguir el descuelgue de la alcaldía de Casale Monferrato, mediante «soborno» de la voluntad política, etc., etc.
-¿Se ha abierto finalmente en Torino el segundo proceso en contra de Stephan Schmidheiny?
-No me consta que eso haya ocurrido ya, pero no puedo asegurarlo con rotundidad.
-Una carta que también le tiene como fuente
«Estimada Fernanda:
Efectivamente, «no hay nada nuevo bajo el sol», en lo relativo a las mentiras del lobby del amianto. Pero permíteme señalar un par de matices, que diferencian, a peor, el caso que yo os denuncio.
Cuando una de estas «perlas» se difunde en un periódico, su alcance es indudablemente grande, como lo es el número de potenciales lectores, pero por eso precisamente, al ser éstos de toda índole y condición, siempre es probable que haya personas debidamente informadas en el asunto, y que puedan dar la réplica adecuada. En cambio, en lo denunciado por mi parte, se trata de un escrito con un único destinatario individual, un trabajador; normalmente, una persona sencilla, de escasa formación, y probablemente mal informada desde su entorno patronal, presente o pasado. Por tanto, se trata de una víctima propiciatoria, a un doble título: primero en su condición de afectado por alguna de las patologías asociadas al asbesto, y después, por el extraordinario grado de manipulación y engaño al que está siendo sometido, por parte de quienes se están dirigiendo personalmente a él, supuestamente en su condición de pretendidos «expertos». Es una situación totalmente asimétrica, en el manejo y control de la información.
El segundo matiz, viene a cuento de lo siguiente: dando por bueno el argumento habitual del lobby, consistente en relegar a los anfíboles toda la malignidad de los distintos tipos de asbesto, el colmo del cinismo, un verdadero salto cualitativo, es argumentar «que no está demostrado que la crocidolita sea cancerígena», con el añadido, además, de que «el crisotilo no produce asbestosis».
Por esas dos características, sigo opinando que en esta ocasión todo eso merece algo más contundente que una mera réplica como «carta al director», que aquí, además, estaría fuera de lugar, puesto que no se trata de nada aparecido previamente en ningún periódico. No son situaciones comparables, lo que tú nos relatas ahora, y lo que nos ha llegado desde Colombia, por gentileza del amigo Carlos Julio Castro Fraume. Tampoco sería lo mismo una denuncia pública, difundida en un único país, aunque sea tan importante como es Brasil, a que se lo haga como una acción a nivel mundial, con potenciales destinatarios, tales como OIT y OMS. Opino que ya es hora de decir: ¡Ya está bien!, precisamente en esos foros.
Está bien que nos pongas sobre aviso de cuál es la situación, en general, pero ello no obsta para que, «por méritos propios», este episodio de infame desinformación merezca que no caiga en el saco de la indiferencia, por pura saturación en la lucha.
Es un esfuerzo adicional, que yo os pido a todos, y en especial, a ti, Fernanda».
¿Qué se debería hacer entonces? ¿Qué debemos hacer?
-Pues, conforme a lo que ya le he dicho en una de mis anteriores respuestas: hay que buscar la forma más idónea de poner en marcha una contundente protesta, ante instancias tales el propio gobierno colombiano, la OMS, la OIT, etc. Esa, al menos, es mi personal opinión.
-Voy al libro, a su gran libro. Habla usted de la contaminación por tremolita. ¿Ha sido muy importante la contaminación por esta sustancia presente, le copio, «como acompañante natural de la vermiculita extraída en la mina de Libby»? ¿Nos da algún ejemplo? ¿Por qué es tan importante la contaminación en este lugar?
-Dado que tales cuestiones ya las abordamos en nuestras anteriores entrevistas, número 2, 12, 14, 17, 23, 32, y 36, permítame que ahora me limite a decir que la tremolita, pese a no haber tenido prácticamente ninguna explotación comercial, no obstante, asume una gran importancia, por dos motivos: por ser el asbesto anfíbol de más alto poder cancerígeno, por encima, incluso, de la crocidolita o amianto azul, y por estar presente, como contaminante natural, en otros minerales, como el talco, la esteatita, o las diversas variedades del asbesto; también contaminando en un porcentaje comparativamente elevado a la vermiculita de Libby, con las nefastas consecuencias que cabía esperar.
-Un paso de su texto: «donde nos consta [habla de España] que existen varios, pero para los cuales, nuestras gestiones, encauzadas a través de la asociaciones españolas de las víctimas, no han conseguido que los propios afectados o sus familiares, hayan sido conformes con la publicación de nombres y circunstancias». ¿Y eso por qué? ¿Cuál es el problema?
-Se trata de mentalidades; cada pueblo tiene la suya; el español, también. Cuando estuve en Roma en el pasado mes de noviembre, la asociación de las víctimas que me había invitado, me hizo entrega de diversa documentación, entre la que se encontraba una publicación, en la que figuraba un amplio listado de afectados por las patologías asbesto-relacionadas, y en que se especificaba: NOMBRE Y APELLIDOS de cada afectado, población de residencia de los mismos, DIRECCIÓN COMPLETA DEL DOMICILIO, empresa, puesto de trabajo/oficio, patología sufrida, indicando, en su caso, el fallecimiento y fecha del mismo, tiempo de exposición, señalando las fechas de comienzo y término de la relación laboral; circunstancias específicas, tales como, por ejemplo, la afectación simultánea de más de una patología, etc. Se trata de un instrumento precioso para poder hacer indagaciones epidemiológicas. Supongo que para poder confeccionarlo, hubo que contar con la conformidad de los propios afectados y/o de sus respectivos familiares. Eso, en España, resulta completamente inconcebible; imposible de poder llegar a ser intentado siquiera. No me pronuncio sobre cualquier cuestión ética al respecto: me limito a dar testimonio del contenido del documento impreso, que sigue obrando en mi poder, y del que espero poder sacar partido en algún momento, en beneficio de mi lucha contra el amianto.
-Luego cita usted un caso, amparándose en un estudio de 2002. ¿Nos lo explica?
-Supongo que se refiere a lo siguiente (cito literalmente al texto de mi libro): «En Musti et al. (2002), se describe una familia de tres hermanas afectadas por mesotelioma, dos pleurales y uno peritoneal, y un hermano afectado por placas pleurales. Todos los miembros de la familia habían sido objeto de anterior exposición al amianto, de tipo ambiental-residencial. Durante 13 años, desde 1951 a 1964, su vivienda fue proporcionada por el padre del empresario de una fábrica de amianto-cemento, cuyo almacén estaba en la planta baja del edificio donde vivían».
Se trata, por consiguiente, de una situación de «mesotelioma familiar», generada por exposición no ocupacional, confirmándose así, una vez más, que para desencadenar el mortal mesotelioma, bastan con dosis débiles, como son las generadas, habitualmente, por dicho tipo de exposición.
-Le copio de nuevo: «La afectación familiar por exposición al amianto alcanza también a los propios usuarios de los productos que los contienen». A ver, a ver, ¿nos puede explicar esta afirmación? ¿Nos puede dar algún ejemplo?
-Por lo que respecta a los usuarios finales de esos productos instalados, bástenos, de momento, citar algún ejemplo: en De Raeve et al. (2001), los autores muestran a un 18% de personas afectadas por lesiones pleurales, entre una cohorte de quienes habían habitado durante diez o más años en un edificio contaminado por el amianto que se había instalado en el mismo. Pero hay, evidentemente, más ejemplos que es posible citar.
Así tendremos también, que en Ameille et al. (1993), el propio título del trabajo, en traducción más o menos libre, vendría a ser: «Estudio longitudinal de anormalidades radiográficas en las personas que trabajan en los locales aislados con amianto proyectado».
De mucha mayor trascendencia, por desgracia, es lo relatado en Stein et al. (1989), en un trabajo cuyo título ya resulta, por sí mismo, suficientemente expresivo: » Mesotelioma pleural debido a la exposición al amianto amosita en un edificio».
Luego tendríamos también a los varios artículos, todos con «la misma» autoría -Pinto et al. (1995 -3 refs.-), 1997 & 1998, con los siguientes títulos: «LXXV mesotelioma pleurico in impiegato di banca che operava in un ufficio inquinato da asbesto», «Secondo caso di mesotelioma in un allevatore e agricultore esposto ad amianto presente nella copertura in cemento-amianto (Eternit) di una stalla», «Mesotelioma peritoneale in allevatore di bovini e visoni esposto ad amianto presente nella copertura in cemento-amianto (Eternit) di una stalla e di capannoni», «Mesotelioma peritoneale in operaia agricola abitante in edificio con copertura in cemento-amianto», y «Tre casi di mesotelioma pleurico in donne causalmente correlati con esposizione ambientale ad amianto liberato da copertura di struttura edilizia».
Los españoles no estamos hechos de una pasta distinta de los italianos. Lo que no se busca, no se lo encuentra.
–Usted cita un trabajo de 1990 de Konetzke et al. ¿Dónde reside la importancia de este trabajo?
-Transcribo seguidamente la traducción del «Resumen» de dicho artículo: «Cuarenta y ocho casos de mesotelioma en el Registro Nacional del Cáncer, y 19 casos de placas pleurales, fueron investigados por la exposición no ocupacional al amianto, y en comparación con los resultados obtenidos en estudios anteriores, sobre lesiones inducidas por el amianto en el trabajo. Los resultados de la investigación confirmaron informes en la literatura, que indican que incluso en la zona no ocupacional, el amianto representa un riesgo no despreciable, en particular para las enfermedades de los pulmones. Causas individuales, resultaron ser la limpieza de las prendas de trabajo por los miembros de la familia, contaminadas con amianto en el 46% de los casos, seguido por el uso de materiales que contienen amianto en el hogar (20,9%) o en relación con las actividades de ocio (14,9% ). Además, se observaron la exposición a las emisiones de fibras de amianto de las personas que viven cerca de una planta de procesamiento de asbesto. El reconocimiento de la condición como una enfermedad, relacionado con la ocupación, no es posible. La consecuencia que se desprende de estos datos es que, de acuerdo con las regulaciones actuales, el uso de materiales libres de asbesto en el hogar y en el ámbito de actividades de tiempo libre, debe ser promovida. De esta manera, estas lesiones se pueden evitar en el futuro».
-De nuevo tomo pie en usted: «acuerdos de confidencialidad, que, en el supuesto de que sus casos sean sacados a la luz pública, automáticamente supondrían la cancelación de los pagos periódicos que suponen el acuerdo de indemnización…» ¿Eso es así?, ¿es legal?, ¿conoce algún caso concreto?
-Son acuerdos leoninos, sin duda. En cuanto a si son legales o no, es una cuestión que de hecho en la inmensa mayoría -por no decir que en la totalidad- de los casos, no tiene oportunidad de llegar a plantearse, ya que la amenaza de poner en marcha la cláusula-llave, basta para disuadir, a priori, a cualquier potencial demandante. Les funciona el invento intimidatorio.
-Conozco los casos concretos de algunas víctimas brasileñas, cuyo verdadero nombre nunca he revelado, para no violentar perentorios sus deseos. Quien quiera creerme, que me crea, y el que no, que no lo haga, porque, de todas formas, subsisten suficientes indicios y evidencias, en otros ámbitos geográficos, como para que nadie, razonablemente, pueda tener dudas de todo ello.
-Lo dejamos hoy en este punto. Le preguntaré sobre estos «acuerdos con pistola en la sien». ¿De acuerdo?
-De acuerdo.
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