1.- El Pensamiento Marxista.La diferencia entre el pensamiento burgués y el pensamiento socialista, radica en que el socialismo científico se asienta en los dos grandes descubrimientos de Marx. Por una parte, que la historia de la humanidad es una historia de explotadores y explotados. Que los proletarios son tan explotados en la sociedad burguesa actual, […]
1.- El Pensamiento Marxista.
La diferencia entre el pensamiento burgués y el pensamiento socialista, radica en que el socialismo científico se asienta en los dos grandes descubrimientos de Marx. Por una parte, que la historia de la humanidad es una historia de explotadores y explotados. Que los proletarios son tan explotados en la sociedad burguesa actual, como los esclavos lo fueron en las sociedades esclavistas. Por otra parte, que las estructuras económicas de producción, son las que generan la ideología de cualquier sociedad. Las ideas jurídicas, morales, filosóficas, éticas, sociales, religiosas y de cualquier otro tipo, son fruto de las relaciones de producción, y no al revés. El sistema de producción, la estructura económica y la explotación del hombre por el hombre, son las que determinan la religión, el derecho, la moral y en general toda la estructura ideológica de las sociedades.
También las ideas ecologistas son fruto de las relaciones económicas, de lo que Marx llamó la infraestructura, y están determinadas por esta. La concepción de la ecología en una sociedad, forma parte de su ideología, de su superestructura en terminología marxista, de ese conjunto de creencias que nacen y se asientan sobre las relaciones de producción.
La ecología es un concepto que ha aparecido muy recientemente, y en la obra de Marx y Engels sólo he encontrado una única alusión a este. Federico Engels al final de su artículo «El Papel del Trabajo en la Transformación del Mono en Hombre» escribe: «Los capitalistas individuales, que dominan la producción y el cambio, sólo pueden ocuparse de la utilidad más inmediata de sus actos». Inmediatamente después añade en una especie de apéndice: «La ciencia social de la burguesía, la economía política clásica, sólo se ocupa preferentemente de aquellas consecuencias sociales que constituyen el objetivo inmediato de los actos realizados por los hombres en la producción y el cambio. Esto corresponde plenamente al régimen social cuya expresión teórica es esa ciencia. Por cuanto los capitalistas aislados producen o cambian con el único fin de obtener beneficios inmediatos, sólo pueden ser tenidos en cuenta, primeramente, los resultados más próximos y más inmediatos. Cuando un industrial o un comerciante vende la mercancía producida o comprada por él y obtiene la ganancia habitual, se da por satisfecho y no le interesa lo más mínimo lo que pueda ocurrir después con esa mercancía y su comprador. Lo mismo ocurre con las consecuencias naturales de esas mismas acciones.»
A continuación pone un ejemplo ilustrativo de dichas consecuencias naturales: «Cuando en Cuba los plantadores españoles quemaban los bosques en las laderas de las montañas para obtener con la ceniza un abono que sólo les alcanzaba para fertilizar una generación de cafetos de alto rendimiento, ¡poco les importaba que las lluvias torrenciales de los trópicos barriesen la capa vegetal del suelo, privada de la protección de los árboles, y no dejasen tras sí más que rocas desnudas! Con el actual modo de producción, y por lo que respecta tanto a las consecuencias naturales como a las consecuencias sociales de los actos realizados por los hombres, lo que interesa preferentemente son sólo los primeros resultados, los más palpables. Y luego hasta se manifiesta extrañeza de que las consecuencias remotas de las acciones que perseguían esos fines resulten ser muy distintas y, en la mayoría de los casos, hasta diametralmente opuestas…».
Las acciones de los explotadores, tienen con frecuencia consecuencias inesperadas que inciden en todos los aspectos, también en el ecológico. Desgraciadamente, aunque Engels era uno de los pocos que a finales del XIX se interesaban por los problemas ecológicos, su análisis no pasa de este punto.
2.- Una Visión Biológica de los Problemas Ecológicos.
Todos los seres vivos viven en ecosistemas o biocenosis. La alteración de un sistema biocenótico, mediante la ruptura del equilibrio por eliminación de una de sus especies integrantes, o por la introducción de una especie nueva, puede tener consecuencias desastrosas para el conjunto del ecosistema, e incluso para la biogeocenosis en general.
La simple reducción de los pájaros insectívoros en un ecosistema, puede originar un crecimiento desmedido de los insectos, que al incidir sobre los animales y las plantas, puede destruir totalmente la biocenosis. La introducción de los conejos en Australia, supuso el aumento de su número hasta convertirse en una plaga. Sin enemigos naturales, estos se han reproducido en tal número, que la flora australiana se ve gravemente amenazada, avanzado continuamente el desierto por la acción de estos animales. Cuando las ratas llegaron a Nueva Zelanda, provocaron en las dos islas principales la extinción de gran cantidad de pequeños animales, que sólo sobreviven en algunas pequeñas islas del archipiélago. Cuando en 1962, las ratas llegaron a la pequeña isla neozelandesa de Big South Cape, en sólo tres años exterminaron a ocho especies de aves y una de murciélagos, con el consiguiente desastre ecológico. Son también innúmeros los casos en los que la introducción del ganado domestico en un ecosistema ha provocado su destrucción. La Isla de Santa Elena estaba cubierta de bosques. Se introdujeron algunas cabras, y a los setenta y cinco años estas se contaban por millares. La enorme población caprina, acabó con todo tipo de hierbas, arbustos y brotes de los árboles, por lo que el ecosistema primitivo desapareció. El rey Carlos VII de Nápoles, después Carlos III de España, quiso instalar una faisanería en la isla Prócida. A tal efecto prohibió los gatos en la isla, y las ratas y ratones proliferaron de tal manera, que varias de las especies de la isla se extinguieron.
La destrucción del equilibrio en un ecosistema, se produce siempre por la introducción, el aumento o la disminución de una especie en dicho ecosistema. Pequeñas alteraciones en una o pocas especies, originan un efecto dominó que termina destruyendo la armonía biocenótica.
Los problemas en la biogeocenosis, en el ecosistema planetario, aparecieron hace aproximadamente 10.000. años, con la llegada del neolítico. Con anterioridad a esta fecha, la población humana se calcula en menos de 7 millones de humanos, a partir de ese momento, el número de especímenes de esta especie empieza a crecer, hasta llegar a los más de 7.000 millones actuales. Este crecimiento desmedido de una especie, que se extiende rápidamente por todos los ecosistemas del planeta, hace que comience una constante degeneración de la biogeocenosis. Justo con la llegada del neolítico, la población humana se dispara de forma exponencial y continúa creciendo de forma desmedida hasta nuestros días.
3.- La Revolución Neolítica.
La expresión neolítico, significa piedra nueva, pues en este periodo empieza a pulirse la piedra, pero la revolución neolítica no se basa en la piedra pulida, sino en la agricultura y la ganadería. La agricultura nace en el este de Siria hace 10.000 años, gracias al cultivo del guisante, el trigo y la cebada. Al mismo tiempo y en la misma región aparece la ganadería, gracias a la domesticación de la oveja. Debido a la aparición de la ganadería y de la agricultura, aparece al mismo tiempo, la explotación del hombre por el hombre.
Mientras los hombres vivieron de la caza y de la recolección de frutos silvestres, la explotación del hombre por el hombre, fue imposible. Tan pronto como aparece la agricultura, aparece la esclavitud. Nadie puede ser explotado como esclavo en una sociedad que vive de la caza y de la recolección de frutos silvestres, pues con esta actividad productiva, le sería extremadamente fácil huir. Cuando con el cultivo de los cereales, aparece el trabajo de moler el grano, ya es posible la esclavitud. El primer trabajo que desempeñaron los esclavos, fue muy posiblemente, el accionar los primeros molinos para obtener harina.
En aquellos tiempos, había muchas más tierras fértiles de las que se podían cultivar. El número de humanos era tan reducido, que cualquiera podía obtener fértiles tierras de labor sin ninguna dificultad. Es entonces cuando aparece la esclavitud, que fue la primera forma de explotación del hombre por el hombre.
Es esclavo nuevo o bozal, es un esclavo malo. Recientemente capturado a conocido la libertad, no se resigna a su situación y continuamente especula con la posibilidad de escapar. Entonces se crea una nueva forma de esclavitud, mediante familias de esclavistas y familias de esclavos. Durante generaciones, los hijos y los nietos de los esclavos son esclavos, y los hijos y los nietos de esclavistas son esclavistas. Estos hijos, nietos, bisnietos y tataranietos de esclavos, que nunca han conocido la libertad, toman con mayor resignación su estado y no tienen a donde huir.
La riqueza del esclavista, dependía de su número de esclavos. Cuantos más esclavos tenga, más obtendrá de su explotación o por su venta. Marx indica en El capital: [WINDOWS-1252?]»…no sólo la trata de esclavos de África, sino también la cría de negros, como uno de los negocios más florecientes…». Por ello los esclavistas como clase explotadora y dominante, de forma en gran medida inconsciente, crearán una ideología natalista. Tal y como nos dicen Marx y Engels, toda estructura de producción, se crea la ideología que necesita y le conviene. No es la ideología la que crea los sistemas sociales, sino que la estructuración económica de la sociedad y sus sistemas productivos y de explotación, son los que generan la ideología y la verdad oficial.
4.- El Efecto Biológico de la Agricultura y la Ganadería.
La agricultura es una de las acciones más agresivas con la naturaleza que puede realizar el ser humano. Consiste principalmente, en escoger una porción de terreno y destruir totalmente el ecosistema que en él se asienta. Una vez destruida la biocenosis, esta se sustituye por el cultivo. Cuando alguien contempla los campos cultivados pensados que están llenos de vida, lo que está viendo en verdad, es la total aniquilación de la naturaleza en ese terreno. La sustitución de un ecosistema por una sola especie.
El proceso comienza destruyendo las tierras fértiles y convirtiéndolas en tierras cultivadas. Debido a la presión demográfica, se prosigue talando los bosques para obtener nuevos terrenos de cultivo, pastos para el ganado, material de construcción y leña. Con el tiempo las lluvias remiten, la tierra se erosiona y el paisaje se desertiza. Con el paso del tiempo, donde había regadíos empieza a cultivarse el secano, después se deja el terreno para la ganadería vacuna y ovina, después para la caprina y por último el terreno queda como un baldío.
Son muchos los ejemplos en los que podemos ver los efectos biológicos de las ideologías natalistas de los explotadores. Jordania es una de las primeras regiones del mundo, en las que se dieron la agricultura y la ganadería. Aunque actualmente es uno de los desiertos más áridos del planeta, hace 10.000 años era una región fértil y abrupta, llena de cerros arbolados y fértiles valles, en donde en frondosos ecosistemas, vivían gran cantidad de especies animales y vegetales. En tiempos bíblicos se asentó en esta región un pueblo agrícola y ganadero, conocido como los nabateos. Esta sociedad terminó de plantar los valles de trigo y otras plantas cultivables, y eliminó gran cantidad de los bosques para poder pastorear cabras y ovejas, entre otros animales domésticos. Hace 2.000 años, la que había sido una región frondosa llena de bosques, se había convertido en una estepa de rastrojos y pequeñas plantas forrajeras, salpicada por algunos bosques. La población continuó aumentando, al tiempo que el agua disminuía, y sus habitantes se vieron obligados a realizar grandes obras hidráulicas para traerla desde sitios lejanos. Hace 1.000 años, en lo que ahora es el desierto de Jordania, ya sólo se podía contemplar un paisaje desértico salpicado por algunas manchas de vegetación. Entonces apenas quedaban bosques y ya se habían extinguido dos tercios de las especies arbóreas autóctonas. Hace menos de 100 años, durante la Primera Guerra Mundial, los turcos talaron la casi totalidad de los pequeños bosques restantes, para utilizar los troncos como traviesas de ferrocarril. En donde había hace 10.000 años, uno de los ecosistemas más ricos y exuberantes de la tierra, actualmente se extiende uno de los desiertos más secos e inhóspitos del planeta. Hoy en día, muchos turistas se adentran en el desierto para poder visitar las ruinas de la que fue la bellísima y entonces enorme ciudad de Petra, capital de los nabateos, poblada hasta hace unos 500 años, momento en que sus últimos y escasos habitantes, la abandonaron vencidos por el calor y la arena del desierto.
El proceso de destrucción de la naturaleza por las sociedades de la explotación del hombre por el hombre, siempre es el mismo en todos los lugares del planeta. Se roturan los valles y se talan los bosques, la política natalista aumenta extraordinariamente la población y se crean civilizaciones avanzadas. Este aumento de la producción agrícola y ganadera, modifica el clima provocando sequías cada vez más severas. Por último se intenta resolver el problema con grandes obras hidráulicas, pero el avance del desierto ya es imparable, y la sociedad se aniquila a sí misma.
En Nuevo Méjico, existen gran cantidad de pueblos y ciudades abandonados en el desierto y cuyo origen era desconocido, incluso para los indios navajos que habitaban la región. Algunas de estas ciudades eran enormes y llegaban a tener edificios de hasta cinco plantas. Actualmente y gracias a la moderna arqueología, sabemos que estas urbes comenzaron a construirse en el siglo IX, por los llamados indios chacos o anasazis, que las abandonaron tres siglos después. Entonces Nuevo Méjico era una región cubierta por grandes bosques de enormes coníferas de más de 50 metros de altura. Los indios empezaron a cultivar el terreno y talaron los bosques para conseguir madera para la construcción. Sólo para la confección de las vigas de sus pueblos y ciudades, emplearon cientos de miles árboles de gran tamaño, especialmente pino piñonero y pino ponderosa, además de utilizar su madera como leña. La tierra empezó a desertificarse, y entonces los anasazis hicieron grandes canales y otras obras hidráulicas, y construyeron caminos por los que traían los troncos desde grandes distancias. Con esto consiguieron que el clima se desertificara todavía más y terminaron convirtiendo los grandes bosques de pinos de Nuevo Méjico, en una región desértica sin apenas vegetación.
El desastre ecológico originado por las sociedades natalistas de los explotadores, lo podemos ver en todos los lugares del planeta. El Desierto del Sájara y las zonas desérticas de Oriente Próximo, son de muy reciente creación. Todavía se pueden observar las pinturas rupestres de los cazadores primitivos, en lugares en los que ahora no es posible ver otra cosa que la arena y las piedras desnudas. En los arenales y pedregales de lo más árido del desierto africano, se pueden encontrar pinturas prehistóricas con gran cantidad de animales salvajes, que actualmente sólo viven en la región subsajariana. Se pueden contemplar pinturas rupestres con plantas y hasta grandes ríos con hipopótamos y abundante pesca. Los restos arqueológicos nos demuestran sin lugar a dudas, que el desierto del Sájara comenzó a originarse hace menos de 10.000 años, justo cuando llegaron las primeras sociedades esclavistas. Con la llegada de la agricultura al Sájara, se destruyó el ecosistema para plantar trigo y cebada en el norte, y mijo y sorgo en el sur. Atacada la biocenosis por estos dos frentes, el desierto desde entonces avanza continuamente todos los años, como lo hacen actualmente todos los desiertos del globo. Cuando la tierra ya no es suficientemente fértil para plantar especie alguna, entonces se recurre a la ganadería y hasta se destruyen los pocos bosques supervivientes, para conseguir dehesas y eriales destinados a pastos. Las lluvias acaban retrayéndose poco a poco y la región termina desertizándose.
En España la situación ecológica no es muy distinta de la del resto del mundo. Hace unos pocos miles de años, antes de que llegara la explotación del hombre por el hombre, la Península Ibérica era muy distinta de como la conocemos actualmente. Tenemos documentos escritos por los primeros historiadores de hace miles de años, que nos la describen como un lugar muy frondoso, cubierto de densos bosques. Donde actualmente se levanta el desierto de Almería, había bosques tan espesos, que los historiadores nos relatan, que una ardilla podía atravesar la Península de un extremo al otro sin tocar el suelo. Territorios desmidesérticos como La Mancha, estaban todavía cubiertos por abundantes bosques hace sólo unos siglos. Toda la península estaba llena de densos bosques, y las regiones desérticas de Almería, las mesetas cerealísticas de Castilla, los llanos polvorientos de Extremadura y el Alentejo, y en general todo el territorio peninsular, no son sino el verdadero fruto de siglos y siglos de natalismo explotador. Actualmente ya nos encontramos en la fase de las grandes obras hidráulicas, del mismo modo que lo intentaron los nabateos o los chacos, pero a buen seguro, que por este procedimiento se cosechará el mismo fracaso.
Si la sociedad sigue haciendo caso a los ecologistas burgueses, que intentan analizar el problema ecológico atendiendo a la superestructura, a la estructura externa y aparente de la sociedad, el problema no sólo no se resolverá nunca, sino que empeorará. Mientras no se admita, que el problema ecológico se encuentra en la infraestructura, en las relaciones de producción y en la explotación del hombre por el hombre, su resolución será imposible. Mientras no se quiera admitir que el problema ecológico consiste en la sobrepoblación de la especie humana, nunca se conseguirá solucionarlo.
5.- Las Culturas de la Vida.
Una de las cosas que más conviene a los explotadores, es que aumente la cantidad de explotados. Cuanto mayor sea el número de proletarios, mayor será la plusvalía que se obtendrá de su explotación. Marx y Engels acuñaron la palabra proletario, dándose cuenta de la doble vertiente que tiene la explotación. Por una parte, el explotador se apodera de parte del trabajo del explotado. Por otra parte, el explotado debe proveer al explotador de una nueva generación de explotados, gracias a su prole. Esta doble vertiente de la explotación, actualmente sigue siendo totalmente válida. Las clases dominantes se crean unas culturas de la vida, que no son sino culturas de la explotación, el hambre y la muerte, con las que intentan obligar a los explotados a procrear el mayor número posible de hijos.
Cada cultura de la vida es distinta, pero en general tienen unos rasgos característicos comunes, aunque pueden ser más o menos rigurosos en distintos aspectos. Normalmente la verdad oficial y el pensamiento único crea una glorificación de la natalidad, y se considera que toda la actividad sexual debe estar necesariamente destinada a la procreación. La masturbación, la pornografía, la homosexualidad, la prostitución, la pederastia, el uso de medios anticonceptivos, y en general toda actividad sexual no destinada a la procreación, es perseguida y denostada. Toda actividad sexual debe de ser matrimonial, y el único fin del matrimonio o del sexo en general, debe ser la procreación. Cualquier actividad o incitación sexual fuera del matrimonio está prohibida, pero en el momento en que se produce la unión matrimonial, el sexo procreador es obligatorio para ambos cónyuges.
El pensamiento y la verdad oficial, protegen a la familia procreadora y consideran a los hijos como una gracia. No obstante se contradicen, al considerar egoístas, insolidarios o incluso delincuentes, a quienes no desean tener la supuesta gracia, don y bien de los hijos.
Por otra parte, las clases dominantes crean la ideología de la gran valía de todos los seres humanos y de la inalienable dignidad de la persona. La vida humana tiene tal valor, que nadie puede acabar con ella, y se reprime la eutanasia, el suicidio o el aborto, pretendiendo defender incluso la vida del que todavía no ha nacido. Este natalismo explotador, provoca la muerte por hambre y necesidades de gran cantidad de personas en todo el mundo, pero para la ideología dominante, esto no constituye un atentado contra la dignidad de la persona en modo alguno. No obstante, esta inmensa valía que la verdad oficial concede a la persona y a la vida humana, no es óbice para que con frecuencia, la verdad oficial justifique la pena de muerte, la guerra o la simple existencia de la pobreza.
Cuando no se puede conseguir un aumento de los explotados por estos medios, se recurre a importarlos de otros lugares. A lo largo de la historia, son muchos los estadistas y los explotadores que han promovido la introducción de esclavos o han invitado a los trabajadores y campesinos a asentarse en sus tierras. Cuando no se consigue aumentar el número de explotados mediante métodos natalistas, se procede a importar mano de obra barata para hacer caer los salarios. Lo sucedido recientemente en España, es muy ilustrativo. Al modificarse recientemente las relaciones de producción, se ha pasado de una ideología patriotera excluyente, a una ideología basada en la solidaridad sensiblera con los subdesarrollados. Las clases dominantes han mantenido una ideología basada en la importación de mano de obra subdesarrollada, y su abundancia ha permitido que actualmente en los sectores laborales peor pagados, el salario real esté muy por debajo del salario mínimo. Esta misma verdad oficial, continuamente nos bombardea con las enormes ventajas que supone este aumento de la población, desde el pago de las pensiones a la mejor defensa nacional. Las clases dominantes han conseguido crearse el lupemproletariado que necesitaban, para poder utilizarlo como ejército de reserva contra el verdadero proletariado.
Dice El Manifiesto Comunista: «No hace falta ser un lince para ver que, al cambiar las condiciones de vida, las relaciones sociales, la existencia social del hombre, cambian también sus ideas, sus opiniones y sus conceptos, su conciencia, en una palabra.». Y nos dice Engels la pregunta 21 de sus Principios del Comunismo: «¿Qué influencia ejercerá el régimen social comunista en la familia? Las relaciones entre los sexos tendrán un carácter puramente privado, perteneciente sólo a las personas que toman parte en ellas, sin el menor motivo para la injerencia de la sociedad. Eso es posible merced a la supresión de la propiedad privada…». Mientras siga existiendo la explotación del hombre por el hombre, las clases dominantes continuarán manteniendo la ideología sexual y familiar natalista que les conviene.
6.- La Explotación dentro de la Familia.
La explotación también puede darse en el interior de la familia. Dentro de esta, los hombres explotan a las mujeres y los padres explotan a los hijos.
En las sociedades natalistas, la explotación de la mujer dentro del matrimonio, se produce en tres aspectos fundamentales: es una esclava doméstica, es una paridora y criadora de hijos, y es un objeto sexual.
El matrimonio es un invento social, pues no existía antes de la aparición de la explotación del hombre por el hombre. El matrimonio siempre está regulado por la verdad oficial y la ideología dominante. En el contrato matrimonial, no hay libertad de forma ni de contenido, sino que debe ajustarse a un modelo oficial totalmente cerrado. En la España actual, se llega a tal perversión, que la única cláusula libre para los contrayentes, es si desean comunidad o separación de bienes. La única cláusula electiva del contrato matrimonial español, es increíblemente una cuestión meramente patrimonial.
En la mayoría de los matrimonios natalistas, la mujer se convierte en una esclava doméstica. Está sometida por ley al marido, y debe atenderle y obedecerle. Basta con cruzar el estrecho, para poder ver la imagen de un moro montado en un asno, seguido de una o varias mujeres cargadas con hatos de leña. Esta situación de esclavitud doméstica, aunque escasa en nuestra patria, es la propia de la mayoría de las mujeres actuales.
Por otra parte, la mujer es una paridora oficial. Dentro de la ideología explotadora, su cometido es darle al marido y a la sociedad el mayor número posible de hijos. Su vida marital está destinada a la procreación, pues este debe ser el único fin de la sexualidad. Cualquier relación marital que no esté destinada a la procreación, se considera casi como un acto de prostitución de la mujer, aunque la realice con su propio esposo. El cometido sexual de la mujer dentro del matrimonio, es el de parir hijos y el de criarlos posteriormente. Cualquier desviación de este patrón oficial, puede tener consecuencias penales, a veces muy graves. Puede estar penado desde el aborto, hasta el abandono del domicilio conyugal.
Esto origina una explotación de la mujer como objeto sexual. En muchas sociedades actuales, los matrimonios se acuerdan entre las familias, incluso cuando los cónyuges son niños. En otras muchas, aunque el matrimonio se celebre por amor, este es absolutamente indisoluble. Otras veces, la mujer no puede abandonar al marido por falta de recursos económicos propios. Todo esto hace que muchas mujeres se encuentren dentro del matrimonio, en una situación muy parecida a la de una prostitución particular, obligatoria y no remunerada. Obsérvese, que el mantener relaciones sexuales sin pretender la procreación, se considera casi como una prostitución de la mujer; pero el que la mujer tenga que mantener relaciones sexuales con un marido al que no ama, se considera como algo justo y necesario.
En la mayoría de los sistemas productivos subdesarrollados, existe un sistema de explotación de la mujer que da lugar a estas ideologías machistas, que aunque también existen en las sociedades burguesas desarrolladas, son mucho menores. Pero además dentro de la estructura familiar subdesarrollada, existe con frecuencia una profunda explotación de los hijos.
La mayoría de los subdesarrollados, desean tener muchos hijos. Según las diversas organizaciones burguesas de beneficencia, esto sucede porque los niños ayudan con su trabajo en estas sociedades tan pobres y necesitadas. Resulta evidente que lo que verdaderamente sucede, es que la mayoría de los niños del planeta, son explotados por sus padres. En la mayoría de las sociedades desarrolladas, desde el punto de vista material, los hijos son totalmente onerosos. Los padres sólo reciben el amor y el cariño de sus hijos, pero ninguna aportación monetaria de estos. Distinto es en la mayoría de las sociedades subdesarrolladas, en donde los hijos aportan parte de su fuerza de trabajo a sus progenitores, originándose una explotación de los hijos por sus padres. En las sociedades profundamente subdesarrolladas, cuanto más pobre es una pareja, más posibilidades hay de que tenga muchos hijos. De la explotación de un niño no se puede sacar gran cosa, pero si se vive en una extrema pobreza, estos pequeños ingresos son muy importantes. Por el contrario, en las sociedades desarrolladas como la española, muchos jóvenes no pueden tener hijos, pues debido al paro y a la precariedad laboral, no tienen asegurados los recursos económicos necesarios para criarlos. Esto produce una natalidad baja en los países desarrollados, pero la desbordada natalidad subdesarrollada, provoca un problema ecológico gravísimo, pues no olvidemos que el problema ecológico del planeta, es un exceso de humanos, debido a la explotación del hombre por el hombre.
Si alguien se queda extrañado o asombrado de que la mayoría de humanos vivan en sociedades en las que los padres explotan a sus hijos, y de que la mayoría de los niños del mundo sean explotados por sus padres, basta con que lea este párrafo de El manifiesto Comunista: «¿Nos reprocháis acaso que aspiremos a abolir la explotación de los hijos por sus padres? Sí, es cierto, a eso aspiramos… la gran industria va desgarrando los lazos familiares de los proletarios y convirtiendo a los hijos en simples mercancías y meros instrumentos de trabajo.». Y en El Capital Marx indica: «Antes, el obrero vendía su propia fuerza de trabajo, disponiendo de ella como individuo formalmente libre. Ahora, vende a su mujer y a su hijo. Se convierte en esclavista.». Marx y Engels a lo largo de su obra ponen numerosos ejemplos de ello, e indican que una de las prioridades del comunismo es acabar con esta situación habitual en el régimen de producción capitalista.
7.- El Ecologismo Burgués.
El ecologismo burgués está llamado al fracaso, pues sólo analiza el problema ecológico en su aspecto externo, sin atender a las relaciones materiales de producción que lo originan. Analicemos con varios ejemplos, como intenta contener este ecologismo burgués, la degradación ecológica del planeta.
El problema de la destrucción de los hábitats naturales, se origina debido al aumento de la población humana, que según crece necesita cada vez más recursos. La necesidad de más pesca, esquilma los mares. La necesidad de más alimentos, hace que se talen cada vez más bosques para roturar nuevas tierras. El aumento de la población, origina el sobrepastoreo, y la desertificación avanza por todo el planeta.
Esta continua destrucción de los ecosistemas, provoca la constante desaparición de especies animales y vegetales. El ecologismo burgués, intenta resolver el problema de la destrucción de los ecosistemas y de la desaparición de las especies que los habitan, mediante la creación de parques naturales. El caso de los parques naturales africanos, es muy ilustrativo. Se preserva la vida natural en pequeños cotos en los que está prohibida la caza, la agricultura y la ganadería, rodeados de una masa creciente de negros hambrientos. Los parques acaban siendo detestados por unos nativos desesperados, dispuestos incluso a jugarse la vida, con tal de echar algo al estomago.
El problema del cambio climático y de la emisión de los gases que provocan el efecto invernadero, se resuelve según los ecologistas burgueses, mediante la reducción de la cantidad de gases emitidos. Esta política ecológica está condenada al fracaso, mientras siga aumentando la población mundial. Mientras no se quiera admitir que el problema no es la cantidad de gases que emite cada humano, sino el contante aumento del número de humanos, el problema será irresoluble. Todos los problemas ecológicos del planeta en último término, se reducen siempre a lo mismo: la explotación del hombre por el hombre. El deseo de un mayor número de explotados por parte de los explotadores, crea la ideología de las culturas de la vida, que son terriblemente agresivas con el medio ambiente. Mientras no se produzca un cambio en los sistemas productivos, que termine con las culturas de la vida, la degradación del planeta continuará de forma exponencial.
El problema de la falta de agua, lo pretenden resolver los ecologistas burgueses, mediante un aprovechamiento racional de esta. Esto no es sino un parche a corto plazo, que en modo alguno resuelve el problema, mientras siga aumentando la población. Por racional que sea el uso del agua, si la población sigue creciendo, el consumo de agua seguirá aumentando. Esto lo vemos claramente en España, pues la llegada de mano de obra subdesarrollada extremadamente barata, ha permitido cultivar tierras que nunca habrían sido explotadas, si se hubiese mantenido el salario mínimo interprofesional. Este aumento de la agricultura, exige una mayor cantidad de agua, pero a su vez, al aumentar la zona cultivada y disminuir la natural, se produce una disminución del agua generada por la naturaleza. Pese a la ideología oficial, que últimamente se concentra en una solidaridad lastimera con los inmigrantes, los grandes beneficiados de la importación de mano de obra agrícola barata, han sido los terratenientes de siempre, que ahora se hacen llamar empresarios agrícolas, que mediante una explotación brutal de los subdesarrollados, están consiguiendo unos enormes beneficios. La clase dominante se ha creado la ideología de importación de mano de obra barata que necesita. Según esta burguesía, los que se aprovechan de los subdesarrollados, son las mafias que los introducen ilegalmente, para las que piden durísimas penas de cárcel. Por el contrario, las penas son muy livianas para los empresarios que los contratan, que son los verdaderos mafiosos, los verdaderos explotadores y los grandes beneficiarios de esta situación, tan lesiva para la naturaleza y el medio ambiente.
El problema de los residuos, se origina porque el exceso de población humana genera tantos residuos, que la naturaleza no puede asimilarlos. En lugares con muy poca población, no hay ningún problema ecológico con los residuos. El problema se origina, cuando el volumen de residuos pasa a ser muy elevado, debido a una gran población humana. Todas las medidas de los ecologistas burgueses, no son más que parches provisionales. El reciclaje de envases, el tratamiento de las pilas, el reciclado de vidrio, el aprovechamiento del papel usado, etc, son medidas que sólo atienden a la apariencia externa del problema, y que a largo plazo están destinadas al fracaso.
Creo que ya en este momento, el lector podrá analizar por su cuenta cualquiera de las iniciativas de los ecologistas burgueses, desde las campañas para salvar las ballenas, hasta la oposición a los transgénicos; y comprobar que están condenadas al fracaso, por realizar un análisis parcial y externo, sin tener en cuenta las relaciones de producción, los sistemas económicos y la explotación del hombre por el hombre. Es una pena que muchas personas progresistas y de buena fe, se esfuercen inútilmente en estas campañas ecologistas totalmente estéticas y estériles, que están llamadas necesariamente a malograrse. Pese a las ya enormes cantidades de dinero que manejan los ecologistas burgueses, tanto desde las administraciones públicas como desde organizaciones como Green Peacce, Adena, Ecologistas en Acción, etc, lo único que pueden mostrar, es un montón de fracasos, jalonados por algunas victorias momentáneas. Si sigue creciendo la población espoleada por las culturas de la vida, de nada servirán sus campañas contra la energía nuclear, los transgénicos, el efecto invernadero, la preservación de la Antártida, la conservación de las selvas tropicales, la emisión de gases de efecto invernadero, la protección de las ballenas, la creación de parques naturales, la defensa del lince ibérico o cualquier otra. Al final la presión demográfica, siempre vencerá a cualquier iniciativa de los ecologistas burgueses.
Como muy bien decía Engels, las acciones sociales de las clases explotadoras, pueden tener repercusiones totalmente inesperadas. La ideología dominante asentada sobre los sistemas de producción, genera el machismo, las culturas de la vida o la dignidad inalienable de la persona, y esto da como resultado el avance de los desiertos, la extinción de las especies o la degradación de los ecosistemas en todo el planeta.
8.- Resumen.
Todo problema ecológico, se debe a la introducción, aumento o disminución de una especie en un ecosistema. Esto provoca un efecto dominó, que puede terminar afectando a otras muchas especies. El problema ecológico del planeta se originó hace 10.000. años, cuando debido a la explotación del hombre por el hombre, la población humana empezó a crecer extraordinariamente.
Todo sistema económico, se crea la ideología que necesita. Los sistemas explotadores, se crearon las culturas de la vida, pues cuentos más sean los explotados, mayor es la plusvalía obtenida.
Los ecologistas burgueses, sólo analizan el problema ecológico de forma externa, por lo que no tienen ninguna posibilidad de resolverlo. Cómo no analizan las relaciones de producción que lo originan, todas sus acciones están condenadas al fracaso. Los ciudadanos progresistas y aún más si son marxistas, no sólo no deben apoyar el ecologismo oficial, sino que deben combatirlo por ineficiente y burgués.