De vez en cuando (cada vez más a menudo en su monodiscurso) los medios de masas deciden unificar su vocabulario, introduciendo en nuestra vida diaria expresiones que no habían sido habituales o eran totalmente inexistentes. En estos días toca decir «Inyectar liquidez». En próximas fechas veremos sus efectos en el lenguaje diario («inyectar liquidez en […]
De vez en cuando (cada vez más a menudo en su monodiscurso) los medios de masas deciden unificar su vocabulario, introduciendo en nuestra vida diaria expresiones que no habían sido habituales o eran totalmente inexistentes. En estos días toca decir «Inyectar liquidez». En próximas fechas veremos sus efectos en el lenguaje diario («inyectar liquidez en mi cuenta corriente», «inyectar liquidez en mi proyecto», etc). Ejemplos insignes de este tipo de fenómeno fueron «cero patatero», «cayuco y patera» o «va a ser que no», entre otros muchos.
Pero qué oculta esto de «inyectar liquidez». Hace unos meses un amigo recordaba cómo funciona la «banca liberal» en un blog (1) (y otra amiga se preguntaba hace poco qué había pasado con el término «capitalista», desaparecido de toda la prensa occidental) de la siguiente forma «Supongamos que tengo 1000 euros y los pongo en el banco. El banco está obligado por ley a mantener un 2% en caja, son los llamados coeficientes de caja. Entonces el banco presta 980 euros de mis mil euros depositados. Como mis mil euros siguen estando a mi disposición y siguen siendo míos, el banco ha creado 980 euros de la nada. Es lo que se llama dinero fiduciario, dinero traído del futuro, riqueza futura o cómo lo queramos llamar. Es un timo legal, pues el banco presta algo que no le pertenece, presta valor o riqueza futura, presta algo que aún no ha sido producido. Pues bien, no acaba ahí la cosa. Ahora el fulanito que tiene los 980 euros en su poder se los gasta y le paga a menganito. ¿Qué hace menganito con los euritos? Pues como buen ciudadano que es, los lleva al banco. El banco deja en caja el 2% y ya puede volver a prestar otra vez 960 euros. De esta manera el banco puede llegar a multiplicar el dinero hasta 50 veces. Por eso se dice que en el momento actual hay tanta «liquidez». El común de los mortales piensa: ¿cómo estos analistos dicen que hay mucho dinero, mucha liquidez, si todo el mundo anda entrampado con hipotecas? Pues precisamente por eso, porque el crédito es traer dinero del futuro, crear hoy de la nada un dinero que aún no existe y que se supone que nosotros iremos produciendo con nuestro trabajo futuro». Y, después de leer esto, yo me pregunto: ¿qué pasaría si todos quisiéramos recuperar nuestro dinero de los bancos? ¿Qué pensarán los argentinos de la actual situación?
Esta filosofía económica se extendió por todo occidente, particularmente por nuestro estado, en los años ochenta. Esos neoliberales años impregnaron toda ideología que se quisiera etiquetar de exitosa. Hasta tal punto que la iniciativa de UGT, la cooperativa de viviendas IGS-PSV (2), siguió este patrón de conducta para su implantación, utilizando las primeras entregas de los cooperativistas para su plan de expansión para financiar proyectos integrados como la revista «El Europeo» (que le servía, a su vez, de propaganda), agencia de viajes para los trabajadores (es verdad que ofertaban viajes de calidad a buen precio), proyectos culturales y «emblemáticos» como La Esfera Armilar de Valdebernardo, etc. Por supuesto, esperaban que con la expansión (se llegó rápidamente a la cifra de 30.000 cooperativistas) la liquidez, el cash-flow, se renivelase.
Pero entró el PP-CDS en el Ayuntamiento de Madrid y una de las primeras decisiones fue retirar todo apoyo, incluido el económico, a la edificación de la Esfera Armilar, proyecto ubicado en Valdebernardo, en el barrio de Moratalaz, donde PSV-IGS tenía otorgado el 50% de lo que iba a ser el nuevo barrio. La Cooperativa decidió seguir adelante con el proyecto cultural y museístico de la Esfera Armilar, junto con la fundación V Centenario -no olvidemos que hablamos de principios de los 90- asumiendo el coste económico de la parte correspondiente al repentinamente desinteresado Ayuntamiento. En este punto, el nuevo gobierno de derechas en el Ayuntamiento decidió ser económicamente ortodoxo y nada neoliberal, así que consideraron que la falta de liquidez de IGS-PSV ponía en peligro la viabilidad de las promociones que la cooperativa vinculada a la UGT iba a desarrollar en suelo otorgado por el anterior ayuntamiento, en oferta pública. Por tanto, retuvieron la entrega de este suelo a la cooperativa. Esto generó un lógico pánico entre los cooperativistas afectados, que recordaron las sonoras estafas inmobiliarias vividas en este país «en tiempos de Franco» (aunque, objetivamente, nada tenía que ver lo uno con lo otro). Este pánico, azuzado por los intereses políticos y económicos vinculados a los grandes promotores inmobiliarios, provocó la retirada de gran parte de los cooperativistas, que reclamaron el dinero entregado hasta ese momento. La crisis de liquidez estaba servida. Lejos de aminorar sus efectos mediante una «inyección de liquidez», bien sea a través de préstamos públicos (Banco Central de España) o privados (cualquier Banco o Caja de Ahorros española), se aceleró y profundizó en la herida abierta. El ayuntamiento de Madrid facilitó y apoyó la segregación de los cooperativistas, reteniendo el suelo y otorgándoselo a otras cooperativas privadas, compuestas generalmente por parte los adjudicatarios iniciales que se habían retirado de la PSV y solicitado la devolución del dinero entregado hasta ese momento -condición sine qua nom para que el Excmo. Ayuntamiento cediese el terreno-. A esto se añadió la tirante relación entre la UGT y el PSOE, que era muy distante después de las huelgas generales y con un enfrentamiento patente entre Nicolás Redondo y Felipe González. Así que esa crisis le vino muy bien al Partido gobernante para doblegar (aún más) a su sindicato satélite… Por tanto, la UGT se quedó sola ante la falta de liquidez de la Cooperativa que había apoyado. Tuvo que hipotecar su Patrimonio histórico recién recuperado (entre otros, la sede de Avda. de América) y consiguió un pírrico préstamo de ICO que impedía su hundimiento definitivo. Un lastre que, seguramente, todavía hoy puede explicar algunas cesiones y silencios por parte de este sindicato en la negociación con la patronal y gobierno.
Podría destacar los siguientes efectos de aquella crisis:
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Entrampamiento económico de una central sindical (y sus negativas consecuencias en su capacidad de negociación y representación de los trabajadores).
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El PP consiguió generar desconfianza hacia todo lo que sonaba a ‘socialismo’ en Madrid (después de este hecho -aunque no sólo por él- llegaron sus mayorías absolutas).
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Y, sobre todo, se desprestigió en general la iniciativa civil de economía social en relación a la vivienda, dando lugar a una desconfianza generalizada hacia todo tipo de cooperativas (pese a la existencia de otros ejemplos exitosos). Lo que ha pasado con la vivienda en Madrid y en resto del estado no puede entenderse bien sin tener en cuenta este hecho.
La crisis de la PSV-IGS, por tanto, fue debida a una crisis de liquidez en la primera mitad de los noventa (que no fue estafa, ni desfalco, ni ningún otro calificativo jurídicamente sancionable por el sistema capitalista). Su agonía duró años. Décadas si tenemos en cuenta que los juicios se extienden hasta la primera mitad de los dos miles.
Existen elementos en común con la crisis que estamos viviendo en esta semana y, seguramente, meses, como que la empresa auditora ERNEST & YOUNG no detectase la falta de liquidez de la cooperativa. Lo mismo ha ocurrido y está ocurriendo con los organismos (3) encargados de vigilar y controlar a la banca capitalista y sus inversiones de ‘alto riesgo’, así como su capacidad de concesión de préstamos.
La diferencia mas llamativa de la crisis que actualmente vivimos (crisis del ‘subprime’) y la crisis de la PSV (a parte de ser una situación local frente a una situación global), está en la inmediatez de los organismos públicos en intervenir. Mientras que a IGS-PSV se la dejó a la deriva hasta su hundimiento definitivo, el Mercado especulativo ha recibido ingentes cantidades de dinero público (a un bajo interés) en el momento que los síntomas se hacían notorios (y en unas fechas donde el pánico está filtrado por el estío). De esta forma, el sistema nos recuerda para quién trabaja y cuáles son sus objetivos.
Y, ahora, me pregunto yo… por qué los Bancos Centrales acuden (con dinero público) de inmediato a la llamada de un mercado especulativo… porqué no, siguiendo el ideario capitalista de ‘libre mercado’, dejan que todos los afectados (bancos en especial) hipotequen sus sedes sociales para pagar los riesgos asumidos en su enriquecimiento… Y porqué no he oído quejarse a ningún banquero de que «Papá Estado» acuda en su ayuda…
En cualquier caso y para finalizar, la respuesta la tenemos en que actualmente el sistema capitalista ha encontrado la más eficaz de sus defensas: ante las crisis (que aceptan religiosamente -acto de fe- que han de ser cíclicas) se podrá contar con el Estado (más bien con su dinero) para superarlas. Una nueva norma capitalista que se contradice con toda la teoría liberal conocida hasta ahora.
La crisis de 1929, «el crak», se basó en que los bancos concedieron préstamos para invertir en bolsa. Se permitió que millones de usamericanos se endeudasen hasta la médula (¿os suena la situación?) para ‘invertir’ en bolsa. La caída libre de los mercados hizo inviable la recuperación del dinero prestado, con lo que llegó la debacle -falta de liquidez- del sistema bancario especulativo. Ahora está ocurriendo algo muy parecido al 29, aunque en lugar de invertir en bolsa se ha invertido en viviendas , pero con la diferencia de que el ‘libre mercado’ está intervenido y protegido con dinero público. La historia del mundo al revés.
Notas:
(1) http://bichitos.blog.com.es/2007/06/17/despierta_imbecil_idealista~2466837
(2) Desde finales de los ochenta, los dos grandes sindicatos se habían lanzado a realizar algunos proyectos de economía social, como las cooperativas de vivienda: CC.OO. a través de VITRA y UGT a través de IGS-PSV.
(3) Por ejemplo, las Agencias de Calificación Crediticias europeas Moodys y S&P