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El encadenamiento entre empresas y sus consecuencias

Fuentes: La Joven Cuba

El tema que nos interesa, el llamado por el Presidente Díaz Canel a mejorar el denominado encadenamiento entre empresas como una necesidad para el mejor aprovechamiento de la capacidad productiva del país, es en última instancia aprovechar al máximo las consecuencias de lo que se denomina la división social del trabajo en una economía. Toda […]

El tema que nos interesa, el llamado por el Presidente Díaz Canel a mejorar el denominado encadenamiento entre empresas como una necesidad para el mejor aprovechamiento de la capacidad productiva del país, es en última instancia aprovechar al máximo las consecuencias de lo que se denomina la división social del trabajo en una economía.

Toda entidad económica productiva, independientemente del tipo de propiedad de sus medios de producción es, por una parte dependiente de otras para obtener los elementos necesarios para que opere su tecnología y por otra, para poder vender lo que produce y requieren otras tecnologías, o los consumidores finales. Esto es bien sabido.

Ante las reiteradas exhortaciones por los más altos Dirigentes del Gobierno de Cuba de explorar y desarrollar el encadenamiento productivo entre empresas estatales, mixtas, cooperativas y privadas, primero es necesario comprender cómo se organiza en la actualidad este proceso de intercambio que tiene como objetivo que se produzcan todos los abastecimientos necesarios posibles para la producción de todas y cada una las unidades productivas que conforman esa economía y de paso con ello, sustituir mediante la producción nacional elementos que hasta ahora son importados.

Desde 1962 la economía cubana es centralmente planificada, en el sentido de que el plan nacional que abarca a toda la economía, emana de un organismo gubernamental que era la Junta Central de Planificación y que hoy es el Ministerio de Economía y Planificación, y se lleva a cabo con la participación de los demás Ministerios y de sus empresas.

Se logra así anualmente un plan que al ser aprobado por la Asamblea Nacional adquiere carácter de ley y que específica para cada empresa y entidad económica o de servicios que tipos de productos y en qué cantidades deberán producirse durante el año, a quien vendérselos a precios determinados también centralmente por el Ministerio de Finanzas y Precios, y que servicios y productos deberá recibir como abastecimiento para ello, también con la especificación de las respectivas cantidades y de quienes serán sus suministradores.

El requisito lógico principal del plan nacional es que esté balanceado, o sea que se correspondan necesidades con disponibilidades de elementos necesarios para el logro del objetivo planificado de cada empresa. Y el balance principal y crítico del plan nacional es el de las relaciones internacionales económicas y financieras del país, entre ingresos de divisas por exportaciones y créditos externos e importaciones necesarias, que en el caso de Cuba alcanza a tener la magnitud del 40% del PIB. Siempre es este balance entre necesidades y disponibilidad real de divisas el que determina el nivel de cumplimiento del plan nacional.

Se desprende de lo dicho que en el plan están ya definidas «a priori» los encadenamientos que deberán regir entre las empresas durante el año, qué y cuánto será el volumen de cada intercambio, con lo cual dado este método de asignación de los recursos económicos del país, ninguna empresa requiere ni de compradores ni de vendedores toda vez que ya está todo predeterminado tal como fue pensado lo que ocurrirá durante el próximo año.

Por consiguiente, ¿a qué viene entonces esta preocupación de la alta Dirección del país por los encadenamientos productivos entre empresas, como señala el Granma cuando dice «La economía nacional necesita encadenamientos productivos«?

Para aclarar a mi juicio la significación de la demanda del periódico de un encadenamiento productivo que ya existe, es que me permito interpretar el referido titular como queriendo realmente decir «La economía nacional necesita un encadenamiento productivo diferente del que ahora practica«. Si es así, entonces hay que cambiar la manera como las empresas deben llevar a cabo el encadenamiento productivo, lo cual implica un necesario cambio de como las empresas deberán ser organizadas y actuar para llevar a cabo esta función.

Ya no solo deberán cumplir su plan sino que ese objetivo deberá expresar el potencial productivo de cada empresa por tener compradores para ello, lo cual significa que con la tecnología de que disponga deberá planificar todo lo que pueda producir para vender, y por tanto buscar por su cuenta en donde los encuentre todos los elementos necesarios para poder producirlo, lo cual difiere del objetivo que tenía cuando se guiaba exclusivamente por el plan que le correspondía cumplir.

Necesitará vendedores y compradores y su objetivo fundamental será ahora maximizar el valor de su producción en la medida en que logre los suministros necesarios, por lo cual deberá modificar su organización y la manera de administrar la empresa para lograrlo.

Vale decir, deberá adecuar su actividad a la realidad del mercado, tal como lo expresa el artículo 18 de la Nueva Constitución que se votara el próximo 24 de febrero: «En la República de Cuba rige un sistema de economía socialista basado en la propiedad de todo el pueblo sobre los medios fundamentales de producción como la forma de propiedad principal, y la dirección planificada de la economía, que tiene en cuenta, regula y controla el mercado en función de los intereses de la sociedad.»

No se trata de «plan o mercado», como se pensó durante mucho tiempo, al identificar mercado con capitalismo desconsiderando que era solo una condición necesaria para el capitalismo pero no la fundamentalmente necesaria para ello, que es la compra-venta de la fuerza de trabajo. De lo que se trata es de seguir planificando pero a partir de las informaciones que cada empresa recibe del mercado porque habrá que conciliar en la planificación la visión particular y parcial de cada empresa individual con la visión de la sociedad en su conjunto que emana de la política del Gobierno del país. Y el instrumento fundamental para ello será el balance nacional entre disponibilidades y requerimiento solicitados.

Lo que se plantea hacer va inclusive más allá y tiene que ver con la delicada cuestión de las remuneraciones de los trabajadores de cada empresa, toda vez que el objetivo de maximizar la producción vendible tendrá como consecuencia un eventual mayor nivel de la ganancia de cada empresa de la cual participa el colectivo de sus trabajadores: a mayor ganancia, mayores remuneraciones, en el sentido socialista «de cada cual según su capacidad y a cada cual según su trabajo».

Como puede verse, mejorar el encadenamiento productivo de las empresas estatales y no estatales, va mucho más allá de ese simple enunciado e implica de hecho modificar sensiblemente la forma de organizar y de dirigir la economía nacional.

Es por tanto de la mayor importancia que los altos Dirigentes del Gobierno del país hayan tomado conciencia de ello y exhorten a encontrar una solución más eficiente que la actual al necesario encadenamiento de las empresas en la economía cubana.

Al utilizar como guía para la acción el realizar los cambios del tipo que sea para mejorar el encadenamiento empresarial, irán apareciendo las características organizativas y operativas del actual sistema económico nacional que lo impiden y que han devenido negativas. Por consiguiente, es un buen enfoque metodológico para hacer la crítica del sistema actual y establecer nuevos procedimientos que nos permitan lograr el establecimiento de un nuevo modelo económico y social.

Fuente: http://jovencuba.com/2019/02/15/mejorar-el-encadenamiento-entre-empresas-y-sus-consecuencias/