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El engaño de la energía verde

Fuentes: revistafusion

Les propongo algo: antes de leer este artículo lean las propuestas que las principales compañías eléctricas tienen para ofrecerle energía renovable para su hogar, bien a través de folletos o bien en Internet. ¿Ya las han leído? ¿A que suenan convincentes? ¿No se han dado cuenta de que no le han contado a qué llaman […]

Les propongo algo: antes de leer este artículo lean las propuestas que las principales compañías eléctricas tienen para ofrecerle energía renovable para su hogar, bien a través de folletos o bien en Internet. ¿Ya las han leído? ¿A que suenan convincentes? ¿No se han dado cuenta de que no le han contado a qué llaman energía renovable? ¿A que cree que le van a traer la electricidad directamente del parque eólico a su hogar? ¿Se ha quedado con la idea de que su dinero se va a invertir en generar más de esta energía, en detrimento de las contaminantes? Usted supone, confiando en la buena intención de la empresa, que van a crear tanta energía verde como demanda haya -así que cuantos más consumidores verdes seamos, mejor- y que paralelamente desaparecerá la contaminación. Y todo eso, por una subida de un 13% de nada. Querido amigo, al igual que a mí, le han engañado.

Pero, con ayuda de un poco de información añadida, podemos ver cómo. Repasemos la estrategia de una de las compañías que ofrecen la posibilidad de contratar energía renovable (*):
«IBERDROLA se ha convertido en la primera energética española que ofrece la posibilidad de contratar electricidad procedente, exclusivamente, de fuentes 100% renovables, es decir, libre de emisiones de CO2 y de gases de efecto invernadero».
¿Es posible que una eléctrica nos ofrezca energía renovable para nuestra casa? En teoría sí, pero en la práctica la cosa se complica. En realidad en el proceso de la energía eléctrica de nuestro país intervienen tres tipos de empresas: las generadoras -que son las centrales que producen la electricidad-; las distribuidoras -las que transportan la energía desde donde se produce a donde se consume-, y las comercializadoras, que compran en nombre del cliente. En la mayor parte de los casos, las grandes compañías eléctricas pertenecen a los tres grupos. Sucede que todas las compañías generadoras de nuestro país venden absolutamente toda la energía eléctrica que producen, venga de donde venga, a una compañía llamada Operadora del Mercado Eléctrico (OMEL), y allí es también donde se compra. Por lo tanto toda la energía que se produce en nuestro país se vuelca en la red y desde allí se distribuye. Así que cuando nos aseguran que nos van a dar energía verde para nuestra casa, ¿en realidad qué nos están ofreciendo? Pues un papel que dice que la empresa que hemos contratado genera con energías renovables lo que nosotros consumimos. Lo cual es muy distinto a lo que nos hacen creer de que nos dan realmente energía renovable. Además hay que tener en cuenta que esa energía que nos están vendiendo en realidad la venderían de cualquier modo, porque es la energía de siempre. Según un informe de Greenpeace sobre el tema: «En definitiva lo que nos venden es un certificado, que especifica que la electricidad que te han vendido es principalmente de origen hidráulico. Estamos pagando un sobrecoste en la factura, simplemente por un papel. Las empresas nos vuelven a vender la misma electricidad que de todas maneras iban a vender: ellos generan y venden la misma energía que antes al sistema, y aparte de eso nos venden un papel que nos certifica que han generado principalmente con hidráulica el equivalente a nuestro consumo. Estas empresas, que además generan y comercializan electricidad sucia procedente de centrales nucleares o térmicas, sobre el papel destinarían a los clientes ‘verdes’ el porcentaje de renovables que producen, y el resto de la energía a los que no contratan este servicio». José Luis García Ortega, Responsable de Energía de Greenpeace España va más allá cuando afirma que «tú te llevas la energía limpia y otro la sucia, que total ni se ha enterado. Por tanto este sistema es irrelevante para el medio ambiente, las cosas siguen como estaban con un agravante de engaño. En realidad es un negocio brillante porque están vendiendo lo mismo que ya vendían, más caro y dos veces. Es brillante para el que se le ocurrió venderla, pero desde el punto de vista del consumidor es un absoluto engaño».

Y en este apartado, conviene averiguar qué consideran las eléctricas como renovable. Cualquier persona con preocupación por el medio ambiente llama renovables a las energías eólica, solar, biomasa, marina, geotérmica y minihidráulica, descartando los grandes pantanos por su gran impacto ambiental. Sin embargo, las compañías eléctricas consideran a estos últimos como renovables porque «están libres de emisiones de CO2 y de gases de efecto invernadero». De hecho cuando las eléctricas nos venden energías renovables se refieren a los pantanos en la mayor parte de los casos. No hay más que revisar que el 2% de la energía que produce Iberdrola es eólica, el 1% minihidráulica y el 36% procede de embalses; Endesa por su parte sólo tiene para ofrecer un 11% de energía producida en embalses. Así que lo que nosotros consideramos renovable, es decir sin impacto ambiental, no es lo mismo que las empresas eléctricas consideran renovable, que es simplemente que no emiten gases.
«La Energía Verde Iberdrola está certificada de acuerdo con los estándares internacionalmente establecidos: en origen mediante el sistema internacional de certificados RECS (Renewable Energy Certificate System), emitidos y administrados en España por Red Eléctrica Española».
Este certificado que parece tan importante sólo afecta a energías renovables que no tienen una prima, es decir, sólo se expide para los grandes embalses, porque el resto de energías renovables están primadas. Pero, ¿qué es en realidad el certificado RECS? El informe de Greenpeace sobre este tema asegura que estos certificados especifican que una cierta cantidad de electricidad ha sido producida a partir de energías renovables en una determinada planta y en un determinado momento. Así prueban que una cierta cantidad de electricidad renovable ha sido generada y que ha sido alimentada a la red para cubrir el consumo promedio de «sus clientes verdes». Por su parte José Luis García nos lo explica así: «Esa condición se la ponen ellas mismas, porque RECS es una organización privada que pertenece a las propias compañías eléctricas, por tanto es una autocertificación. Ellos se dicen: como ya tenemos energías que reciben una prima -eólica, solar, biomasa…-, vamos a incentivar lo único renovable que no tiene ayudas: los pantanos. Y para ellos emiten los certificados RECS».
«El Plan Estratégico 2002-2006 de IBERDROLA representa una clara apuesta por el medio ambiente y el desarrollo sostenible y está en línea con los compromisos adquiridos por España al firmar el Protocolo de Kioto».
Con esta coletilla final, el consumidor presupone que todo lo dicho anteriormente va a influir en ese Plan Estratégico que están en línea con Kioto. Uno supone que su compra de energía verde va a servir para promocionar la construcción de más centrales renovables. Pero, efectivamente, es una suposición: «El sistema de primas que todos los consumidores pagamos en la factura de la luz para incentivar las energías renovables es lo que más ha contribuido al tirón tan importante de, por ejemplo, la energía eólica. Es un sistema muy importante, que ha demostrado internacionalmente que funciona -puntualiza García Ortega-. Pero el Plan Estratégico 2002-2006 de Iberdrola no tiene nada que ver con el Protocolo de Kioto. Quiero insistir en eso porque ellos intentan vincularlo y no tiene nada que ver. Su Plan se refiere a su inversión en planta de generación de energía, al tipo de centrales que les interesa construir, pero no tiene nada que ver con la energía verde. Comprar más de ésta no va a hacer que Iberdrola construya más parques eólicos. Va a construir los mismos que ya tiene previstos. Se trata de un marketing corporativo porque Iberdrola tenía la imagen de la empresa con mayor porcentaje nuclear de España y ha querido cambiarla por lo que más vende, lo ‘verde’. Así que diseñaron el logo de las tres hojitas».

¿Y ahora qué?

Somos consumidores preocupados por el medio ambiente, y como tales buscamos la manera de comprar a la empresa más limpia, y de incentivar las energías renovables. ¿Es posible hacer algo en esa línea? En primer lugar sería recomendable que en España se convirtiese en Ley la Directiva Europea que recomienda que todas las empresas eléctricas indiquen en su factura el tipo de electricidad que producen. Así cuando viésemos que Endesa produce el 43% de su energía en térmicas de carbón, el 34% en centrales nucleares, el 11% en embalses y el 6% en térmicas de fuel o gas, veríamos que no queremos comprarle a ella. Pero, aparte de pedir el tener más información, a día de hoy desde Greenpeace recomiendan no cambiar la compañía que nos corresponde territorialmente, ya que con ello entramos en otro sistema donde les hacemos ganar más dinero. La idílica solución -que además sí contempla la ley- sería para José Luis García el que «una comercializadora comprase directamente la energía al productor, por ejemplo un parque eólico. Se podría fijar un precio de mutuo acuerdo, y tendríamos la seguridad de lo que se ha comprado. Además haría falta que ese contrato tuviese como condición que un porcentaje de tu dinero tendría que ir a incentivar nuevas centrales. Porque si no estarías comprando energía verde limpísima pero que ya existía, y tu contribución neta al medio ambiente sería nula». En fin, se trata de evitar los nefastos intermediarios que encarecen todos los productos y que de paso dan una propia versión de los hechos para vender más. Cuanto más directo sea el proceso, mejor; cuanta más información tengamos, mejor; cuanto menos caigamos en el juego de consumir energía eléctrica sin límites, mejor. Si las compañías eléctricas apuestan por el engaño y la ganancia, nosotros podemos hacerlo por un consumidor crítico, que analiza cada información y recurre a quien le puede orientar en cada tema. ∆

(*)Todas las citas de Iberdrola han sido extraídas de su página web: www.iberdrola.es