Nuevas técnicas de observación permiten descubrir el papel que la flora y la fauna tienen en el cambio climático. Campo de flores silvestres, en Clanwilliam, Sudáfrica. EFE/Nic Bothma El ecólogo especializado en ecología global, ecofisiología vegetal, teledetección e interacciones biosfera-atmósfera, Josép Peñuelas habló con EFEverde para explicar la evolución de los seres vivos y […]
Nuevas técnicas de observación permiten descubrir el papel que la flora y la fauna tienen en el cambio climático.
Campo de flores silvestres, en Clanwilliam, Sudáfrica. EFE/Nic Bothma
El ecólogo especializado en ecología global, ecofisiología vegetal, teledetección e interacciones biosfera-atmósfera, Josép Peñuelas habló con EFEverde para explicar la evolución de los seres vivos y su función en el cambio climático.
Director de la Unidad de Ecología Global (CSIC), de la Universidad Autónoma de Barcelona, Peñuelas indicó que donde más se notan y se van a notar los efectos de este cambio es en la fenología (ciencia que estudia la relación entre los factores climáticos y los ciclos de los seres vivos).
Por ejemplo, cuando salen las hojas, cuando caen, cuando llegan las primeras golondrinas, «todo este tipo de cosas que la gente puede observar más fácilmente y que además tienen una importancia enorme en el funcionamiento de todo el planeta», señaló el investigador.
Los cambios fenológicos son los más evidentes y si se prolongan con el cambio climático, según Peñuelas, habrá sustituciones de una especies por otras y cambios en su distribución.
El ecólogo subrayó que «observamos que tanto los humanos como las plantas y los animales responden cambiando genéticamente mucho más rápido de lo esperado».
Sin embargo, los cambios en los microorganismos son mucho más veloces porque se reproducen con gran rapidez y se están adaptando con facilidad, al tener muchas más generaciones en mucho menos tiempo.
Entre los estudios realizados por Peñuelas para desentrañar las causas y consecuencias del cambio climático se encuentra el del lenguaje de las flores, investigación que ha aportado datos fundamentales sobre la flora y su relación con el medio.
«Las plantas se comunican»
«Las plantas se comunican», aseguró el científico. «Intercambian con la atmósfera centenares de gases, no solo CO2 y oxígeno o agua sino muchos otros como hidrocarburos, alcoholes y una gran cantidad de compuestos gaseosos que producen una función biológica extraordinariamente importante para comunicarse entre ellas, con los herbívoros o con los depredadores de los herbívoros, y que favorecen o atraen a los dispersadores de sus semillas».
«Intercambian con la atmósfera centenares de gases, no solo CO2 y oxígeno o agua sino muchos otros como hidrocarburos, alcoholes y una gran cantidad de compuestos gaseosos que producen una función biológica extraordinariamente importante, que originan cambios fundamentales en la química atmosférica y en la calidad del aire«.
También Peñuelas ha introducido para sus estudios la ciencia de la metabolómica para analizar todos los metabólicos de un ser vivo.
«La metabolómica es una de las tecnologías que se introduce cada vez más en la ecología y puede permitir dar grandes pasos en el conocimiento de cómo funciona la vida», manifestó el científico.
«Cuando hacemos experimentos simulando cambio climático lo que vemos es que el metabolismo de los seres vivos se altera de una manera sustancial».
«Teledetección» a través de satélites y sensores aerotransportados
«En nuestros estudios también aplicamos la teledetección, porque como ecólogos estamos obligados a trabajar desde las moléculas, al ADN o los metabolitos, hasta la forma en cómo todas estas circunstancias acaban repercutiendo a nivel local, regional y global. Para seguir todos estos fenómenos la herramienta necesaria es la teledetección», aseguró el científico.
«Los datos que obtenemos, desde los años 80, de los satélites y sensores aerotransportados nos permiten saber lo que está ocurriendo en el planeta desde el aire«.
«Lo que hemos comprobado es que tenemos un planeta cada vez más verde, donde hay más biomasa verde, y esto lo atribuimos a que estamos fertilizando el planeta con el dióxido de carbono que es el alimento de las plantas«.
Sin embargo, explicó Peñuelas, lo que es más preocupante es que esta situación tiene síntomas de saturación porque llega un momento en que le falta agua por la sequía o nutrientes porque están limitados, como el petróleo o porque les falta luz.
«Esa masa verde puede dejar de ser tan activa y dejar de absorber CO2 y por tanto se acentúe el efecto invernadero«.
En los balances que hacemos en el informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés), y en otros organismos internacionales aconsejamos que deberíamos tener en cuenta que hay una saturación de la capacidad de la biosfera para absorber CO2.
Seguramente tendremos que cambiar el tipo de vida al que estamos acostumbrados porque si no esto apunta a que el planeta se caliente demasiado.