En estos días se encuentras paradas las centrales nucleares de Garoña (Burgos), Ascó I (Tarragona) y Vandellós II (Tarragona), la tercera parte de las centrales españolas. Para Ecologistas en Acción este hecho es una indicación del lamentable estado de seguridad de las plantas españolas deja mucho que desear. Los condicionantes económicos, la antigüedad de algunas […]
En estos días se encuentras paradas las centrales nucleares de Garoña (Burgos), Ascó I (Tarragona) y Vandellós II (Tarragona), la tercera parte de las centrales españolas. Para Ecologistas en Acción este hecho es una indicación del lamentable estado de seguridad de las plantas españolas deja mucho que desear. Los condicionantes económicos, la antigüedad de algunas plantas y la falta de firmeza del Consejo de Seguridad (CSN) son causas de esta situación.
Las centrales que han fallado, Garoña, Ascó I y Vandellós II, son respectivamente de la primera, segunda y tercera generación. Por tanto la antigüedad explica sólo una parte de los problemas. En el caso de Garoña se ha encontrado un fallo en las válvulas de venteo del edifico de la contención, elementos claves en caso de que ocurriera un accidente similar al que ocurrió en Harrisburg (EE UU) del que pronto se cumplirá el vigésimo sexto aniversario. El fallo de estas válvulas bien puede explicarse por la antigüedad de la central de casi 35 años.
En Ascó I ha fallado un transformador, probablemente por falta del mantenimiento apropiado. Aunque se trata de elementos no nucleares, los transformadores pueden afectar a la seguridad de la central, sobre todo en caso de incendio, puesto que están llenos de aceite cuya inflamación puede afectar numerosos sistemas de la central.
Finalmente, el problema de Vandellós II, consistente en las fugas por corrosión de las tuberías de los dos circuitos de aguas de sistemas esenciales, era un fallo anunciado, puesto que ya se detectó la fuga en agosto del año anterior y el CSN permitió a la central continuar en operación sin proceder a una reparación definitiva. Esta excesiva permisividad del CSN ha hecho que la central tenga que parar ahora, en una situación absolutamente desfavorable para el sistema eléctrico español, puesto que además de las otras dos nucleares paradas, la capacidad de producción hidroeléctrica se haya muy mermada por tratarse de un año seco.
Además, dos de las centrales que han fallado están en Tarragona, muy próximas entre sí, por lo que la estabilidad de la red eléctrica local podría verse afectada gravemente y podrían aparecer los temidos apagones.
Las centrales nucleares se han presentado a menudo como las plantas que garantizan el suministro base de electricidad debido a su capacidad para funcionar de forma continuada. Los problemas de seguridad inherentes a sistemas tan complejos, muy envejecidos algunos de ellos, y cuyas condiciones de mantenimiento están lejos de ser óptimas ponen en entredicho esta afirmación y la realidad muestra que las centrales fallan y sufren paradas no programadas muy a menudo. La parada simultánea de tres centrales que se da en la actualidad muestra a las claras que las nucleares no son una garantía para el suministro. Si el parque eléctrico español no estuviera sobredimensionado habríamos asistido a problemas en el suministro eléctrico.
Ante estos hechos, Ecologistas en Acción vuelve a solicitar un cierre escalonado de las centrales nucleares españolas para asegurar el suministro y para alejar la amenaza de accidente, puesto que los problemas acaecidos en las centrales antedichas muestran también que las condiciones de seguridad nuclear están también lejos de ser los apropiados. Los incidentes de Garoña y Vandellós II deberían clasificarse en el Nivel II de la escala INES.