Gabriela Borrelli Azara es escritora, conductora de radio y crítica literaria. También es licenciada en Letras y locutora. Tiene publicado Océano (2015), Hamaca paraguaya (2019), Vidrio (2020) y Lecturas Feministas (2018). En conversación con Agencia Paco Urondo realizó un recorrido por esta mirada de género sobre la Literatura.
Agencia Paco Urondo: ¿Qué es Lecturas Feministas, esta recopìlación en 2 tomos de voces que van de Safo a Aurora Venturini?
Gabriela Borrelli Azara: Aunque los 2 se llaman igual, Lecturas feministas, son bien diferentes y creo que responden a tiempos bien diferentes. Son escritos realizados por mujeres y por feminidades, también hay escritos trans, y todo esta bajo esa gran ala que es la palabra feminista. Palabra que a mí me interesa pegar políticamente a la palabra lectura. Una serie de escritos que aumentan, riegan, agrandan el mundo de la militancia feminista. Hago de compiladora, de presentadora de una serie de textos que no podría decir que son escrituras feministas sino que son una lectura. Nadie puede decir que Safo era feminista, pero, sin lugar a dudas, gran parte de la militancia feminista la ha leído. Ese universo de libros yo quería reunir. Son las lecturas las feministas, los escritos son de siglo V hasta nuestros días. Ahí está Alaíde Foppa, una poeta revolucionaria que, podemos pensar, es una escritora escondida, fuera del canon. Y hay otras que si lo son, como Virginia Woolf.
APU: ¿Hubo algo que funcionó como disparador de esta idea?
G.B.A.: Hacía una columna de libros en Futurock, en el 2017, 2018, y una pregunta que me hacían era “soy feminista, qué leo” o “qué leo para ser feminista”. Una pregunta hermosa por todo lo que abría, Creo que este libro fue la respuesta a eso, una reunión de todo lo que yo había hablado en esas columnas. Tal vez, lo que más extraño de la radio (ahora no estoy haciendo), sea ese ida y vuelta con gente que no conocés. Bueno, ahora eso sucede todo el tiempo, las redes son eso, pero la radio es algo más especial. Era una relación que tenía con los oyentes, la mayoría seguidoras, porque pocos tipos escuchan a las mujeres hablar a una lesbiana feminista hablar de libros y hacer recomendaciones.
APU: ¿Cómo fue ese camino de investigación?
G.B.A.: Absolutamente caprichoso, lo digo en el prólogo del volumen 1. Es un recorrido que me formó a mí como militante política, fueron mis lecturas personales. Es una época de un yo total, je, pero hay un yo lector, también, no es sólo un yo escritural. Es un yo un poco menos narcisista, que se entrega a la escritura de otros. Las agrupé, un poco temáticamente, y otro poco en forma cronológica. Y la experiencia de Lecturas feministas 2 es totalmente diferente. Ahí son textos absolutamente literarios, casi toda literatura argentina, que es la literatura que leo, habito, la que me interesa más que ninguna otra. Eso sí, con un poco menos de antología y un poco más de ensayo, de cruces que hago. Trabajé con autoras revolucionarias de las décadas del 20 y 30, Angélica Mendoza, Rosa Wernicke, Fina Warschaver, ese núcleo de autoras argentinas muy militantes. Otro grupo que podríamos llamar de las más extrañas, como la uruguaya Armonía Somers, Susana Muzio Sáenz Peña, Aurora Venturini. Hay ficciones que dialogan desajustadamente con los procesos políticos y sociales y es una manera de leer literatura.
APU: ¿Cómo ves al movimiento feminista en su relación con esto que estamos hablando?
G.B.A.: El feminismo es un movimiento político, social, cultural que está intersección con políticas partidarias e ideológicas. Por lo tanto, complejo. Es un momento muy cruel del mundo, donde todo esta cooptado por el capitalismo de plataformas, por la crueldad económica y financiera, sobre todo con el que menos tiene. Es una época esquizofrénica, en ese sentido. Pareciera que los gobiernos populares no pueden alcanzar las metas que se proponen, ya no valen las intenciones. Hay algo perdido, ahí. El feminismo sigue siendo una fuerza pujante cuando interactúa con políticas antirracistas, anticapitalistas, que van contra los totalitarismos y los antiderechos. Es muy activo y tiene que hacerse preguntas para abrir caminos en un contexto muy difícil. Parece que el feminismo, cuando se sale del significante mujer para abrir puentes multidentitarios, gana muchísimo.
APU: ¿Y cómo se hace?
G.B.A.: No tengo respuesta de cómo hacerlo; sí seguir militando, habilitando estas charlas, seguir leyendo, escribiendo, fomentando espacios donde podamos pensar el mundo y no dejarnos vencer por Netflix en el sillón. Promuevo mucho los encuentros, las lecturas, me parecen espacios de creación política. También es un espacio para imaginar. Para jugármela un poco más, creo que vienen caminos nuevos para el feminismo, caminos ambientalistas, de más compromiso político.
APU: Luego de una consigna muy fuerte, de una batalla ganada, pero con una pandemia de por medio ¿cómo fue ese impacto?
G.B.A.: Creo que no sólo fue la pandemia sino lo que sucedió económicamente, lo que no pudo lograr este gobierno que es la redistribución del ingreso. Hay muchos pobres. Hay que tener empatía de clase con los que menos tienen. Empatía es una palabra que trae el feminismo que no me cae del todo simpática. Volver a esa fuente de ideologías peronistas, que no queden anquilosadas esas ideas de Justicia Social. Empatizar con las mujeres, sobre todo, porque son opresiones que van formando dimensiones de opresión. La categoría sexogenérica, la de clases, la racial. Hay gente ganando mucha plata y mucha gente teniendo cada vez menos recursos. Y con eso, también hablamos de menos posibilidades de imaginar otros mundos. Cultivar los espacios emocionales y creativos son, también, un derecho de todos los seres humanos. Ese es mi lugar en el mundo, habitar esa posibilidad que da la literatura de ampliar ese capital emocional, humano, imaginativo, cultural.
APU: Entré en el tema de la pandemia porque, como vos explicabas, hay una distancia entre un libro y el otro, y la diferencia en los formatos. ¿Cómo fue cambiando el proceso creativo entre uno y otro?
G.B.A.: Fue muy loco porque en el 2017, principios del 2018, cuando escribí Lecturas Feministas 1, en el prólogo pongo que esos escritos feministas circulan como un virus en la militancia feminista. Muchas no leyeron a Simone de Beuvoir, pero saben de qué está hablando. Pasa lo mismo con el Quijote. Esa capacidad virósica que tiene la literatura de extenderse en la lengua. Y el otro lo escribí en plena pandemia, en el 2020, producto de unos talleres que di en mayo, el libro salió en el 2021. Esa capacidad que tiene el significante de no perdonar, dijimos virus y se presentó. Nos planteó muchos interrogantes como sociedad, creo que salimos muy dañados, dañadas. Es tan fuerte el daño que es de lo que no se habla. En relaciones sociales, políticas, sobre todo. Los intentos no de restaurar ese mundo perdido sino el de poder encontrar otro. El mundo está vanidoso, jactado de si, y aunque parezca vintage es posible volver, crear otra cosa. El feminismo fue siempre la posibilidad de que el mundo sea otro, de poder habitarlo de otras maneras. Otras formas de querer, amar, de relacionarnos, de formar familia, de pensar una existencia diferente. Es lo más atrapante de estar viva pensar de otra forma, no ser tan obediente con lo que es dado.
APU: Nombranos 3 o 4 mujeres que te impactaron fuertemente, en estos dos libros.
G.B.A.: Tengo una poeta a la que vuelvo todo el tiempo, que es Alfonsina Storni,muy presente en el tomo 1. También vuelvo mucho a la poesía de Sor Juana, que me sigue pareciendo divertidísima. Y tengo preferidos. La literatura de Aurora Venturini cambió mi vida para siempre, esa posibilidad de poder decir cómo se puede escribir así, cómo es posible que existan libros así. Lo mismo pensé cuando me crucé con la novela de Reina Roffé, o con Susana Muzio Sáenz Peña, una escritora que publicó a los 92 años su único libro con 3 cuentos. Esas son como mis preferidas.