Zapatero acaba de presentar en la Bolsa, ante lo más granado del capital financiero, su primer Informe Económico anual. Ha explicado a los dueños del capital que todo va bien: que 2006 ha sido «el mejor año económico de la democracia» (el de mayores beneficios empresariales) y que el «ciclo de bonanza» se prolongará al […]
Zapatero acaba de presentar en la Bolsa, ante lo más granado del capital financiero, su primer Informe Económico anual. Ha explicado a los dueños del capital que todo va bien: que 2006 ha sido «el mejor año económico de la democracia» (el de mayores beneficios empresariales) y que el «ciclo de bonanza» se prolongará al menos dos años más.
A estos felices augurios de Zapatero, se añaden los del FMI y la UE. Aunque éstos deben reconocer que la crisis inmobiliaria de EEUU está yendo más lejos de lo deseado. Por otra parte, la tranquilidad que quieren transmitir tampoco encaja con las predicciones de personajes como Greenspan, ex Presidente de la Reserva Federal, que ha anticipado una recesión en EEUU para finales de año, con todo lo que ello podría significar mundialmente.
LA «PROSPERIDAD» ESPAÑOLA
Antes de aventurar el futuro económico, conviene arrojar luz sobre la «prosperidad» española, que dura ya 14 años. Una de sus bases es el expolio que las principales multinacionales españolas practican en América Latina, de donde extraen hasta un tercio de sus beneficios.
Pero la «prosperidad» no se explica sin tener en cuenta la incorporación masiva de la inmigración al mercado laboral. Hoy, más del 10% de la clase trabajadora española es inmigrante. Esta incorporación se ha realizado en la última década, en condiciones de extrema precariedad, bajos salarios y alta siniestralidad (la cuarta parte de los muertos). El capital ha utilizado la inmigración para presionar a la baja salarios y condiciones de trabajo.
Por eso, otra de las bases de la «prosperidad» es la generalización de la precariedad a la juventud trabajadora y a crecientes sectores adultos nativos. Este proceso ha ido acompañado de la implantación de la doble escala salarial, mayor flexibilidad… A finales de 2006, el 70% de los menores de 30 años tenía contrato temporal y la tasa oficial de temporalidad era 33’8% (seis millones).
El resultado es que el actual salario real (descontada la inflación) es el mismo que en 1997. Once millones de trabajadores, el 55%, ganan menos de 1.000 euros al mes y desde el año 1999, los salarios han perdido -en favor de los beneficios- más de tres puntos en el reparto de la Renta Nacional. Más de un punto de esta pérdida va a cargo del gobierno Zapatero.
Por supuesto, estos retrocesos no se entienden sin la complicidad de las burocracias de CCOO y UGT, que han pactado sucesivas contrarreformas laborales, han impuesto año tras año la «moderación salarial» y ahogado la resistencia obrera.
UNA ENORME BURBUJA INMOBILIARIA
Una de las piezas centrales del «crecimiento» ha sido el endeudamiento hipotecario masivo de empresas y familias, que ha alimentado una enorme burbuja especulativa, que ha «tirado» de la economía y se ha convertido en una maquinaria gigantesca de transferencia de renta de los sectores populares al capital financiero.
Entre 1997 y 2006 los precios de la vivienda casi se han triplicado, mientras el IPC se incrementaba en un 30%. La OCDE habla de una sobrevaloración del 30% en el valor de las viviendas. Tras años de construcción desorbitada, España cuenta con la mayor proporción de viviendas por habitante de toda Europa y es, a la vez, quien cuenta con más pisos vacíos (tres millones). El Relator Especial de la ONU ha descrito el problema de la vivienda en España como «el más grave de Europa y uno de los mayores del mundo».
El endeudamiento ha alcanzado los 750.000 millones de euros: más que la Renta Nacional Disponible. Tres cuartas partes son hipotecas, que han crecido aceleradamente estos últimos años. Este endeudamiento tiene acogotado a un importante sector de trabajadores, cuyas familias deben dedicar más del 42% de sus ingresos a la hipoteca. Mientras tanto, el 25% de la población no tiene acceso a la vivienda.
SEÑALES DE FIN DE CICLO
Los «expertos» dicen: tranquilidad, habrá un «aterrizaje suave» de la burbuja inmobiliaria. Pero las principales señales apuntan a una fuerte caída del mercado inmobiliario y, con ello, al final del ciclo de «prosperidad». El momento y la intensidad de la caída estarán influenciadas por la marcha y los efectos de la crisis inmobiliaria de EEUU.
El año pasado la construcción seguía a pleno rendimiento (800.000 nuevas viviendas), aunque ya era visible la desaceleración del sector. Los precios de la vivienda todavía siguen subiendo, pero cada vez con menos fuelle. En el 2006 la subida fue del 9,1%, cuatro puntos menos que en 2005 y para 2007 se prevé un 5,5%. La vivienda como «inversión» resulta cada vez menos atractiva. Las transacciones han comenzado a disminuir sensiblemente y cuesta cada vez más vender las viviendas. El presidente de las Cajas ha declarado que a partir de 2008 habrá un «crecimiento negativo» de la construcción.
Llevamos ya 15 meses consecutivos de subidas de los tipos de interés, que están disparando los gastos hipotecarios. En 2006 el tipo de interés subió un 1,13%, lo que representa un aumento de las cuotas del 14%. El Banco Central Europeo ha anunciado más subidas. Solbes dice que «el umbral de dolor de las familias españolas puede ser muy alto», pero hay un sector de economías familiares al límite de su capacidad de pago. En realidad, la morosidad ha tenido un fuerte incremento en 2006 y ha comenzado a crear alarma en los bancos.
El dinero especulativo (para algunas fuentes, el 50% de las compras de viviendas tenía este carácter) ha dejado de manar. El flujo de dinero extranjero disminuye. Entidades como La Caixa y el Banco de Sabadell han vendido sus sociedades inmobiliarias y las grandes constructoras no reinvierten los beneficios en su sector, sino en el energético y el bancario.
La apertura en los próximos tiempos de una crisis inmobiliaria en España tendrá graves efectos. El sector de la construcción representa el 13% del PIB y ocupa a 2,5 millones de trabajadores (una buena parte inmigrantes y, de estos, 400.000 sumergidos). La mayoría del empleo creado en 2006 corresponde a la construcción. La crisis de ésta tendrá un primer efecto en la pérdida de varios cientos de miles de empleos en el sector, mayoritariamente inmigrantes.
La crisis de ventas significará que los promotores inmobiliarios más comprometidos no puedan hacer frente a sus deudas con los bancos. Una de las inmobiliarias más admiradas, Astroc, acaba de perder 1300 millones en un solo día en Bolsa, el 43% del valor de sus acciones. Los bancos ya han comenzado a endurecer los préstamos. Y habrá que añadir la caída de la producción en los sectores productivos vinculados a la construcción, y una caída del consumo.
El futuro que se dibuja es de recesión, sin que se pueda descartar una caída en picado del mercado inmobiliario que, si sucediera, daría paso a una grave crisis financiera y económica. Es lo que le ocurrió en Japón en 1989, con una caída del 30% en los precios inmobiliarios, quiebras bancarias por una enorme suma de préstamos incobrables y la entrada en una situación recesiva que ha dejado postrado al capitalismo japonés más de 15 años.
* A Luchar por el Socialismo es una publicación mensual del PRT-Izquierda Revolucionaria, sección oficial en el Estado Español de la Liga Internacional de los Trabajadores – IV Internacional (LIT-CI)