Alfonso Sastre, Isaac Rosa, Caballero Bonald, Constantino Bertolo, Andrés Sorel, Marta Sanz, Carlos Álvarez, Carlos Tena, Juan Cano Ballesta, Sergio Gálvez y Antonio Ferres exponen su visión sobre Manuel Fraga
Ante la campaña emprendida por los medios de prensa oficiales en la que elevan a Fraga a los altares, y los mandatarios y sus dobles ahora en la reserva se llenan de pena y dan pésames, y unos y otros rezan por él y se disponen a dedicarle una calle/ avenida/ plaza/ o monumento, siguiendo la tradición de sus progenitores fascistas que se las han dedicado a «la división azul», al «general yagüe», a «franco», al «general mola», los mismos que ordenaron construir el «arco del triunfo fascista» a la entrada de Madrid, la «cruz de los caídos» y tantas otras alabanzas en piedra a los crímenes de Lesa Humanidad que han cometido, he optado por preguntar a gentes intelectuales que lo conocieron en sus días de ascenso y aplicación de su ideario, he preguntado a otras de estas gentes que lo vieron ya ejerciendo el poder, y a quien, porque su obra se lo exigía, lo conoció y se documentó en la última etapa de la vida del tal fraga, para que su trabajo intelectual o artístico fuese la sangre y la carne de la intrahistoria, del momento del pueblo que sufría el franquismo y el fraguismo. Para que no nos engañen, recuérdalo tú y recuérdaselo a otros.
Crónica Popular ha pedido su opinión a intelectuales y artistas acerca de Manuel Fraga Iribarne, el político de la derecha franquista fallecido el 14 de enero de 2012, preguntando dos cuestiones:
1. ¿Quién era Fraga?
2. ¿Qué ha tenido que ver con usted y su entorno?
1-¿Quién era Fraga?
Yo recuerdo haber oído decir al filósofo Aranguren que Fraga era el prototipo de una personalidad fascista, y siempre estuve de acuerdo con ese juicio. Fue un ministro colérico al servicio del dictador. Entre sus glorias, que son muchas, yo viví muy de cerca su protección a los torturadores de los mineros y de sus esposas durante las grandes huelgas de Asturias de los años sesenta.
2-¿Qué ha tenido que ver con usted y su entorno?
Yo le combatí con todas mis pobres fuerzas y sufrí personalmente los rigores de su censura cuando era ministro de Información, por ejemplo en el caso del drama `Marat/Sade´ de Peter Weiss, cuya versión española se me obligó a firmar con un seudónimo y definitivamente se prohibió.
1.- Estos días los obituarios oficiales nos convencen de que hay varios Fragas: el franquista de primera hora, el que se distanció del régimen, el duro dela Transición, el que llevó a la derecha hacia la moderación (y hacia el poder), el reciclado en autonomista gallego… Una forma de que sus zonas de sombra queden amortiguadas por una supuesta evolución siempre hacia posiciones más moderadas y democráticas.
Yo en cambio, a la vista de la trayectoria, y conocidos sus pensamientos públicos (que en varios asuntos políticos y sociales fueron prácticamente inalterables hasta el último día), creo que estamos más bien ante un caso evidente (y asombroso tal vez) de adaptación permanente, de oportunismo político sin que varíe el original: el mismo político de ideología autoritaria y que hizo carrera fulgurante en la dictadura, supo marcar una ligera distancia cuando era obvio que las cosas iban a cambiar; del mismo modo que reformó la derecha española tras fracasar su proyecto inicial de una derecha continuadora del franquismo; así como después dio un paso atrás y abrió la sucesión en su partido al ver que él sería incapaz de llegar al Gobierno; o se recicló en defensor de la autonomía gallega para encontrar su propio espacio de poder caciquil. Pero seguía siendo el mismo Fraga, que nunca renunció ni a sus convicciones, ni a su colaboración con la dictadura (ni a su admiración por el dictador).
2.- Mi generación (nacidos o criados ya en democracia, hijos de la Transición) debe a Fraga el que esta democracia no haya volado más alto. Fraga y otros como él fueron un lastre en la elaboración de la Constitución y en el desarrollo del nuevo régimen político, y actuaron como enlace indestructible entre la dictadura y la democracia. A él le debemos también la paternidad de una derecha, el PP, que por mucho que se diga nunca ha sido equiparable con otras derechas europeas, y mantiene posturas reaccionarias y vínculos ideológicos y afectivos con la dictadura.
1 y 2. Fraga ha sido la representación más duradera del franquismo. Recuerdo muy bien sus gestiones como ministro de Información y Turismo y dela Gobernación. Se convirtió en uno de los máximos secuaces de la camarilla de Franco y sus actuaciones represivas propiciaron durante años la falta de libertades y la persecución de disidentes. Fue en puridad un cómplice de algunos de los asesinatos llevados a cabo en la última década del franquismo. Resulta alarmante ese casi generalizado encumbramiento del personaje a la hora de su muerte. Se ha ensalzado su papel conciliador enla Transición y su particular patriotismo. Es cierto que aprovechó cierta deriva de la democracia para seguir presente con absoluta impunidad en la vida política. Pero ¿se arrepintió algún a vez de sus desmanes pasados, reconoció alguna vez su execrable connivencia con el franquismo?
1.- En la España de los años cincuenta en que me crié, el miedo infantil cuajaba en tres figuras tenebrosas y violentas: el maestro, el guardia civil y el cura pues no en vano en el franquismo cotidiano la escuela, el cuartel y la iglesia conformaban un mismo paisaje opresor y opresivo. Una trinidad sobre la que se levantó aquel estado-ogro que fue el Estado franquista. Creo que Fraga encarnaba de manera perfecta y con autosatisfacción esas tres figuras. Fraga como el gran burócrata, el gran funcionario en una España en la que el sueño del desclasamiento pasaba por ganar una oposición y acceder a un sueldo del Estado. Luego llegarían los tiempos de La Bella (la Transición) y La Bestia (Fraga). El `gran empollón´, como mito del hombre que se hizo a sí mismo. Imagen del padre fuerte y autoritario que los hijos bastardos acaban admirando: «Tiene todo el Estado en su cabeza» dijo Felipe González (sin acritud).
2.– Conmigo directamente nada tuvo que ver, pero sin duda actitudes fachaconservadoras presentes en mi entorno familiar o profesional y en una gran parte de la derecha española, han encontrado en la figura de Fraga una especie de gran animal político que vía metáfora del ogro bueno, gruñón y enfadado pretende hacer olvidar la sangre que tiñe su hoja de «servicios a la patria» y restar significación a toda su trayectoria de gran capataz del franquismo. Como gallego que soy, y me reconozco, entiendo además que, durante sus años al frente del gobierno de la Xunta, ha tergiversado la realidad de Galicia como nación a base de proponer soluciones emocionales a los planteamientos y conflictos políticos que esa identidad conlleva.
Andrés Sorel. Escritor
1.- Fraga ha sido uno de los franquistas más nocivos de la España contemporánea. Por la larga duración de su vida política. Y por la continuidad, adaptándose siempre a las circunstancias de su malsano ejercicio del poder. No nos puede asombrar que los Aznares continuistas ideológicos del pasado le rindan homenajes o pongan calles a su nombre, y por desgracia tampoco que socialistas reconvertidos al neoliberalismo hablen bien de él. El silencio cómplice de intelectuales en el nuevo compromiso ideológico de los Vargas Llosa españolistas con semejante ideología es consustancial a los tiempos que vivimos. Como la entrega de determinadas organizaciones sindicales o políticas a poderes oligárquicos que a cambio de prestaciones económicas limitan su necesaria oposición revolucionaria. De ahí el triunfo de Franco-Fraga. Fraga cumplió todos los papeles que la dictadura fascista encomienda a sus esbirros. Fraga censor. Durante su etapa como ministro de Información y Turismo prohibió libros, cerró periódicos y revistas, emitió comunicados denigratorios contra trabajadores, intelectuales Fraga ejerció como informador, represor y cómplice de las torturas aplicadas por Franco, fusilamientos como el de Julián Grimau, y otros casos de represión conocidos o ignorados de aquellos malhadados años.
Por cierto, cuando se produjeron a principios de los años sesenta las huelgas de los mineros asturianos y el documento de protesta de 102 intelectuales denunciando las torturas policiales, Fraga actuó como cabeza visible de la información represiva contra éstos, pero otros lo hicieron a la sombra, como Camilo José Cela, que se ofreció al ministro para denunciar a los 42 comunistas que figuraban entre ellos y medrar para reconvertir y que se retractaran otros de los firmantes, como Pedro Laín Entralgo, a cambio de determinados «favores». Y no se olvide, ya muerto el Dictador, otras historias sangrientas en las que jugó un destacado papel, como las de Montejurra, Vitoria, etc. Y llegamos al punto más deformado de las alabanzas de estos días: el que habla de él como destacado «demócrata», «constitucionalista», etc. Efectivamente Fraga fue uno de los más destacados impulsores de la traición-transición que se consumó en el Parador de Gredos, el mismo que acogió a los fundadores de Falange cuando en él decidieron «pasar a la acción», es decir a la violencia pistolera en la noche de los luceros. Cabeza visible de quienes enterraron cualquier posibilidad de juicio al pasado e incorporaron a la mayor parte de los culpables del mismo al nuevo proceso gatopardiano.
Pero si ya se reivindica pública e institucionalmente a Franco y los nazis impulsores del golpe de Estado del 36, ¿han de extrañarnos las loas a semejante vástago de los mismos? Porque en España ya no se habla de responsabilidades: la historia se escribe al dictado del moribundo que dijo haberlo dejado todo «atado y bien atado».
2.- Mi entorno es el de quienes sufrieron persecuciones, torturas, cárceles y exilios por culpa de hombres como Fraga.
Personalmente, su muerte ha llegado para mí demasiado tarde. Si hubiera dejado de existir hace cincuenta años, me habría alegrado como nos alegrábamos cada vez que un fascista moría. Para mí, vivió por desgracia demasiado tiempo y el mal personal que me causó es ya irreversible.
Durante su actuación como «gran inquisidor» me anuló como escritor. No es agradable hablar de esto, porque la literatura es algo personal, íntimo y no debe entrar en las razones del mercado. Pero él me redujo al silencio. Solo unos ejemplos: en el año 1963 quedé finalista del premio Biblioteca Breve de Novela que impulsaba Carlos Barral. Este me contrató y pagó la novela que se titulaba «Crónica de un regreso». La censura de Fraga la prohibió; hasta 3 intentos hizo Carlos Barral para que se publicara, e incluso Fraga escribió una carta a los escritores que protestaron por aquel hecho, denunciándome por comunista, ateo, perverso sexual, antimilitarista, etc. Después prohibiría mi segunda novela. `Como la enfermedad, como la muerte, que iba a publicar la editorial Ciencia Nueva, editorial que fue cerrada por él mismo. Secuestró mi libro `Introducción a Cuba´. Hasta 6 libros llegué a tener censurados. Debí esperar a que muriera Franco para empezar a publicar. Y no hablo de artículos, conferencias, detenciones…
Para mí, Fraga fue simplemente eso: la continuidad del «gran inquisidor» dostoievskiano pero menos dialogante o novelesco. Personaje siniestro en suma que se murió demasiado tarde.
1.- ¿Qué quién era Fraga? Un franquista ejemplar. Con eso está dicho todo.
2.- Supongo que yo, como todas las personas de mi generación, somos damnificados del franquismo y de una transición española en la que Fraga jugó un papel especialmente sangriento. Pero Manuel Fraga también dejó su huella en nuestra biografía familiar, concretamente en la vida de mi padre que, cuando estaba estudiando económicas y ya siendo militante dela FUDE, fue uno de los alumnos expedientados por encerrarse para apoyar a los catedráticos Tierno Galván, Aranguren y García Calvo, que habían sido expulsados de la universidad. Creo que esto sucedió durante el curso 63-64. Las consecuencias de ese encierro fueron el exilio de Madrid de muchos estudiantes y profesores, así como la imposibilidad de matricularse en la universidad durante uno, dos o tres años dependiendo de los casos. También llovieron algunas hostias y hubo paseos porla DGS. Mipadre se acuerda de que el propio Fraga se presentó en el encierro y, con el estilo autoritario y fascista que le caracterizaba, amenazó a los estudiantes con el más duro y ejemplar de los castigos. Fraga demostró que, en este sentido, era un hombre de palabra.
1.- Fraga fue un ministro de Franco que actuó como tal, es decir: colaborando con sus crímenes.
En el caso del asesinato de Julián Grimau tuvo la responsabilidad adicional de, como ministro de Información, intentar deformar la conciencia de los españoles publicando un repugnante libelo, que tituló `Crimen y/o castigo´ (no recuerdo si la conjunción era copulativa o disyuntiva) acusándole de crímenes monstruosos jamás cometidos, como demostraba que no estuviera Julián incluido en «la causa general». También calumnió al estudiante torturado y asesinado Enrique Ruano. Fue máximo responsable de los sucesos de Montejurra… En todo tiempo mintió sobre la situación política española.
Fraga ha sido, creo yo, el primer exponente de la impunidad jurídica del franquismo. Es incomprensible que nunca haya cambiado su coche oficial por un coche celular, lo que lamento. Es incomprensible que haya podido ser presidente de Galicia. ¿Es imaginable un Goebbels como, por ejemplo, presidente de Baviera?
2.- En relación conmigo puedo recordar que prohibió inicialmente la publicación de mi obra poética. José Batlló intentó publicar una supuesta `Antología Posible´ que resultó imposible. Poseo sendos documentos de 1966 y 1967 donde, en el primero, se prohíbe; en el segundo, se desaconseja. Mi primer libro publicado en España, `Estos que ahora son poemas´, lo fue en 1970. Después, sin permiso ministerial, se publicó `Tiempo de siega´.
Cuando, estando yo en la cárcel por haber escrito una carta pública en defensa de Julián Grimau, se me concedió en Dinamarca el Premio Lovemanken por `Escrito en las paredes´, que había sido finalista del Premio Antonio Machado en París, tras `Grado elemental´ de Ángel González, respondió a preguntas de periodistas daneses que yo era un poeta muy malo, y cuando quisieron saber si había leído algo mío les contestó que no, pero que se lo habían dicho.
Cuando, muerto ya Franco y estando yo en libertad se me invitó a un encuentro en Copenhague con Caballero Bonald, Alfonso Sastre y José Ángel Valente y le escribí preguntándole si se me concedía el pasaporte o respondía que, como de costumbre, no podría ir, me envió un pasaporte válido para un único viaje, que caducaba a continuación.
1.- Manuel Fraga fue un político verdaderamente enamorado de la dictadura franquista y sus leyes. Intolerante, presuntuoso, censor, autoritario, inculto, tozudo como una mula, ultraderechista, religioso en el peor sentido del término y, en suma, un espécimen digno de figurar en el zoológico dedicado a los personajes más despreciables de cuantos pasaron por los gobiernos del general asesino. Estaba satisfecho con esta «democracia« y no es de extrañar.
2.- Como funcionario de RTVE durante muchos años, fui testigo de las medidas que desarrolló en sus tiempos de ministro de Información y Turismo (1962-1969), tan «liberalizadoras« como vetar y denunciar a cantantes y periodistas, prohibir canciones y portadas de discos, suspender programas de radio y TV, someter al ostracismo a profesionales, nombrar para altos cargos a falangistas y franquistas fieles al régimen.
Su Ley de Prensa tenía un límite, que era su furia, de la que fue victima un carcamal como Luis María Ansón, tan conservador como él, o el valiente diario `Madrid´, cuya sede fue dinamitada y el periódico clausurado.
La cancillería española en Londres, de la que Fraga fue titular, era conocida como «La Embajodaespañola«, se supone que por la gracia del diplomático. Es una pena que no pudiera casarse con Margaret Thatcher.
Fue más feliz como ministro de la Gobernacióncuando, hallándose de viaje en el exterior, ordenó a Rodolfo Martín Villa (otro fascista de la peor especie), que se disparase contra una manifestación en Vitoria en 1976, causando cientos de heridos y cinco muertos. Su frase «La calle es mía» debió completarse con ... y las pistolas también.
En todos sus cargos demostró tanto entusiasmo como si hubiera estado al frente de un horno crematorio, aunque el puesto que no debió abandonar nunca fue el de director general de Cervezas El Águila.
1.- Es, sin duda, una figura importante de la historia española de los últimos sesenta años. Como ministro de Franco colaboró con el dictador, le apoyó incondicionalmente y ocupó durante largos años el Ministerio de Información y Turismo o «ministerio de desinformación», como entonces decíamos, ya que su misión no era informar sino dar la versión oficial de lo que ocurría, tergiversando los hechos cuando se consideraba conveniente, mintiendo y dando informes falsos, callando hechos comprometedores para el régimen (huelgas, manifestaciones, protestas), amordazando a los periodistas que se atrevían a decir ciertas verdades, imponiendo la censura en la prensa, en revistas, y en libros, etc. Fue un fiel servidor del franquismo y leal colaborador de la dictadura que durante muchos años oprimió al pueblo español.
Tras la muerte de Franco manifestó una gran capacidad de adaptación y fue aceptando, con frecuencia a regañadientes, las autonomías y la Constitución. Tuvo el mérito de absorber en su partido, Alianza Popular, a la extrema derecha haciéndola desaparecer dentro del mismo y conduciéndola a aceptar la democracia y la constitución.
2.- Conmigo, personalmente, tuvo poco que ver pues yo residí muchos años en el extranjero. No obstante en los libros que publiqué en España sufrí, como todos, las intromisiones y tachaduras que imponía la censura del régimen, que en mi caso concreto fueron bastantes.
1. Fraga es y será el símbolo, por antonomasia, del modelo español de impunidad. Fraga fue parte activa y protagonista de asesinatos de Estado, no muy lejos de lo que podría considerarse como crímenes contra la humanidad. En términos históricos, puede y debe calificarse de verdugo ejecutor y represor. Aquella sería su profesión durante largas décadas. Nunca se arrepintió de su paso por los despachos y cloacas del régimen. Al contrario, se sintió siempre orgulloso al mismo tiempo que combatió, con ahínco, cualquier atisbo de recuperar nuestra memoria democrática.
Manuel Fraga, un ferviente anticomunista ante todo, sería, en gran medida, la cabeza pensante del actual modelo parlamentario liberal y quien durante años y años lanzaría desde la oposición -frustrados sus sueños de grandeza de ser presidente del Gobierno (democrático o no, pues para él siempre sería lo de menos)- toda una serie de proclamas apocalípticas en torno a la posible llegada del mal absoluto al poder político y la destrucción de la ‘unidad de España’, si él y sólo él no conducía la patria por el sendero adecuado. Y ello ya en los llamados tiempos democráticos. Sin duda otra de sus grandes contribuciones a la estabilidad y concordia a esta democracia (de mercado), no sólo insuficiente sino en extremo sobrevalorada.
2. Para los que nacimos en torno a los primeros ochenta, Fraga era una figura ya un tanto devaluada política, que no simbólicamente. A pesar de su vejez cada vez más acentuada, nunca dejaría de inspirar miedo antes que respeto. Nunca le conocí personalmente. Probablemente, no me hubiera importado entrevistarle.
Antonio Ferres. Escritor
1. Fraga fue un niño de la guerra, pues tenía solamente 13 años cuando se produjo la sublevación militar…Y fue un joven, muy joven franquista, que crece, ama y respeta a Franco…Hay muchas intervenciones de Fraga en las que habla con admiración del Generalísimo, y afirma que estaban del lado de Franco las personas honradas… Después llega a ser funcionario y ministro de Franco…Toda la vida política de Fraga podría resumirse como un deseo de hacer perdurable el franquismo… con y sin Franco…Estudiar la trayectoria de Fraga es como estudiar la trayectoria del fascismo en España… Si yo me viera obligado a escribir una biografía de Fraga, no dudaría en titularla ‘EL HEREDERO’…
Quiso poner al día a la sangrienta dictadura, y atraer turistas, con aquello de «España es diferente»…Trató de adecentar (difícil asunto) la libertad de prensa con la ley Fraga… Justificó fusilamientos y torturas… Bramó con ira cuando, tras la muerte del dictador, no le nombraron jefe de gobierno y proclamaron a Suárez…Gritó, con rabia, como ministro de Interior: «¡La calle es mía!»… Y ya sabemos qué ocurrió a los desarmados rebeldes…
Ya he dicho que seguir la ideología de Fraga es seguir la trayectoria del fascismo en España… Hay, no obstante, cosas positivas que reconocerle; la más importante es que fundó un partido político que aceptaba las reglas democráticas…Un partido en el que no sólo se integraron los nostálgicos del franquismo, y la derecha más extrema, sino también infinidad de personas conservadoras respetables…Puede afirmarse, así, que Fraga hizo cuanto pudo para que se concretara el bipartidismo que tenemos…Realmente, no sé quién era, a fin de cuentas Fraga, quién creía ser…
2. Mi respuesta a la anterior pregunta, vale casi para ésta… Quiero decir que, pese a las aperturas del fascismo tardío, se prohibieron -o mutilaron- muchas obras mías…Pero el hecho de prohibir su publicación no fue unido a mi detención, como hubiera pasado en los duros años de la posguerra… Era una alegría… Ya no fusilaban, ni fusilan en Navidad… «¡Hasta que pase el día de Reyes!», como dijo un demócrata ya fallecido.
Fuente: http://www.cronicapopular.es/?p=7028
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.