Tomo pie en la sorprendente e incluso incomprensible información (no por sus errores: es por la «cosa en si», que diría el autor de «¿Qué es la Ilustración?») de Àngels Piñol y Ivanna Vallespín en el global-imperial-antichavista del pasado miércoles en su edición de Cataluña [1]. El Gobierno catalán escenificó el pasado martes 28 de […]
Tomo pie en la sorprendente e incluso incomprensible información (no por sus errores: es por la «cosa en si», que diría el autor de «¿Qué es la Ilustración?») de Àngels Piñol y Ivanna Vallespín en el global-imperial-antichavista del pasado miércoles en su edición de Cataluña [1].
El Gobierno catalán escenificó el pasado martes 28 de mayo un frente común contra la ley Wert por ser «una ley retrógrada, suponer el desmantelamiento de la inmersión lingüística y del modelo de escuela catalana». Lo del modelo de escuela catalana queda para más tarde. El Ejecutivo neoliberal catalán basa su estrategia en que el proyecto de una ley sectorial «vulnera el Estatuto e invade puntos que ni siquiera el Tribunal Constitucional se atrevió a tocar». Esa es su perspectiva, la de siempre, marca de su casa.
Irene Rigau, la consejera del ramo, una política conservadora defensora de la escuela privada, consideró que la ley es, de hecho, «inaplicable». ¿Por qué? Por la unidad de todas las fuerzas políticas catalanas -PP y Ciutadans no lo son, no son propiamente fuerzas políticas «catalanas» en su cosmovisión nacionalista-; por las críticas de la comunidad educativa (según parece de profesores y padres, los estudiantes parecen no contar); por los más que probables recursos ante el Constitucional (si fueran necesarios) y por la habitual e incluso inevitable lentitud de la aplicación de las reformas educativas. Piensan en otro escenario político en el que la ley tendrá los días contados.
El president Mas, el que se rió en sede parlamentaria de la forma de hablar castellano de los niños gallegos y andaluces, y su consejera, la misma política institucional que negoció con Maragall la LEC llevándola a su terreno conservador y privatista (sin destacada oposición del hermanísimo por supuesto, uno de los peores y más rancio-conservadores políticos del ámbito «socialista» elitista, actual líder de la -¡ja, ja, ja, ja, que nos doblamos de risa!- «Nova Ezquerra catalana»), Mas y Rigau, decía, lograron lo que debe ser considerado un verdadero milagro político. La autodenominada izquierda catalana -PSC, ERC, ICV, CUP, a EUiA ni la citan pero parece estar también en esta cocina- y lo que llaman con bombo y platillos (¡ahora sí toca!) «comunidad educativa» se han sumado a un frente, que su gobierno neoliberal -agresor ad nauseam en mil y una ocasiones de la educación pública- dirigirá y hegemonizará, para presentar «resistencia» contra la ley Wert: por atacar la inmersión lingüística (expresión nefasta donde las haya) y por ser un proyecto de involución ideológica.
A ver, a ver. ¿Por ser un proyecto de involución ideológica? ¿No lo es la LEC, la ley de Educación de Cataluña? ¿No lo es la supeditación de la educación pública a los intereses empresariales que publicitan, acuerdan y realizan con entusiasmo? Jordi Turull, de CiU, el portavoz-sustituto provisional del encausado Oriol Pujol, lo tiene claro y lo expresó con claridad meridiana: «Lo importante es la unidad de acción». ¡Unidad de acción, robando incluso la terminología de la izquierda!
Según las periodistas de El País, doña Rigau llegó al encuentro con una propuesta de enmiendas bajo el brazo en torno a la distribución de materias en el currículo escolar, sobre la creación de dos itinerarios diferenciados a partir de cuarto de ESO, sobre la supresión de la asignatura de Religión «porque la escuela catalana se define como laica». La acabose vamos. ¿La escuela catalana se define como laica? ¿Qué escuela catalana? ¿La concertada de los jesuitas, escolapios, dominicos, opuesdeistas y demás familias católicas, apostólicas y romanas generosamente subvencionadas con dinero público, con «dinero laico»? ¡Para morirse de risa! ¿Desde cuándo la señora Rigau ha defendido el laicismo en la educación catalana?
El punto clave de la protesta es la propuesta de modificación de la disposición 38, la que aborda el uso de las lenguas cooficiales en las comunidades. Todos los partidos del nuevo frente nacional-nacionalista «creen que fulmina la inmersión lingüística que, además de preservar la lengua catalana, funciona desde hace 30 años como modelo de cohesión social». ¿Cohesión social en la Cataluña del siglo XXI? ¿Y dónde se ubica una aspiración como ésa? Por lo demás, no en todas las escuelas catalanas hay inmersión. Donde el president Mas estudió, donde estudiaron sus hijos, donde fue profesora la esposa de don Mas-Colell, no rige ninguna inmersión: se recomienda (más bien, se exige) estudiar en la lengua materna del niño o niña y no parece que la enseñanza de la lengua esté en peligro en «Aula, la escuela europea». ¿O lo está y nuestros grandes líderes han colaborado en tal desastre?
La reunión, según se cuenta en el global-imperial, tuvo dos partes. En la primera se diseccionó la LOMCE. Habría que ver qué disección se realizó, qué temas se analizaron y criticaron. En la segunda, se trató «de los ajustes». Joan Herrera, el colíder, el no independentista, de ICV, planteó cancelar los conciertos con colegios de élite que separan por sexo. ¡Que separan ya por sexo, sin esperar a la LOMCE, sin necesidad de Madrid, es práctica del país, de casa nostra! Herrera recordó los 30 millones de euros dedicados a estos menesteres religioso-sexuales. ¿No sería mejor dedicarlos apuntó (¡bien, bien, muy bien!) a becas-comedor y en contratar a profesores que puedan cubrir las bajas por enfermedad de sus compañeros que no se cubren hasta el undécimo día? Parece justo y razonable. ¿O no?
El PSC y la CUP reivindicaron la supresión de los acuerdos con las privadas (¿ICV-EUiA no lo hizo? ¡No puede ser!). Pero, por supuesto, era de esperar, de eso nada monadas: doña Rigau rechazó la propuesta. ¿Por qué? Porque los conciertos con colegios de élite (tipo SUNION por ejemplo) quedaron consagrados en la LEC, en 2009, en la gloriosa época del Tripartito, con don Ernest Maragall al frente, y fue aprobada gracias a los votos del PSC, CiU y, el dato es importante, de ERC. Iniciativa-EUIA no la apoyó: la arrojaron a la cuneta sus propios socios de gobierno. Definitivamente, hay que reconocerlo: Maragall era y es un genio neoliberal (de paso, casi suprimió el nocturno en Cataluña).
Tras cargar contra la LOMCE, Pere Navarro se desmarcó de la LEC, la ley que su propio grupo había apoyado y diseñado. ¿No es un poco tarde? El líder del PSC anunció que presentaría en el Parlament dos propuestas de modificación: una para cancelar los conciertos y otra para que no se suprima ninguna línea en una escuela sin negociar con el Ayuntamiento afectado. Veremos en qué queda todo. Por lo demás, Navarro añadió que siempre se había opuesto a la LEC. Pues la verdad: no se tenían noticias de ello.
No es imposible que las peticiones se las lleve el viento. Doña Rigau, por si hubiera alguna duda, sostuvo que no retocará «los acuerdos firmados por el tripartito al alegar que tienen una vigencia de cuatro años». No es hora de revisarlos. De nuevo el «no toca».
Todos los partidos catalanes (es decir, los citados, no el PP y Ciutadans, y no porque sean de derechas: es peor, mucho peor, son españoles y españolistas) coincidieron en criticar la LOMCE: «ley ideológica «retrógrada», «involucionista» y porque atenta el autogobierno». La unanimidad fue total, según parece, en la defensa de «la inmersión»(¿y eso por qué?) y «en el rechazo a segregar alumnos por lengua o conocimiento» [2]
La consejera, finalmente, añadió una frase que no deberíamos olvidar, debe quedar grabada en nuestras almas: «Si la LOMCE se aplica en cinco años los niños catalanes no sabrán el nombre de nuestros ríos, nuestras comarcas y no conocerán a Salvador Espriu». ¡Increíble! ¡No conocerán la obra de Espriu! ¿A la señora Rigau le importa realmente que los escolares catalanes lean y conozcan la obra del autor de «La pell de brau»? ¿Quién se puede creer una cosa así? ¡Por eso permite que trabajadores bancarios, que no son profesores, impartan «clases» de «economía financiera» en escuelas e institutos de Cataluña! ¡A Espriu y a los ríos y comarcas catalanes a través de los créditos y las tarjetas bancarias!
«Es una ley que va en contra de la escuela comprensiva e inclusiva», lamentó por su parte don Oriol Junqueras. ¿Y la LEC? ¿La ley que su partido apoyo y votó es inclusiva? «Hay que combatir la LOMCE con todas las fuerzas», señaló Herrera por su parte. ¿Y por qué no la LEC de paso? ¿Por qué hay que hacer el juego a CiU, por qué hay que jugar en su campo y con sus normas? «Esa ley es como un golpe de Estado y el Gobierno [catalán] no nos ha dicho que hará cuando entre en vigor» comentó Arrufat de la CUP por su parte. ¿Y no fue un «golpe de estado privatizador» la LEC, que es ley catalana, no de Madrid? ¿Y por qué hay que esperar a lo que haga o diga el gobierno catalán conservador? ¿No sería mejor y más razonable, por parte de las fuerzas de izquierda, llegar a acuerdos con los sectores en lucha, con las organizaciones del profesorado, de estudiantes, de madres y padres, que están combatiendo contra las agresiones del gobierno de la Generalitat? ¿No son ellos los aliados naturales ¿Con gentes así, con Mas y Rigau y lo que ellos representan y defienden hay que llegar a acuerdos? ¿Con gentes así hay que formar un «frente nacional» anti-Wert(güenza)? ¡Vivir para ver!
Me olvidaba: Jordi Turull, el representante de CiU, calificó a los recortes, a los hachazos sociales que impone su gobierno conservador y privatizador, de «matices». ¡Matices! ¡Un genio de la lengua!
Don Francesc Homs, Quico para los amigos y colegas, está creando escuela.
PS. Viene a cuento aunque no lo parezca de entrada (tal vez sí de salida). De las características de algunos -por no decir la mayoría- de los políticos profesionales del sistema socio-unionista-convergente-ampliado, con estas gentes se trata y negocia, dice mucho esta anécdota, que tomo del reciente libro de Gregorio Morán [3], sobre el nombramiento del actual conseller de Cultura, el molt honorable Ferran Mascarell, un ex dirigente del PSC que proviene de las filas de Bandera Roja, un grupo de (supuesta) izquierda comunista que se fusionó con el PSUC a mediados de los setenta (con la oposición, más que clarividente y razonable, de la corriente de izquierdas del partido de los comunistas catalanes, la que tenía en Paco Fernández Buey y Manuel Sacristán dos de sus máximos representantes).
La anécdota: un día de diciembre de 2010, tras las elecciones de noviembre en las que resultó vencedora con 62 escaños la coalición de CiU, Ferran Mascarell, entonces dirigente -no sólo simpatizante, militante o cuadro- «socialista» estaba reunido con dos colaboradores, íntimos según Morán. Estaban preparando su presentación como candidato a las primarias del PSC de Barcelona. El objetivo: competir con CiU en la Alcaldía de la ciudad.
Mientras estudiaban propuestas, procedimientos, posibles acuerdos, lemas publicitarios y maniobras políticas, la secretaria de don Mascarell le advirtió que tenía una llamada telefónica importante, muy importante. El dirigente «socialista» se retiró de la sala y respondió cortésmente a la «importante» llamada. Poco después, regresó al lugar de la reunión y les dijo a sus colaboradores (íntimos): «Olvidaos de todo eso. Ya está. Ya no hay campaña para las primarias. Ya no necesitamos competir con CiU».
¿Por qué? Mascarell lo explicó así: «Acaba de llamarme el president Mas y soy el nuevo conseller de Cultura de la Generalitat».
Y lo explicó en catalán, por supuesto. Eso si, no llegó a explicar el rápido y singular intercambio de cromos y proyectos. ¡Para qué! Se colige con mucha facilidad.
Notas:
[1] http://ccaa.elpais.com/ccaa/2013/05/28/catalunya/1369762611_075294.html
[2] El gobierno también pide que se mantenga el reparto actual de los contenidos: el 55% los decide el Estado y el resto, la comunidad y los centros. Con la LOMCE, el Gobierno central se asigna el control de todos los contenidos de las asignaturas troncales.
[3] Tomado de Gregorio Morán, La decadencia de Cataluña contada por un charnego, Debate, Barcelona, 2013, p. 226. El periodista de La Vanguardia fue entrevistado durante 15 minutos hace unos días en un programa matutino de TV3 («Els matins de TV3» o similar). Las reacciones ante lo manifestado por Morán en la entrevista en algunos círculos de talibanes nacionalistas e independentistas catalanes son altamente significativas de cómo anda el patio (es decir, de lo mal que huele su patio sectario e intransigente. A podrido-fétido cuanto menos).
Salvador López Arnal es miembro del Frente Cívico Somos Mayoría y del CEMS (Centre d’Estudis sobre els Movimients Socials de la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona; director Jordi Mir Garcia)
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