Comenzó este lunes (28), en Durban, Sudáfrica, la 17ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambios Climáticos (COP 17). El encuentro de los países de la ONU es considerado definitivo para las negociaciones climáticas, por un lado porque el Protocolo de Kioto vence al final del próximo año y por otro porque el planeta está […]
Comenzó este lunes (28), en Durban, Sudáfrica, la 17ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambios Climáticos (COP 17). El encuentro de los países de la ONU es considerado definitivo para las negociaciones climáticas, por un lado porque el Protocolo de Kioto vence al final del próximo año y por otro porque el planeta está siguiendo una tendencia de aumento de temperatura de cerca de 4 grados.
Antes del comienzo de la COP 17, los días 24 y 25, la Iniciativa de Pueblos Indígenas sobre Evaluaciones Bioculturales de Cambio Climático (IPCCA, por su sigla en inglés) de Ecuador, Panamá, India, Nicaragua, Perú y Samoa promovió un taller sobre Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación (REDD) y Protocolos Bioculturales. Después de los dos días de formación, los pueblos indígenas divulgaron una declaración aclarando por qué motivo rechazan la REDD y cómo este mecanismo está afectando sus territorios.
REDD+ es un sistema de compensación en que un país contaminante puede compensar sus emisiones comprando créditos de un país que todavía tiene qué conservar. Otro punto de este mecanismo es si el país dueño de una floresta que debe mantenerse en pié será compensado financieramente. A partir del crecimiento y la aceptación de esta respuesta neoliberal impulsada por los mercados, los pueblos indígenas manifiestan:
«Las políticas y proyectos de REDD+ están apuntando hacia los Pueblos Indígenas y nuestros territorios porque contienen los últimos bosques del mundo. Las grandes empresas, organizaciones de conservación y agencias poderosas de los estados capturarán los beneficios, despojando a la tierra de bosques y llegando a acuerdos injustos y manipulados con los pueblos indígenas de los bosques. REDD está creando conflictos, corrupción, desalojos y otras violaciones de derechos humanos».
Alertan también que los mismos gobiernos que están elaborando políticas de REDD también están reforzando sectores que promueven la pérdida de bosques para cría de ganado, bioenergía, minería, explotación petrolera y monocultivos.
Greenpeace también está en esta lucha y su campaña, en el marco de la COP 17, pide que los representantes de los 183 países participantes «Escuchen a las personas, no a las corporaciones contaminadoras». La organización cree que éste es el momento para que los gobiernos adopten un acuerdo global, justo, ambicioso, basado en la ciencia y legalmente vinculante, a fin de reducir drásticamente la emisión de gases de efecto invernadero.
«El argumento de que Estados Unidos es el mayor emisor de gases de efecto invernadero y que debe ser parte de un acuerdo global, no puede ser excusa para que otros países, como los de la Unión Europea o las naciones en desarrollo, no tomen acción directa y se comprometan a desafiar el cambio climático», alertan.
Protocolo de Kioto
La COP 17 es la última oportunidad para la renovación del Protocolo de Kioto, que vence a fines de 2012. El mecanismo es considerado un símbolo del compromiso de los países desarrollados en la reducción de la emisión de gases causantes del efecto invernadero, por eso, se espera que el tema sea largamente debatido en la COP 17 y que el Protocolo sea revalidado por lo menos hasta 2015. Uno de los grandes problemas es que el Protocolo no fue firmado por Estados Unidos, China e India; siendo esto así, cubre menos del 30% de las emisiones globales. Existe todavía la expectativa de si los países desarrollados pretenden renovarlo.
El tema no está siendo tratado como prioritario incluso con las constantes alertas sobre la elevación de la temperatura del planeta. Una prueba de ello fue dada la semana pasada por la Organización Meteorológica Mundial al advertir que la emisión de gases causantes del calentamiento global batió un récord.
La indicación de los estudiosos es que el calentamiento debería llegar, como máximo, hasta 2 grados para limitar el impacto en la sociedad; sin embargo, la falta de acciones concretas para mitigar el problema está llevando la temperatura del planeta a subir cerca de 4 grados. La concentración de CO2 en la atmósfera aumentó entre 2009 y 2010 a 2,3 ppm (partes por millón), más que el promedio de los años 1990 (1,15 ppm) y que el promedio de los diez últimos años (2,0 ppm).
Si la inactividad persiste y las negociaciones no avanzan, el planeta quedará cada vez más susceptible a los efectos de los cambios climáticos, que van desde la pérdida de la biodiversidad, desertificación, aumento de huracanes, tifones y ciclones; pasando por olas de calor, hasta el derretimiento de los casquetes polares, lo que puede elevar el nivel de los mares y sumergir ciudades.
Traducción: Daniel Barrantes – [email protected]
Fuente: http://www.adital.com.br/site/noticia.asp?boletim=1&lang=ES&cod=62782