Doce, trece líneas, no es necesario más. ¿Es razonable, justo, admisible poliéticamente, entrado en razón, legal incluso, que un Estado que afirma ser no confesional en su Constitución despida con honores institucionales y de gran boato a un antiguo presidente de gobierno con una ceremonia rancio-nacional-católica, presidida por el representante más reaccionario de la derecha […]
Doce, trece líneas, no es necesario más.
¿Es razonable, justo, admisible poliéticamente, entrado en razón, legal incluso, que un Estado que afirma ser no confesional en su Constitución despida con honores institucionales y de gran boato a un antiguo presidente de gobierno con una ceremonia rancio-nacional-católica, presidida por el representante más reaccionario de la derecha extrema nacional-católica, alguien que conseguiría ubicar al cardenal Tarancón en su izquierda más extrema y que permite por otra parte un paralelismo más que aceptable con aquel inolvidable cardenal de apellido Goma y con acento abierto?
¿Qué hacía allí un Jefe de Estado de un Reino borbónico que dice ser respetuoso de la Constitución en una ceremonia institucional que en ningún caso era privada? ¿Y sus familiares y herederos?
¿Qué hacía allí el actual presidente de Gobierno y 1939 representantes institucionales más, incluido el president de la Generalitat de Catalunya?
¿Qué hacían allí los restantes ex presidentes de Gobiernos vivos?
¿Y el denominado jefe de la oposición? ¿A qué oposición representa?
¿Va en serio o no va en serio la aconfesionalidad del Estado? ¿Es una broma, todo era una broma?
Vale, de acuerdo. Lo habíamos pillado pero teníamos alguna duda.
Salvador López Arnal es nieto del obrero cenetista asesinado en el Camp de Bota de Barcelona en mayo de 1939 -delito: «rebelión»- José Arnal Cerezuela.
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