Si bien el petróleo actúa como lubricante de la economía global, su creciente escasez está impulsando el desarrollo de nuevas tecnologías, como los vehículos a electricidad y gasolina. Los llamados «autos híbridos» están comenzando a parecer un precio barato a pagar por la salvación del ambiente terrestre, en el contexto de los precios estratosféricos del […]
Si bien el petróleo actúa como lubricante de la economía global, su creciente escasez está impulsando el desarrollo de nuevas tecnologías, como los vehículos a electricidad y gasolina.
Los llamados «autos híbridos» están comenzando a parecer un precio barato a pagar por la salvación del ambiente terrestre, en el contexto de los precios estratosféricos del crudo, las crecientes agitaciones políticas en las regiones ricas en petróleo desde el Oriente Medio hasta Nigeria y Venezuela y las terribles tormentas que azotan al Caribe y La Florida.
Al frente de la carrera para llevar a esos híbridos a las autopistas está Toyota, cuyo Prius vio duplicada su venta en Estados Unidos ya en la primera mitad de 2004.
Aunque los primeros modelos de Honda y Toyota aparecieron en el mercado estadounidense en 1997, no se pusieron inmediatamente de moda: sólo 120 mil Prius se vendieron en los últimos seis años. Pero este año Toyota espera vender 130 mil y confía en colocar 300 mil por año a partir de 2006.
Toyota tiene actualmente una sola fábrica de automóviles Prius, pero espera abrir pronto una segunda en Japón y quizás otra en Estados Unidos. Entretanto, Ford está tratando de «subirse al carro» con su Escape, el primer modelo de bajo consumo de combustible de sus series «E» de SUV, potentes vehículos de tracción en las cuatro ruedas, lujosos herederos del viejo «jeep» a los que se suele denominar Ford Excess.
Bajo la presión de normas estrictas sobre la contaminación ambiental y la eficiencia en el consumo de combustible, Detroit ha sido lento para invertir en los gastos iniciales de investigación y desarrollo de nuevas tecnologías, mientras que los fabricantes japoneses se pusieron rápidamente al frente en el sector.
Hasta fechas recientes, los Tres Grandes de Detroit han hecho poco en cuanto al mercadeo de híbridos japoneses en Estados Unidos porque ganan menos con ellos que con sus más redituables SUV.
Pero no todos los híbridos son iguales. El Toyota Prius y el Ford Escape son híbridos «completos» que sacan total ventaja de la tecnología al por lo menos duplicar la eficiencia en el consumo de combustible (rinden 23,38 kilómetros cada litro de gasolina).
Además, reducen la contaminación del aire y las emisiones de gas invernadero en más de 90 por ciento. Otros vehículos vendidos como híbridos, como el Honda Civic, son incapaces de circular exclusivamente con electricidad, como lo hace el Prius, mientras que algunos son apodados de «potencia híbrida» porque usan tecnología híbrida pero no para reducir el consumo sino sólo para lograr el máximo rendimiento.
Los híbridos no son el punto final del cambio tecnológico en los automóviles sino una transición en el largo camino hacia el reemplazo del «infernal» motor a combustión.
Se considera que, a largo plazo, la energía derivada del hidrógeno será la mejor apuesta dado que con ella se eliminan totalmente los motores que funcionan con petróleo.
Pero harán falta de 10 a 20 años para que esta alternativa alcance la producción en masa.
Pese a sus limitaciones, las tecnologías híbridas, de ser rápidamente adoptadas, podrían aliviar en el corto plazo los problemas de consumo excesivo de combustibles y de contaminación ambiental.
Sin embargo, aunque la demanda de autos híbridos se incrementa rápidamente, bien podría derrumbarse si su anticipada promesa de bajo consumo y menor contaminación no es también ofrecida por los grandes fabricantes de autos con mayor capacidad productiva.
Es de esperar, además, que los gobiernos hagan grandes compras institucionales de híbridos para sus propias flotas y que ofrezcan beneficios impositivos a los consumidores privados.
Mediante el incremento del volumen de las ventas llevaremos los precios hacia abajo para hacerlos más asequibles en el mercado de masas. En el camino ahorraremos bastante más que dinero. Nos salvaremos a nosotros mismos.
* El autor dirige el Mainstream Media Project, con sede en Estados Unidos, y es el anfitrión del galardonado programa de radio «A World of Possibilities». Derechos reservados IPS.