La resolución de la CNTBio establece canales legales para el uso de técnicas de modificación genética altamente peligrosas
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) considera que los llamados «impulsores genéticos» (en inglés, gene drives) son armas biológicas / Fernando Frazão / Agencia Brasil
La Comisión Nacional Técnica de Bioseguridad (CTNBio), instancia que forma parte del Ministerio de Ciencia y Tecnología de Brasil aprobó el 15 de enero 2018, una resolución (Resolução Normativa 16 / 2018) que decide cómo considerar una serie de nuevas biotecnologías, que usan ingeniería genética, pero de formas diferentes a los transgénicos que ya conocemos (como maíz y soya resistente a agrotóxicos). Estas nuevas estrategias para manipular genéticamente plantas y animales, pueden o no insertar nuevo material genético en las semillas o sus descendientes.
Con la nueva normativa, la CNTBio puede decidir que los organismos producidos con esas biotecnologías no son considerados transgénicos u OGM (organismos genéticamente modificados) y por tanto no necesitan cumplir con la reglamentación de bioseguridad. También establece un canal legal para permitir la liberación al ambiente de los llamados «impulsores genéticos», una tecnología altamente riesgosa, que propone extinguir especies enteras, inclusive silvestres.
La nueva normativa es muy grave porque:
Abre la puerta legal para que semillas, insectos y otros organismos y productos alterados genéticamente con nuevas biotecnologías no sean considerados OGM (organismos genéticamente modificados) y por tanto la CNTBio podría decidir que pueden ir al campo y a los mercados, sin evaluación de bioseguridad, sin regulación y sin etiquetado.
Esto hace de Brasil el primer país en el mundo en establecer canales legales para liberación de los «impulsores genéticos» o sistemas de redireccionamiento genético (gene drives en inglés) que son extremadamente peligrosos y que se pueden usar en cultivos y para modificar genéticamente plantas y animales silvestres. Este tipo de técnica utiliza organismos manipulados genéticamente para engañar a las leyes naturales de la herencia, para lograr que un carácter transgénico se herede forzosamente y que podrían usarse para extinguir toda una especie vegetal o animal.
A quién favorece esta normativa:
Las más favorecidas son las empresas de agronegocio y las transnacionales de transgénicos, porque pueden invadir campos y mercados con sus nuevos productos manipulados genéticamente, sin tener que pasar por los mecanismos de evaluación y regulación o etiquetado, con lo que ganan tiempo y aumentan ganancias. Pueden incluso engañar a los consumidores diciendo que sus productos son «naturales», como han hecho en Estados Unidos, con las sustancias derivadas de microbios engendrados con algunas de estas tecnologías.
Además, con la técnica de CRISPR e impulsores genéticos, empresas como Monsanto y DuPont, que ya tienen la licencia para esas tecnologías, esperan poder hacer que las plantas invasoras (silvestres) tengan más susceptibilidad a sus agrotóxicos. Ya hay muchas invasoras que son resistentes al glifosato, por ejemplo. Con esa tecnología, esperan poder seguir vendiendo ese veneno.
También esperan poder manipular nuevas especies de semillas y plantas, para ampliar sus mercados transgénicos. Todo a costa de la bioseguridad y la salud del medio ambiente, las personas y los animales.
«Especialmente grave y alarmante es que una de esas formas de nuevas biotecnologías es lo que se llaman impulsores genéticos o sistemas de redireccionamiento genético (gene drives en inglés). Son organismos manipulados genéticamente para engañar las leyes naturales de la herencia, para lograr que un carácter transgénico se herede forzosamente y que podrían usarse para extinguir toda una especie vegetal o animal. Brasil es el primer país en el mundo en establecer canales legales para liberación de este tipo de alteración genética que es extremadamente peligrosa y que se puede usar en cultivos y para modificar genéticamente plantas y animales silvestres.»
Impactos potenciales de las nuevas biotecnologías
Los transgénicos son organismos a los que se insertan genes que no estaban en un organismo vivo naturalmente, sean de la misma especie o de otra especie. Las llamadas nuevas biotecnologías, por ejemplo CRISPR, técnicas que usan ARN para activar o silenciar genes, Mutagénesis Sitio Dirigida y otras, pueden manipular el genoma insertando nuevos genes o no, pero siempre cambiando las funciones naturales del organismo.
La CNTbio las llama «Técnicas Inovadoras de Melhoramento de Precisão (TIMP), que engloban las llamadas Nuevas Tecnologías de Mejoramiento. No se aplican solamente a plantas, también son técnicas para modificar microorganismos, insectos y animales.
Las empresas también llaman a esas técnicas «edición genómica» para dar la impresión que se trata apenas de un pequeño cambio en un texto, intentando desligar a estos nuevos OGM de la amplia resistencia que campesinos y consumidores de todo el mundo han desarrollado contra los transgénicos.
Con estas técnicas de manipulación de genomas se puede por ejemplo, hacer plantas que sean tolerantes a agrotóxicos (igual a los transgénicos anteriores, pero con otra técnica) o que hierbas invasoras que se han hecho resistentes vuelvan a ser afectadas por agrotóxicos (para seguir vendiendo más agrotóxicos), cambiar los períodos de maduración o floración (para facilitar la recolección industrial), que microbios y plantas produzcan sustancias que normalmente no producían y que son valiosas para las industrias.
Afirman que son más precisas que los transgénicos anteriores. Sin embargo, aunque las técnicas puedan ser más precisas en cuanto al lugar donde modifican el genoma, sigue existiendo una gran incertidumbre sobre cómo esos cambios afectan el resto del genoma, lo cual puede llevar a nuevos efectos imprevistos e indeseables. Ya se conoce que en muchos casos, varias de éstas técnicas tienen efectos fuera de objetivo (off-target) y eso lleva a que las plantas y/o productos que se deriven de los organismos manipulados puedan tener efectos alergénicos y otros que afectan el crecimiento de la plantas y también la salud humana y animal.
Esto además de otros efectos que ya conocemos de los transgénicos, como que viabilizan el aumento de agrotóxicos, afectan a las semillas criollas y están patentados por grandes empresas.
Impactos de los impulsores genéticos (gene drives)
Se trata de la primera vez que se hacen transgénicos para liberar en medios silvestres, para modificar no solamente especies cultivadas, sino para que se reproduzcan agresivamente en la naturaleza. Es una forma de ingeniería genética, que usa la tecnología CRISPR-Cas9 -ya en manos de varias transnacionales de transgénicos- para lograr que los rasgos transgénicos insertados en un organismo pasen forzosamente a toda la próxima generación, no solamente el 50% de cada progenitor, como sería normal. Si la manipulación es para que se produzcan solamente machos (lo intentan con plantas, mosquitos y ratones), toda la población -o incluso toda la especie- podría extinguirse rápidamente. Unos cuantos organismos modificados pueden lanzarse a un campo o ecosistema y modificar gradualmente todos los que se crucen con ellos, hasta abarcar toda la población.
Por eso es considerada por Naciones Unidas también como una arma biológica. El principal financiador de investigación en impulsores genéticos es el Ejército de Estados Unidos, seguido de la Fundación Bill y Melinda Gates.
Los que promueven la tecnología dicen que es para eliminar plagas, por ejemplo el mosquito que trasmite la malaria o plantas invasoras. Pero, ¿quién define qué es dañino o plaga? Para la agricultura industrial y los agronegocios todo lo que esté vivo en un campo, menos el cultivo que ellos quieren vender, es dañino. ¿Qué consecuencias tendría la eliminación de una población entera de un ecosistema que ha co-evolucionado con ella, o incluso la ha favorecido como reacción a otros desequilibrios? ¿Qué pasa con otros organismos que se alimentan de esa especie? ¿Quién puede decidir eliminar una especie entera? Aunque la técnica puede funcionar o no -es experimental- podría causar grandes desequilibrios. Por eso 160 organizaciones de todo el mundo, incluyendo la Via Campesina Internacional, demandaron que el Convenio de Diversidad Biológica aplique una moratoria a esta tecnología.
Ni siquiera Estados Unidos ha permitido liberar ningún organismo de este tipo, porque una vez en el ambiente, no saben cómo pararlo. Con la resolución de CNTBio, Brasil sería el primer país que permite liberar esta peligrosa tecnología. ¡Y con una normativa simplificada!
Brasil es también el único país en el mundo que, gracias a la CNTBio, ha permitido experimentos repetidos con mosquitos transgénicos. Aunque esos experimentos no tienen ninguna validación de que sirvan para combatir enfermedades, se lo ve como un país donde se podrían liberar mosquitos con impulsores genéticos, por la facilidad para conseguir la aprobación de las autoridades.
Las organizaciones campesinas, movimientos sociales, organizaciones de la sociedad civil y de consumidores rechazamos enérgicamente la resolución 16/2018 de la CNTBio que pretende legalizar y liberar sin regulación, evaluación ni etiquetado, nuevos transgénicos que impactarán sobre las y los campesinos, la soberanía alimentaria, la salud y el medio ambiente. Denunciamos y rechazamos que la CNTBio pretende legalizar también la liberación de «impulsores genéticos»: transgénicos que podrían usarse para extinguir especies y como armas biológicas, cuyo principal financiador es el ejército de Estados Unidos y que no están permitidos en ningún otro país del mundo por su alta peligrosidad.
Articulación Nacional de Trabajadores, Trabajadoras y Pueblos del campo, de las aguas y de las selvas.
Edición: Vivian Neves Fernandes