La Fiscalía de la Audiencia Nacional española, un Tribunal de excepción heredado de la época franquista, ha hecho pública su calificación para la vista oral derivada de la redada de 2010 contra la organización internacionalista vasca Askapena, Este juicio al internacionalismo solidario de ida y vuelta habrá de celebrarse a mediados de octubre y en […]
La Fiscalía de la Audiencia Nacional española, un Tribunal de excepción heredado de la época franquista, ha hecho pública su calificación para la vista oral derivada de la redada de 2010 contra la organización internacionalista vasca Askapena, Este juicio al internacionalismo solidario de ida y vuelta habrá de celebrarse a mediados de octubre y en el mismo se pretende enviar seis años a la cárcel a los militantes Walter Wendelin, Gabi Basañez, David Soto, Aritz Ganboa y Unai Vázquez. Además, en su constante y brutal represión contra la lucha del pueblo vasco, se reclama la ilegalización y disolución de Askapena pero también de una comparsa festiva denominada Askapeña, de la organización centrada en «un comercio menos injusto» denominada Elkar Truke y el organismo solidario, Herriak Aske.
Una vez conocida la decisión inquisidora de la Audiencia madrileña, la reacción solidaria de la militancia vasca y también de los grupos solidarios del exterior no se hizo esperar. Numerosas iniciativas se han puesto en marcha, entre ellas la realización de juicios al Imperialismo español en varios pueblos y ciudades de Euskal Herria. También en Latinoamérica y Europa se promoverán esas acciones, con la idea de que el próximo 12 de octubre (días antes del juicio) se den a conocer los resultados de los mismos, que seguramente serán condenatorios al accionar que durante siglos ha mantenido España con respecto a todos los pueblos que han resistido a su dominación.
Para hablar de esta nueva escalada del fascismo español y de las campañas solidarias, conversamos en Bilbao con Walter Wendelin, uno de los militantes históricos de Askapena que será juzgado en octubre próximo.
-A pocos días de ser juzgados los militantes de Askapena, ¿puedes explicarnos qué es lo que en realidad busca el gobierno español con esta vuelta de tuerca en el accionar represivo?
-Este es un juicio político más de todos los que ha habido en Euskal Herria por obra y gracia de la represión española y, por lo tanto, podemos decir que tenemos un «pronóstico reservado» sobre lo que puede ocurrir. Puede salir bien, puede salir mal, para alguno de nosotros o para el conjunto. Allí están las organizaciones también pendientes de ilegalización. Lo que sí sabemos es de qué se nos acusa oficialmente y que consiste en haber organizado Brigadas solidarias internacionalistas, el haber organizado en 1994 el comercio justo, o como lo denominamos nosotros «comercio algo menos injusto», el haber asistido a Foros sociales europeos y mundiales, el haber organizado encuentros similares en Euskal Herria, el mantenernos conectados con los Comités de Solidaridad con Euskal Herria (los Euskal Herriaren Lagunak). A esto habría que agregarle las campañas contra la Coca-Cola en apoyo a los sindicatos colombianos o las expresiones concretas de solidaridad contra la ocupación sionista-israelí del territorio palestino. Todo eso, quienes nos juzgarán, los tratan como los «hechos». Desgraciadamente o por suerte según el lado desde donde lo veamos, no podemos negar ninguno de esos hechos. Todo eso lo hemos organizado y estamos orgullosos de ello. Lo único que podemos negar es que alguien, en este caso la organización armada ETA, nos haya dado órdenes de hacer todo esto. Eso sí lo negamos, pero de todo lo demás no pensamos negar absolutamente nada. Sería tirar piedras contra nuestro propio tejado, en el sentido de que somos personas con sensibilidad y conciencia internacionalista y por lo tanto no vamos a abjurar de eso mismo.
-Hay algo que sobrevuela este juicio como otros tantos ocurridos en Euskal Herria y es la doctrina implantada de hecho por el ex juez Baltasar Garzón, y que se puede resumir en que todo lo que se mueve dentro del ámbito independentista vasco es ETA y, por lo tanto, este tribunal de excepción que es la Audiencia Nacional Española lo vincula con el terrorismo. Partiendo de esta premisa, ¿en qué van a basar ustedes su defensa?
-Fue el propio Garzón quien comenzó esta investigación en 1995, curiosamente a raíz de una denuncia de Askapena por haber sido amenazadas de muerte por el grupo paramilitar Aguilas Negras unas brigadistas vascas que estuvieron en Colombia. En ese momento había sospechas que la amenaza provenía o tenía conexiones con estructuras policiales o parapoliciales del Estado español. A partir de allí, la Sala 5 de la Audiencia, de la que era titular el juez Garzón, comenzó a investigar las relaciones que pudieran tener esas brigadistas u otras personas responsables de Askapena con las fuerzas insurgentes colombianas, e intentar con ello criminalizar a Askapena y al internacionalismo que estábamos realizando. Al día de hoy llevamos 29 años en esa práctica y siempre desde una perspectiva de izquierda. Eso no dio muchos resultados, pero estuvieron investigando muchos años. Evidentemente, para no echar por la borda toda esa «inversión» de trabajo policial, de espionaje e inteligencia internacional, intentaron sacar más conejos de la galera.
Con lo cual siguieron en su intento de criminalizar nuestra tarea solidaria durante otros diez años más. Para nuestros perseguidores y acusadores, todo ese trabajo tiene que tener un resultado, no puede ser que se haya perdido sin más, ya que ello sería declararse como incompetentes y haber llegado a una verdad que no tiene ningún asidero real. De allí que ahora vuelven a la carga e intentan condenarnos de la manera que sea, algo muy propio del clima represivo que desde hace décadas vivimos en Euskal Herria.
-Desde la tarea que Askapena realiza desde hace tantos años, ¿en qué momento sitúan la lucha internacionalista en la actualidad?
-Sin duda, el momento actual del internacionalismo es el resultado de los momentos anteriores. El internacionalismo vasco siempre ha sido una parte importante de nuestra lucha como pueblo, a todos los niveles y en toda la amplitud ideológica que pueda haber o que alguna gente pueda asociar a ese término. La solidaridad internacional, que no es exactamente internacionalismo solidario, se ha demostrado siempre a través de la gran cantidad de inversiones a través de ONGs desde niveles municipales. Es decir, desde instancias poco controladas por parte del Estado. Hay mucha gente sensible a ese tema, y a eso, nosotros como Askapena siempre hemos aprovechado para dar un paso más en el sentido de transformar esa instancia de solidaridad en internacionalismo solidario, política e ideológicamente muy claramente definido por una solidaridad de ida y vuelta, y nunca desde una organización sino siempre desde el propio pueblo. Toda la estrategia internacionalista nuestra va siempre en función de crear un proyecto internacional en ese mismo sentido. Con esas premisas básicas seguimos estando y trabajando coherentemente, incluso en una situación como la que estamos ahora, pendientes de marchar a la cárcel cinco personas y la ilegalización de cinco organizaciones que están alrededor de Askapena. Utilizamos además toda esa campaña de solidaridad que se viene haciendo, no tanto con nosotros personalmente o con la organización, sino para que defender ese tipo de internacionalismo.
El contexto actual es difícil a nivel nacional, ya que ha habido un cambio estratégico y de hondo calado en la lucha por la liberación nacional y social vasca, que todavía cuesta mucho comprender y asimilar como pueblo. También han cambiado muchas cosas a nivel internacional en los últimos 20 años. El propio enemigo ha internacionalizado lo que es el terrorismo de Estado, en cada uno de los países implicados, sean Estados Unidos, Israel o la propia Unión Europea. Son precisamente esas naciones las que tratan de asociar al internacionalismo con el terrorismo, en función de hechos que ocurren en el mundo árabe. Todo esto no nos beneficia a nosotros.
-¿Cuánto puede ayudarles la solidaridad internacional en esta difícil circunstancia en la que se encuentran?
-Como decíamos anteriormente, tanto el Imperio español como el francés han llevado adelante diversas instancias judiciales contra el independentismo vasco. En los últimos años han ido surgiendo diversas iniciativas de resistencia civil como método de lucha, para defender a los que iban a ser encarcelados . Esto se sigue practicando a través de un movimiento social de desobediencia masiva, en el que muros de personas han impedido por un tiempo (a veces unas horas, y otras algunos días) la detención de gente que ha sido condenada por razones políticas. Como internacionalistas, el planteamiento que tenemos es recurrir (por nuestro propio y cotidiano trabajo) a la solidaridad internacional. Tenemos que aprovechar al máximo esa ventaja de internacionalización de nuestros problemas, que es precisamente lo que el gobierno español ha querido acallar en base a criminalizar personas y organizaciones. Por lo tanto, toda la campaña de solidaridad va dirigida a crear un proyecto nacional vasco, un movimiento internacionalista más solidario que nunca con todos los pueblos oprimidos. A los comités y EHL (grupos de apoyo) del mundo les pedimos la solidaridad para denunciar todos los juicios que buscan criminalizar la lucha de nuestro pueblo. En lo que hace a nosotros mismos, le dejamos claro al Estado español y su Audiencia Nacional, que no sólo no nos desdecimos de lo hecho a nivel internacionalista y estamos dispuestos a ser reincidentes mientras podamos.
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