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La barbarie inmobiliaria en España no respeta ni los GR

El GR-7 y la avaricia infinita

Fuentes: www.ladinamo.org

GR-7 no es el nombre de una consola de videojuegos. Tampoco es el nuevo androide de la enésima secuela de La Guerra de las Galaxias, ni estamos hablando de una remota celda dentro de una hoja de cálculo. Pero entonces, ¿qué diablos es el GR-7? ¿Una carretera de Granada, quizás? Templado templado, nos vamos acercando… […]

GR-7 no es el nombre de una consola de videojuegos. Tampoco es el nuevo androide de la enésima secuela de La Guerra de las Galaxias, ni estamos hablando de una remota celda dentro de una hoja de cálculo. Pero entonces, ¿qué diablos es el GR-7? ¿Una carretera de Granada, quizás? Templado templado, nos vamos acercando…

Los GR son senderos de Gran Recorrido (más de 50 km de longitud) balizados con marcas blancas y rojas, hermanos mayores de los PR, senderos de Pequeño Recorrido balizados con marcas blancas y amarillas. Cualquiera que haya paseado por el monte habrá visto estas marcas pintadas sobre piedras, troncos y mojones, muy útiles para no perderse y seguir caminos sin conocerlos previamente y sin necesidad de chismes tipo GPS ni mapas.

Muchos GR mueven miles de senderistas al año de unos países a otros, como el famosísimo GR-20 de Córcega, a través del cual se puede surcar la isla de sur a norte en unas 10 jornadas a pie atravesando paisajes increíbles. Algunos GR tienen alcance internacional. Es el caso del GR-7, ruta senderista que une Tarifa y Atenas, nada menos, y que pasa por la provincia de Granada. Todas estas rutas tienen una enorme utilidad pública: representan una forma inmejorable de recorrer y observar la naturaleza, tanto a pie como en bicicleta. Al estar señalizadas, se minimiza la posibilidad de que la gente se pierda y se evita el destrozo del terreno y la flora al mentener a los senderistas dentro de caminos previamente compactados.

Una opinión y un respeto muy diferentes les merecen estos senderos al alcalde de la localidad malagueña de Ronda, Antonio María Marín Lara, del Partido Andalucista, y a los constructores implicados en el macroproyecto urbanístico «Club de Campo & Golf de Ronda». A primeros de junio, cortaron el GR-7 debido a las obras, por otro lado declaradas ilegales. Tras las primeras protestas, el alcalde de Ronda prometió desbloquear el sendero «en diez días». Esos diez días prometidos se alargaron más de cinco meses, hasta que una marcha de 2000 personas forzó la reapertura de la ruta.

Las previsiones de tan nefastos macroproyectos auspiciados por el consistorio de Ronda son las siguientes:

  • Construcción de un Circuito de Alta Velocidad
  • Construcción de cuatro campos de golf (uno de ellos podría ser de los mayores de Europa) y varias pistas de tenis
  • Construcción de 1000 chalets con gran parcela privada
  • Construcción de tres hoteles de cinco estrellas
  • Construcción de un centro comercial
  • Construcción de la carretera variante de Arriate (tan variante que ni siquiera pasa por el término municipal de la localidad)
  • Construcción de un Centro Hípico
  • Construcción de un colegio de de alto Standing
  • Venta de parcelas en plena dehesa de encinas protegida por la UNESCO

Muchos de estos proyectos no cuentan con suministro de agua definido, y se sospecha que puedan acabar bebiendo y vaciando los acuíferos locales, tradicionalmente utilizados para el abastecimiento de los pueblos serranos y las actividades agrarias. Asimismo, buena parte de las zonas implicadas poseen un gran valor ecológico y una importante biodiversidad.

Mientras tanto, la localidad malagueña de Cuevas del Becerro ha conseguido un gran éxito en su huelga general municipal convocada el pasado 26 de octubre por su alcaldesa Teresa Rosado, de Izquierda Unida, como protesta a este carrusel de proyectos urbanísticos disparatados que bien podría denominarse, parafraseando alguno de los más preclaros lemas de la administración norteamericana, «Plan avaricia infinita».