En recuerdo y homenaje a las mujeres y hombres que han dado todo por la liberación de sus pueblos Permanente, general y verificable, así define Euskadi Ta Askatasuna, ETA, organización armada vasca con más de 50 años de lucha político militar, el alto el fuego anunciado el 10 de enero. Permanente porque se espera que […]
Permanente, general y verificable, así define Euskadi Ta Askatasuna, ETA, organización armada vasca con más de 50 años de lucha político militar, el alto el fuego anunciado el 10 de enero.
Permanente porque se espera que este sea el cese definitivo de las acciones armadas, esperando que se hayan generado las condiciones suficientes para poder cerrar el ciclo de confrontación armada con el Estado Español, general porque afectara a todas las acciones de ETA, incluidas las defensivas y de reabastecimiento, y verificable, porque se espera que una comisión internacional pueda verificar el carácter de la misma, así como un posible desmantelamiento de la estructura militar en un futuro.
El anuncio hecho por ETA, valiente, unilateral y de alcance histórico como lo ha definido la izquierda independentista vasca, viene a responder a las declaraciones de Bruselas y de Gernika, donde se emplazaba a la organización armada a dar nuevos pasos que facilitaran la resolución del conflicto político vasco.
Bruselas y Gernika
La Declaración de Bruselas, firmada en septiembre de 2010 por 4 premios Nobel de la Paz e importantes personalidades implicadas en la resolución de los conflictos en Sudáfrica e Irlanda, incluida la propia Fundación Nelson Mandela, y dada a conocer en la sede del Parlamento Europeo en Bruselas, definía el conflicto vasco como un conflicto político y emplazaba a ETA a declarar un alto el fuego permanente y completamente verificable.
Asimismo el «Acuerdo para un escenario de paz y soluciones democráticas», presentado el pasado diciembre en Gernika por numerosos agentes políticos, sindicales y sociales de la sociedad vasca, promueve un escenario de no violencia, basado en el derecho a decidir y el respeto a la voluntad popular en lo que respecta al marco jurídico institucional y las relaciones con los estados español y francés. En ese sentido exige tanto a ETA como al Estado Español pasos que faciliten el escenario planteado.
Pero para comprender el alcance de la decisión tomada por Euskadi Ta Askatasuna, no sirven únicamente estas dos declaraciones, y es necesario introducir al menos dos elementos, entrelazados entre sí. Por un lado los anteriores procesos de tregua y negociación, 1989 en Argel donde se buscaba la acumulación de fuerzas que obligaran a sentarse al gobierno español en una mesa de negociación, como así fue, a pesar de la experiencia fallida. 1998, en el que sin mirar al Estado Español, se decreto un alto el fuego indefinido para impulsar un acuerdo soberanista entre los diversos agentes políticos vascos. Y la última experiencia, precursora del actual momento político, en el que en 2006, y tras conversaciones previas con el gobierno español, se declara un alto el fuego permanente que duró hasta que se rompieron las negociaciones en Suiza entre el PSOE y Batasuna por un lado, en una mesa en la que se trataban las cuestiones políticas de resolución del conflicto, y el gobierno español y ETA por otro lado, tratando las cuestiones relativas a la desmilitarización del conflicto. Por otro lado y después del último proceso fallido, la izquierda independentista, su dirección política y su base social, ha articulado un proceso de reflexión interno, asambleario, en el que sin renunciar a los logros históricos de la lucha armada, decide una apuesta exclusiva por continuar la lucha en términos exclusivamente políticos y no violentos.
España y Francia
Si bien el comunicado de ETA va dirigido a la sociedad vasca principalmente, a sus agentes políticos y sociales, también hay un llamamiento a España y Francia para dejar de lado las medidas represivas y de negación de Euskal Herria, el pueblo del euskera, la lengua vasca. En este escenario se tiene que mover principalmente un gobierno español (el gobierno francés hace un seguidismo de las acciones tomadas en el país vecino) en crisis tras imponer medidas socioeconómicas al dictado de la Unión Europea y el FSI que golpean a los más desprotegidos y a la clase trabajadora española en general.
Probablemente, y por encima del estudiado discurso inmovilista gubernamental, el discurso dominante en los media, dirigido por el ministro del Interior Alfredo Pérez Rubalcaba, sea que se ha llegado a esta situación por un debilitamiento de la organización armada, los éxitos policiales y el arrinconamiento político. Propaganda armada española, necesaria para consumo interno, pero que no pueden hacer perder de vista el horizonte estratégico que supone este comunicado, y la oportunidad que hay de cerrar el ciclo de confrontación y sufrimiento generados en un conflicto prolongado por demasiado tiempo.
En ese sentido, hay dos tareas en manos del gobierno que pueden ayudar a destensar la situación y facilitar el inicio del proceso abierto con el comunicado de ETA. Por un lado la cuestión importante y sensible de los prisioneros y prisioneras políticas vascas, dispersadas aun en contra de la propia legislación vigente, en cárceles españolas y francés, a cientos de kilómetros de su hogar y su familia, en un castigo añadido para los seres cercanos y como forma de chantaje violento hacia una parte de la sociedad vasca. Por otro lado, es urgente y necesaria la legalización del nuevo proyecto político de la izquierda independentista vasca, para que se pueda presentar en igualdad de condiciones y hacer política por vías exclusivamente institucionales y no violentas. No puede mantenerse por más tiempo la situación de apartheid político de un porcentaje importante de la sociedad vasca.
Y aunque al gobierno español no le guste la internacionalización del conflicto, pues se desnudan las vulneraciones de derechos tanto individuales como colectivos, tanto civiles como políticos, que se dan en Euskal Herria, el hecho de que el alto el fuego vaya a ser verificado internacionalmente, al igual que en los conflictos de Irlanda y Sudáfrica, pone los ojos de la comunidad internacional en un pequeño pueblo en el corazón de Europa que lucha por decidir su futuro en libertad. Por lo tanto un paso deseable sería también el cese de la ilegalización de partidos políticos y organizaciones juveniles, el cierre de medios de comunicación, el espionaje por parte de la policía, militares y servicios secretos, así como las detenciones políticas y la tortura, porque hoy en el País Vasco solo existe ya una violencia, la del opresor contra el oprimido, la violencia ejercida por el Estado.
Retos a corto y medio plazo
Son momentos delicados pero de trascendencia histórica los que se viven en la nación vasca, ocupada militarmente por el Reino de Castilla en 1512 y sin poder decidir su futuro desde entonces. Siglos de lucha y resistencia en la defensa de la soberanía, en defensa de un idioma, el más antiguo de Europa, y una cultura propia, ni mejor ni peor, pero si diferente a otros pueblos y naciones en Europa. Ya el siglo XX nos trajo una dictadura de 40 años donde estaba prohibido incluso hablar nuestro idioma o mostrar nuestra bandera, y la resistencia armada como respuesta y construcción de un movimiento de liberación nacional siguiendo la ola de otros movimientos de liberación en África, Asica o América Latina. Finalmente, y tras una mal llamada transición español y el intento de desestructuración autonómica, se abre la posibilidad de conformar una mayoría política, sindical y social que impulse el derecho de autodeterminación para el pueblo vasco.
En ese sentido es muy importante analizar y situarse en un análisis global, análisis de un sistema mundo capitalista en crisis estructural, en el que es más importante que nunca en esta transición el construir un proyecto político que dé respuesta a las ansias de liberación nacional de la sociedad vasca, pero también apueste fuertemente por su liberación social. Porque liberación nacional y social son dos caras de una misma moneda, y si apostamos por nuestra liberación, estaremos también un poco más cerca de la liberación del resto de naciones oprimidas.
Sin caer en provocaciones, que vendrán, ahora es cuando, no dejemos pasar esta oportunidad para la construcción de una Euskal Herria libre, soberana y socialista.
Katu Arkonada. Militante de la izquierda independentista vasca
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