Sucedió en la etapa final del Giro italiano. No puedo asegurarlo pero creo que Contador, algo soprendido, se mantuvo en posición respetuosa mientras sonaba el himno «nacional» monárquico-franquista, acompañado esta vez, en neta consistencia con su (in)sustancia musical, con las palabras que José María Pemán ideó para la ocasión tras la derrota republicana en 1939. […]
Sucedió en la etapa final del Giro italiano.
No puedo asegurarlo pero creo que Contador, algo soprendido, se mantuvo en posición respetuosa mientras sonaba el himno «nacional» monárquico-franquista, acompañado esta vez, en neta consistencia con su (in)sustancia musical, con las palabras que José María Pemán ideó para la ocasión tras la derrota republicana en 1939. Franqusimo-fascismo en estado puro. El chunga-pachunga y… «el pueblo español que vuelve a resurgir» tras asesinar a decenas y decenas de miles de combatientes republicanos y trasterrar a centenares de miles de españoles que el régimen del «Generalísimo» no tuvo ningún reparo en considerar apátridas, mientras fusilaba de madrugaba, sin poder despedirse de su familia, a trabajadores que habían cometido el crimen imperdonable de estar afiliados a la CNT por ejemplo .
Fue un error dicen; en la Italia de Berlusconi casi todo es posible. Cuentan las crónicas que las autoridades deportivas españolas se pusieron como motos e incluso montaron un buen pote por lo que parece.
Pero bien mirado, asépticamente analizado, tiene su lógica y la confusión tiene su explicación. No sólo está el hecho de que nuestro actual jefe de Estado fuera designado a dedo por el máximo responsable del «régimen anterior», siendo también Jefe de Estado provisional en la «etapa anterior», sino porque el Reino borbónico de España debe ser uno de los pocos casos en la historia más o menos reciente en que la supuesta ruptura con el «régimen autoritario que no totalitario anterior», según el Diccionario biográfico español de la excelentísima Real Academia de Historia», conserva una parte, a veces sustantiva, de sus símbolos, nombres, calles y tradiciones, incluidas esas placas conciliadores que permanecen en los muros de muchas Iglesias del nacional-catolicismo realmente existente. La bicolor, ese trapo en el que es imposible que tantos y tantos ciudadanos podamos reconocernos, es otro ejemplo conocido.
¿En qué cabeza cabe que más de media España, la demócrata-republicana con causa, y los familiares y amigos de los asesinados, fusilados, lanzados a la cuneta y exiliados pueden reconocerse en una bicolor de esas características y en un himno que pretendieron meternos en el alma, en la sopa, en el NODO, en la escuela e incluso en encuentros familiares privados? ¿Quién puede escuchar ese himno sin vomitar y querer expulsar todos los demonios de ese inmenso cortijo que sigue siendo la llamada «España post-franquista»?
Me olvidaba. Todo esto, el himno con letra de Pemán, pasó el 29 de mayo de 2011, 36 años después de la muerte del dictador golpista africanista y 33 años después de aprobada una constitución que en muchos de sus nudos fue escrita bajo la amenaza del espadón y de otros poderes fácticos y belicistas, en el mismo momento en el que el argumento «científico» esgrimido por la Real Academia de Historia para definir el franquismo no tiene ningún desperdicio y no aspira a pasar a la historia universal de la infamia o del ridículo ni al ámbito de las bromas estúpidas: el régimen franquista es autoritario pero no totalitario porque las fuerzas políticas que lo apoyaban -Falange. Tradicionalismo y Derecha- quedaron unificadas y sometidas al Estado. Además, por si no fuera suficiente con esta insensatez, se señala que una guerra larga de casi tres años le permitió derrotar a un enemigo que en principio contaba con fuerzas superiores. ¡Son licenciados, doctores en Historia, catedráticos de la disciplina algunos de ellos! España, la bicolor y el chunga-pachunga les ha hecho así. Son incorregibles. No hay nada que hacer. No pierdan el tiempo.
Nota:
[1] Tomado de J.M. Marcos et alteri, «Los historiadores se alarman ante la hagiografía de Franco», Público, 30 de mayo de 2011, p. 39.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.