18/ 98 es el indicativo de un sumario de instrucción que se inicia en el 1998. Pieza judicial que recoge las actuaciones de la Audiencia Nacional contra un gran número de personas organizadas de Euskal Herria; la mayor parte, pertenecientes a la izquierda soberanista. Contexto político de un macrosumario judicial El año 1998 no fue […]
18/ 98 es el indicativo de un sumario de instrucción que se inicia en el 1998. Pieza judicial que recoge las actuaciones de la Audiencia Nacional contra un gran número de personas organizadas de Euskal Herria; la mayor parte, pertenecientes a la izquierda soberanista.
Contexto político de un macrosumario judicial
El año 1998 no fue un año cualquiera en la historia de Euskal Herria. Conversaciones secretas habían dado lugar a un acuerdo estratégico entre el PNV, Eusko Alkartasuna y ETA. Nunca había sucedido una cosa igual. Los tres suscribientes asumían que el conflicto era de naturaleza política derivado de la negación de soberanía vasca por parte de Estado. Ambos tres se comprometian a promover un proceso soberanista que desbordase los actuales marcos sin tener que recurrir a expresiones de violencia armada.
Aquel acuerdo secreto propició una tregua indefinida y unilateral de ETA. Y facilitó las condiciones para que se suscribiera el pacto de Lizarra-Garazi que promovía la acumulación de fuerzas para la construcción nacional. Y, si no quedaba otra alternativa, para una confrontación democrática con el Estado. Fueron numerosas las organizaciones políticas y sociales vascas que suscribieron este acuerdo, dando por bueno el diagnóstico en que se sustentaba. Dicho acuerdo estaba abierto a otros agentes que quisieran adherirse.
El PP y el PSOE rechazaron el Acuerdo y lo combatieron por todos los medios. El Acuerdo no prosperó pero había dos hechos que habían resultado evidentes: Primero, gran parte de la sociedad vasca experimentaba un déficit democrático y reclamaba un cambio de marco. Segundo, era la izquierda soberanista la que actuaba como motor del proceso. El Estado español sacó una conclusión clara: había que destrozar el motor para que Euskal Herria detuviera su marcha.
Los golpistas togados
El Estado español decidió dar un golpe de estado ceñido a Euskal Herria: se anularía la «democracia participativa» en todos los espacios organizativos de la izquierda soberanista. Esta quedaría ilegalizada mientras el resto del Estado seguiría presentándose como un modelo político pluripartidista. La Audiencia Nacional, tribunal de excepción heredado del franquismo, sería la encargada de ejecutar dicho golpe de Estado.
En base este diseño, la Audiencia Nacional fue dictando continuos autos contra numerosas organizaciones vinculadas a la izquierda. Las diferentes policías cumplieron los autos desarrollando espectaculares operativos, se detuvo a cientos de personas a muchas de las cuales se les aplicó con rigor ilegal la prisión preventiva. Los bienes de las organizaciones y de la personas fueron confiscados, sus locales cerrados, se clausuraron emisoras, periódicos, radios…La supuesta base jurídica para este atropello era una teoría jurídica que la propia Audiencia Nacional había generalizado. Doctrina de muy poco rigor jurídico pero bien vista en tiempos de «antiterrorismo global»: todo el que concide en los fines con ETA, pertencecen a ETA. En síntesis, todo el que reivindica la soberanía vasca se da por hecho que pertenece a la organización armada.
La vista oral
El proceso de instrucción judicial se ha prolongado a lo largo de ocho años. Miles y miles de legajos permanecían desordenados en la Audiencia Nacional como pruebas acusatorias contra la militancia vasca. Casi todos los que fueron encarcelados como medida preventiva han accedido a la libertad provisional tras haber pagado fianzas elevadísismas. Casi 60 personas llevaban años a la espera de ser sometidos a un juicio descabellado en el que se les acusa de pertenencia a banda armada y se solicita contra ellos una elevadísimas penas de cárcel, entre 10 y 60 años a cada uno. Para poder realizar este esperpento se habilitó en Madrid una sala especial dada la magnitud del juicio.
El día 21 de Noviembre comenzó la vista oral y, desde que arrancó el proceso, quedó al descubierto la intencionalidad política del mismo: el Estado español contra los vascos. El Tribunal hizo gala de rigor, intransigencia y despotismo desde el primer día. En las sesiones iniciales no tomó en cuenta las alegaciones de las defensas que solicitaban la suspensión de la causa por evidentes irregularidades de procedimiento. La Sala desestimó las demandas de las defensas en un tiempo récord de media hora. Una vez iniciada la toma de declaraciones, las personas encausadas se negaron a responder a las preguntas del Ministerio Fiscal y de la acusación particular. Cuando intentaron exponer las razones de su negativa fueron silenciados de forma humillante por la Presidenta del Tribunal. Los abogados apelaron al Tribunal de Estrasburgo que había sentado jurisprudencia respecto al derecho de los acusados a no declarar exponiendo los motivos de la negativa. La Presidenta despreció de forma grosera la jurisprudencia europea
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Curriculum vasco
Udalbiltza, como organismo de ámbito nacional, está promoviendo un proceso de estructuración de toda Euskal Herria. En ese contexto, el día 8 de Octubre se celebró en Zarautz la Primera Asamblea Nacional en la que se aprobó el plan de trabajo para este año definiendo las prioridades. Una de ellas era él dotarnos de un curriculum vasco, es decir, definir de forma colectiva y democrática los contenidos formativos e impulsar su aplicación en todos los centros de enseñanza obligatoria.
Durante este mes de Enero fue primero la Confederación de Ikastolas la que debatió la propuesta de nuevo curriculum. El día 28 de Enero se celebraron en Donosti unas jornadas para avanzar en este objetivo. 300 personas pertenecientes a diferentes organismos sociales y culturales debatieren sobre el tema enriqueciendo las aportaciones anteriores. Se avanza en la elaboración de un curriculum » que sea soberano y para toda Euskal Herria. Que dote al alumnado de las habilidades necesarias, no para integrarse en el sistema sino para transformarlo».