Cediendo a los intereses petroleros, la Duma Estatal de Rusia modificó una disposición legislativa, que ella misma había aprobado de forma definitiva hace 15 días, y eliminó un párrafo que protegía el territorio lindante con el lago Baikal. El comportamiento sin precedentes del Parlamento, dominado por el partido Rusia Unida, facilitará a Transneft, el monopolio […]
Cediendo a los intereses petroleros, la Duma Estatal de Rusia modificó una disposición legislativa, que ella misma había aprobado de forma definitiva hace 15 días, y eliminó un párrafo que protegía el territorio lindante con el lago Baikal. El comportamiento sin precedentes del Parlamento, dominado por el partido Rusia Unida, facilitará a Transneft, el monopolio de los oleoductos, la construcción de una tubería que lleve el crudo siberiano a los mercados asiáticos, sobre todo a China y Japón. El oleoducto, que en algunos sectores pasa a sólo 700 metros del lago, ha sido denunciado por los grupos ecologistas, ya que atraviesa una zona con frecuentes temblores de tierra. El Baikal es Patrimonio de la Humanidad y una de las mayores reservas de agua dulce del planeta.
El pasado 5 de abril, la Duma aprobó en tercera y definitiva lectura el código de las aguas de Rusia y el reglamento de aplicación del mismo, documento éste que por primera vez definía una zona protegida en torno al Baikal. Estas normas legislativas, que fueron promovidas por diputados siberianos y apoyadas por Rusia Unida, son de rango superior, y, al establecer una zona protegida en torno al Baikal, hubieran condicionado cualquier planificación en aquella área, incluidas las normativas que, desde 1999, están pendientes de elaboración por parte del Gobierno ruso. Sin embargo, en contra del procedimiento habitual, ambos textos legales no siguieron el trámite habitual de pasar al Consejo de la Federación (la Cámara alta) y de ahí a la firma del presidente, sino que volvieron a la Duma, para ser purgados del párrafo polémico.
El 7 de abril, el dirigente de la empresa Transneft, Semen Vainshtok, se entrevistó con el presidente de Rusia, Vladímir Putin, y observadores económicos consideran que uno de los resultados de aquella entrevista fue corregir el «error» que se había filtrado en la legislación. El vicepresidente de Transneft, Serguéi Grigórev, la había criticado como un obstáculo para la construcción del oleoducto.
Rusia Unida, que sigue las consignas del Kremlin, dio marcha atrás y, junto con el partido del ultranacionalista Vladímir Zhirinovski, aseguró la pasada semana 330 votos a favor de la modificación. Se opusieron 98 legisladores. El diputado comunista Oleg Smolni recordó que las autoridades regionales siberianas están en contra de la construcción del oleoducto junto al Baikal y que en distintas ciudades de Siberia se han celebrado mítines en contra de la construcción del mismo. Por lo visto, los intereses de las petroleras se impusieron también al Ministerio de Recursos Naturales, con el que había sido consensuado el párrafo para proteger la zona del Baikal, según intentó explicar el pasado miércoles el diputado de Rusia Unida Serguéi Kálesnikov, que promovió inicialmente el párrafo suprimido. Por su parte, el diputado independiente Vladímir Rizhkov acusó al Gobierno de actuar en defensa de los intereses de los monopolios del petróleo.
Los defensores del medio ambiente han denunciado la forma en que fue aprobado el proyecto de oleoducto. Tras un dictamen negativo de los expertos el pasado enero, la comisión oficial fue ampliada para que el voto en contra de su construcción se transformara en un voto a favor.