El Gobierno español, a través de la Secretaría de Estado de Memoria Democrática y el Ministerio de Cultura, plantea -actualmente- la ilegalización de la Fundación Nacional Francisco Franco (FNFF); aprobada en octubre de 2022, la Ley de Memoria Democrática dedica una de las disposiciones adicionales a la extinción de fundaciones.
Está prevista la cancelación cuando las fundaciones no persigan el interés general o actúen contra el bien común; en concreto -detalla la disposición quinta- en los casos de apología del franquismo “que ensalce el golpe de Estado y la dictadura o enaltezca a sus dirigentes, con menosprecio y humillación de la dignidad de las víctimas”.
La FNFF se constituyó en octubre de 1976 con la presidencia de Carmen Franco y Polo, hija del dictador; entre los objetivos de la institución figuran el estudio/conocimiento de la vida y obra del autócrata, “en su dimensión humana, militar y política”; y también de las realizaciones que tuvieron lugar en los 40 años de mandato.
¿Qué fuentes permiten aproximarse -con rigor historiográfico- a la figura del llamado caudillo, medio siglo después de su fallecimiento? El historiador Julián Casanova ha publicado en febrero la biografía Franco (Ed. Crítica), de 475 páginas.

La nota editorial presenta al dictador Francisco Franco Bahamonde (1892-1975), a grandes rasgos, como la persona que inició “el asalto al poder con una sublevación militar y lo consiguió a sangre y fuego en una guerra civil”; y que se afianzó en el poder, a partir de 1939, “pese a no contar con un cuerpo ideológico o programático consolidado”.
El ensayo comienza tres días después de la muerte de Franco -el 23 de noviembre de 1975- haciendo referencia a la gran losa de granito (1.500 kilogramos) que cubrió la fosa en la que se alojarían los restos mortales, en la basílica de la Santa Cruz del Valle de los Caídos (hoy rebautizado como Cuelgamuros); en la iglesia el dictador compartía espacio con la tumba del líder fascista José Antonio Primo de Rivera.
Medios de comunicación públicos como Televisión Española (TVE) y el NO-DO (noticiero cinematográfico de propaganda) se hicieron eco de los homenajes, desfiles y actos de recuerdo.
En las tres jornadas siguientes al deceso ocurrieron hechos relevantes para la historia española, destacados por Julián Casanova; así, el 22 de noviembre, el hasta entonces príncipe Juan Carlos de Borbón juró en las Cortes las Leyes Fundamentales del Reino y los principios que informan el Movimiento Nacional. En una parte del discurso evocó “con gratitud y respeto” al llamado generalísimo. ¿Se abría la puerta al régimen de la Transición?
Otra posibilidad de comprender los 40 años de dictadura es el detalle de los políticos/jefes de Estado que asistieron a los funerales; Julián Casanova apunta los nombres del dictador chileno, Augusto Pinochet; el rey Huséin I de Jordania; el príncipe Raniero de Mónaco; la primera dama de Filipinas, Imelda Marcos (esposa del dictador Ferdinand Marcos) y el vicepresidente de Estados Unidos, Nelson Rockefeller.
En las notas finales de la biografía, el historiador rebate tópicos utilizados para la defensa del Régimen; “todo lo que entra en la categoría de ‘Franco hizo también cosas buenas’ lo estaban haciendo en ese momento las democracias más avanzadas de Europa, sin necesidad del legado de destrucción que habían dejado el golpe de Estado, la guerra civil y la larga época de miseria, hambre y represión”.
Julián Casanova es catedrático de Historia Contemporánea en la Universidad de Zaragoza y profesor visitante en la Central European University de Viena; en ediciones Crítica ha publicado Una violencia indómita. El siglo XX europeo (2020); España partida en dos. Breve historia de la guerra civil española (2021) o De la calle al frente. El anarcosindicalismo en España (2010).
“Franco no comenzó de la nada, no era un antiguo cabo, o un exsocialista como Mussolini que no tenía relación alguna con las clases dominantes, sino un general que asaltó el poder por las armas”, explica el biógrafo (en 1912 Franco Bahamonde fue trasladado al norte de África, tenía 20 años, y ascendió a general de brigada en 1926; el futuro dictador estuvo destinado en África durante más de una década).
Además, el texto de Crítica sitúa al llamado Caudillo en el contexto de la geopolítica global:
“Utilizó con habilidad las circunstancias históricas que le permitieron relacionarse con las potencias del Eje y obtener al mismo tiempo un gran rédito de la diplomacia y del espionaje británico, incluidos los sobornos con grandes sumas de dinero a varios de sus generales, para el mantenimiento de la neutralidad durante la Segunda Guerra Mundial”.
Con la debacle del nazismo alemán y el fascismo italiano, el mundo libre (Estados Unidos y Europa Occidental) consideraron al franquismo un adversario; pero esto ocurrió -matiza Julián Casanova- hasta la Guerra de Corea (1950), ya que -a partir de entonces- se consideró la dictadura militar española como una opción preferible al comunismo.
Así, en 1953 se firmó el concordato del Estado español con la Santa Sede (durante el papado de Pío XII), lo que reforzaba la ideología nacionalcatólica y proclamaba el estado confesional; asimismo se rubricaron los Pactos de Madrid -de contenido económico y militar- entre España y Estados Unidos (presidencia de Eisenhower).
El ensayo incluye el balance, en cifras, y una aproximación a los efectos de la guerra entre 1936 y 1939; cerca de 200.000 muertes en combates y acciones bélicas; 100.000 víctimas de la represión que desató el ejército golpista; durante el conflicto y los años siguientes fallecieron por enfermedades o hambrunas 350.000 españoles.
Asimismo 300.000 personas se vieron forzadas al exilio permanente, y 270.000 estuvieron en cárceles y campos de concentración; en cuanto al coste económico de la conflagración, “equivalía a algo más del PIB de 1935”, resalta Julián Casanova.
La represión se prolongó hasta la etapa final del franquismo; de hecho, el 27 de septiembre de 1975 fueron ejecutados cinco opositores, miembros de ETA y el FRAP. Ante las protestas internacionales por los fusilamientos, Franco pronunció un discurso el 1 de octubre, ante miles de personas, en la madrileña Plaza de Oriente.
En la alocución, el dictador atribuyó las críticas y movilizaciones a una conspiración masónica-izquierdista de los políticos, confabulados -en el plano social- con la subversión comunista-terrorista. En marzo de 1974 murió ajusticiado, mediante garrote vil, el militante anarquista Salvador Puig Antich.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.