El pasado 25 de noviembre, dia internacional contra la violencia de género, cientos de personas (la mayoría mujeres) se dieron cita en la madrileña Puerta del Sol, convocados por la la Plataforma de Organizaciones y Consejos de Mujeres bajo el lema «ni una muerta más». El mensaje trasladado desde esta organización reclamó más recursos para […]
El pasado 25 de noviembre, dia internacional contra la violencia de género, cientos de personas (la mayoría mujeres) se dieron cita en la madrileña Puerta del Sol, convocados por la la Plataforma de Organizaciones y Consejos de Mujeres bajo el lema «ni una muerta más». El mensaje trasladado desde esta organización reclamó más recursos para garantizar la eficiencia de la puesta en marcha de la llamada «Ley Integral» contra la violencia de género.
Entre los presentes y tras una pancarta que exclamaba «No a la violencia contra las mujeres. En esto nos va la vida» se encontraba un bloque de Mujeres Rojas, que Leonor, militante de este grupo, definió como «el frente de lucha de las mujeres dentro de Corriente Roja, que es una organización a nivel estatal, anticapitalista y por la transformación revolucionaria de la sociedad».
Todo indica que el recién nacido colectivo de Mujeres Rojas ha entrado en el movimiento feminista pisando fuerte, apoyando -entre otras muchas cosas- la corriente feminista que incluye la organización de asambleas sin la participación de los hombres. Según apunta Leonor, «pensamos que en la verdadera liberación de las mujeres debemos tener el protagonismo, como mujeres que somos, lo cual no quita que los compañeros masculinos se sumen a esta lucha. El feminismo ha sido y es un movimiento de lucha de las mujeres, y desde Mujeres Rojas queremos levantar el polo socialista dentro del feminismo, dado que hay un feminismo que se ha institucionalizado y acomodado en el poder, y de esta forma pareciera que ya está todo hecho. Por el contrario, el problema sigue».
Efectivamente, otro 25 de noviembre más que sólo sirve para recordarnos que el fin de la violencia de género es una cuestión pendiende. Leonor esbozó algunas de las razones.
¿Por qué habéis venido a este acto?
Porque por supuesto compartimos el lema «ni una muerta más», pero no hay que olvidar que hemos llegado a este punto en que las instituciones se hacen eco del problema de la violencia de género (que no es nuevo ni mucho menos, sino que desde hace un tiempo ha saltado a los medios de comunicación y también a las instituciones del sistema) por una larga lucha que han sostenido las mujeres y en la cual seguimos porque es un problema muy serio, es de fondo y es estructural en esta sociedad. No se va a acabar con leyes ni con medidas; la ley puede estar bien pero no es la solucion. Incluso habría que decir que la ley no está suficientemente bien desde el puto de vista de lo que puede absorber el sistema, es decir, aún es mejorable, pero es un paliativo, una cobertura legal al problema. En cualquier caso la solución pasa por cambiar la estructura de esta sociedad, la ideología patriarcal y el sistema de explotación y opresión en el que vivimos.
¿A qué te refieres cuando dices que el maltrato a las mujeres es un «problema estructural»?
Me refiero a que la sociedad patriarcal ha establecido la diferencia sexual entre las personas, en favor del hombre sobre la mujer. Esto ha sido desarrollado desde toda una superestructura ideológica, moral, de construmbres, de roles… y en ese reparto arbitrario y político de roles, a la mujer se le ha asignado una situación de sumisión. Desde esa ideología, la mujer debe cumplir un rol de sostenedora de un modelo familiar jerárquico y autoritario, donde las normas se dictan en función de que todo encaje para mantener la opresión de género y además la explotación de clase. Por eso para nosotras es importante un cambio en la cultura de igualdad entre los géneros. No se trata solamente de medidas educativas, sino de cambiar las condiciones materiales de vida para que esa igualdad sea posible, es decir, para que la igualdad sea un hecho y no bonitas palabras en días como este en que se hacen actos vacíos de contenido.
Pero empecemos por el principio. ¿Porqué el hombre maltrata a la mujer?
Porque al hombre se le ha educado en ese rol, no es algo constitucional ni natural en el hombre.
Sin embargo hoy en día en los colegios enseñan a los niños que la igualdad de género es importante, que los hombres y las mujeres tienen los mismos derechos, etc. ¿Según tú en realidad nos educan para lo contrario?
Por ejemplo, mientras que en los colegios se den clases de religión, nosotras entendemos que eso es un acto de violencia hacia las mujeres. La religión sustenta la desigualdad en la medida en que defiende una situacion de poder y de dominio del hombre y una desigualdad sexual. En las aulas se dice que ahora se educa en función de la igualdad, pero eso, entre otras muchas cosas, se debería traducir en que las asociaciones de mujeres pudiésemos redactar contenidos. No pueden ser los mismos de siempre los que desarrollan y dicen qué tiene que enseñarse en los libros de texto porque eso al final son palabras huecas. Las propias mujeres, las jóvenes y trabajadoras, desde su propia experiencia de vida son las que tienen que contribuir a que haya una cultura diferente. Lo fundamental es que la educación no ha empezado hoy, lleva siglos. Cambiar eso no sólo es una cuestión de voluntad, además es una cuestión política. No se trata simplemente! de reclamar determinados contenidos en el marco de las instituciones sino trabajar por transformar la cultura social.
Desde Mujeres Rojas, como solución inmediata ante la violencia contra las mujeres, ¿trabajáis el tema de la autodefensa?
Eso es algo que suscita polémica y es interesante que se plantée. Sin duda hay que oír a las víctimas de las agresiones y prestar atención cuando cuentan sus experiencias. Desde Mujeres Rojas no tenemos asumido un discurso específico al respecto, por tanto te doy mi opinión personal: la autodefensa no es una solución, pero tal y como están las cosas, quizá pueda ser algo a lo que agarrarse. Pienso que la mujer ha sido educada en la pasividad, a no responder con agresión sino con depresión o con lesiones para su autoestima. En cambio al hombre se le ha educado siempre para actuar violentamente. Por tanto creo que es bueno que las mujeres tomen conciencia de que ante la agresión, ante el golpe, se puede responder con otro golpe, pero para eso hay que asumir esa posibilidad, que no es patrimonio del hombre. Lo que pasa es que las mujeres nunca hemos querido ejercer esa violencia. Por ejemplo, hay lugares donde se están dando clases de a! utodefensa para mujeres, como en República Dominicana, donde sabemos que están muriendo a miles y no sólo en el ámbito doméstico o familiar sino de la socidad, ya sea por secuestros para la explotación sexual o para otras barbaridades. Lo que quiero decir es que la autodefensa puede ser una medida complementaria, no la solución.
Yo entiendo que uno de los pilares de la dominación del hombre sobre la mujer es la violencia, es decir, la superioridad física y el dominio que ostenta sobre la fuerza.
Bien, pero sobre todo su entrenamiento para el ejercicio de esa fuerza. La mujer también puede tener fuerza, pero durante siglos de sometimiento, de estar recluída en su casa en una actitud pasiva y donde se le ha adjudicado el rol de ser dulce, comprensiva, etc, la mujer ha inhibido esas respuestas de conducta, que en determinados momentos le pueden salvar la vida. Por eso no nos parece correcto lo que se hace en el acto de hoy, como poner flores o encender velas por las víctimas; las mujeres tenemos que tener otra actitud. Ahora bien, en la medida en que vayamos asumiendo las necesidades de adquirir mayor conciencia, nos organicemos y nos movilicemos, irá surgiendo nuestra propia creatividad, para decidir cuáles serán aquellos instrumentos a utilizar para acabar con la violencia de género.
www.the-platform.org