Nuestras vidas se secan, eso pareció decir el Ministro boliviano del Agua cuando afirmó: «E l agua es vida. Se puede no tener empleo, no contar con ciertas comodidades, vivir sin energía eléctrica, sin comunicación (…), pero definitivamente no se puede vivir sin agua». La comunidad internacional vuelve sobre el tema del agua a […]
Nuestras vidas se secan, eso pareció decir el Ministro boliviano del Agua cuando afirmó: «E l agua es vida. Se puede no tener empleo, no contar con ciertas comodidades, vivir sin energía eléctrica, sin comunicación (…), pero definitivamente no se puede vivir sin agua».
La comunidad internacional vuelve sobre el tema del agua a propósito del IV Foro Mundial de Agua que tiene lugar en Ciudad México entre el 16 y el 22 de marzo. Además del titular del Consejo Mundial del Agua, Loc Fauchon, probablemente las «revistas del corazón» sigan muy de cerca la presencia en México de personalidades como los príncipes de Holanda, Willem Alexander y Naruhito de Japón,.
Tenemos agua pero…
Según los científicos la cantidad de agua en la Tierra es la misma desde que apareció por primera vez ese líquido en el planeta, simplemente permanece congelada en los glaciares, en los mares, o circulando constantemente mediante la evaporación y caída en forma de lluvia o nieve.
Las Naciones Unidas señalan que a pesar del enorme crecimiento de la población aún existe suficiente agua para todos. Sin embargo en su último informe al respecto, «El agua, una responsabilidad compartida», la ONU advierte que los recursos hídricos del mundo están mal gestionados por la corrupción en los gobiernos y leyes deficientes, lo que impide su distribución equitativa.
Es así que dos de cada diez personas en el orbe no tienen acceso al agua potable, mientras que cuatro de cada diez aún no cuenta con condiciones de higiene y sanitarias mínimas para evitar enfermedades que muchas veces son mortales.
El informe presentado en 9 de marzo pasado, destaca además la desigualdad en la distribución natural del recurso, porque mientras Asia tiene el 60 por ciento de la población, sólo cuenta con 36 por ciento del agua mundial. Por el contrario, América del Sur tiene sólo el 6 por ciento de la población y el 26 por ciento de los recursos hídricos. De esta manera solo Estados Unidos consume más agua (479. 29 kilómetros cúbicos) que el resto de los países del continente americano juntos.
La ONU estima también que cada año se podría salvar la vida de 1.6 millones de personas si tuvieran acceso a abastecimientos de agua potable e instalaciones sanitarias e higiénicas.
Ganancias «líquidas»
En la actualidad el agua se ha vuelto por obra y gracia del capitalismo y su vertiente neoliberal, en una importante fuente de ingresos para las transnacionales.
La fiebre privatizadora de los 80 y 90 del pasado siglo también alcanzó a las empresas estatales de distribución de agua, con el pretendido propósito de que la «iniciativa privada» resolvería el problema. El fracaso es evidente, a tal punto que por primera vez, la ONU tuvo que criticar al sector privado.
En el ya citado informe los expertos del organismo internacional destacan que si en los 90 la inversión de las grandes empresas del sector alcanzó los 25 mil millones de dólares en países en desarrollo (sobre todo Asia y América latina), en los últimos años muchas multinacionales han empezado a retirarse o a reducir sus actividades por los riesgos políticos y financieros, lo que naturalmente redunda en un mayor perjuicio para los pobres.
Sucede que tras las inversiones iniciales de la privatización, los consorcios no se mostraron muy interesados en ampliar los servicios hacia sectores de la periferia con mucho menos ingresos que las áreas habitadas por la población más rica.
Sus acciones se concentraron en mantener el control de las fuentes de abasto y la gestión general de la distribución. Los resultados hablan por si solos: solo en el 2002 el consorcio Vivendi obtuvo ganancias por más de 12 mil millones de dólares.
Simultáneamente han puesto en práctica «nuevas» variantes como, por ejemplo, establecer alianzas con los gobiernos locales para montar un sistema de prepago del servicio de agua mediante tarjetas plásticas, un sistema que ya funciona en Brasil. Además han extendido considerablemente el negocio del agua embotellada, el cual controlan la Nestlé, la Pepsi Cola, la Coca Cola, y la Danone. Una industria que ha probado su rentabilidad pues solo en el 2002 las empresas citadas reportaron beneficios superiores a los 86 mil millones de dólares.
Como resultado tenemos que las transnacionales desde hace un buen tiempo ya recuperaron sus inversiones iniciales y obtienen ganancias millonarias sin mover un dedo para mejorar los sistemas de distribución. No por gusto el presidente de la Iniciativa de Copenhague para Centroamérica y México, Gerard Karlshausen dice que «la privatización de los servicios del agua no ha tenido un impacto significativo sobre su calidad y precio, especialmente para las clases bajas».
La alternativa social
Si la ONU tardó en reconocer el fin lucrativo que escondían las empresas privadas no ocurrió así con las organizaciones no gubernamentales quienes desde le principio advirtieron sobre los peligros de dejar en manos del mercado un recurso tan importante como el agua.
Organizaciones no gubernamentales internacionales como la Asociación para un Contrato Mundial del Agua y el Consejo Canadiense, el proyecto Planeta Azul, y el Foro Social Mundial, propiciaron desde 2000 la construcción de un modelo alternativo para el manejo sustentable del agua que forme parte de la agenda social de organizaciones civiles en todo el mundo.
Sus propuestas se centran en reconocer que el agua es patrimonio común de la humanidad, considerar al acceso al recurso como un derecho humano y propiciar su uso sustentable. Estos principios programáticos mínimos son la base de un movimiento de resistencia contra su privatización, para asegurar la equidad y la participación social de las comunidades, a fin de mantener un dominio público del líquido y revertir cualquier proceso de privatización en su distribución.
La lucha por estos objetivos ha tenido sus puntos más violentos, por ejemplo en las llamadas «Guerras de Agua» protagonizadas por los bolivianos de El Alto y Cochabamba quienes en 2005 y 1999 respectivamente: expulsaron a Aguas del Illimani (subsidiaria de la Suez) por incumplir sus contratos de expansión del servicio y echaron a Aguas de Tunari, propiedad de la Bechtel y la española Abengoa, debido a una subida de tarifas
Hoy Abel Mamani, quien fuera líder de la Federación de Juntas Vecinales de El Alto (FEJUVE), es el primer ministro del Agua de América Latina y defiende la alternativa boliviana y de los movimientos sociales, de que los gobiernos deben dar esos pasos para que el agua sea considerada bien público, gestionado por el Estado. Iniciativas como la administración conjunta entre el gobierno municipal y los vecinos de Porto Alegre, Brasil, mediante presupuestos participativos han llevado el suministro de agua con tarifas aceptables al 98 por ciento de la población del lugar.
Otras experiencias como la cubana prueban que el Estado puede ser un buen administrador de los recursos hídricos cuando se aplican políticas correctas. Mientras las Naciones Unidas proponen reducir a la mitad, para el 2015, la proporción de personas que carecen de acceso sostenible al agua potable. Desde el 2004 el 95,6 por ciento de los cubanos disfruta de acceso sostenible al agua potable y el porcentaje de población sin acceso se ha reducido en casi 3/4 partes respecto a 1990.
Todo a pesar de las dificultades económicas afrontadas por la isla como resultado de la desaparición sus relaciones económicas tradicionales, la sequía más grande de la historia, así como la intensificación de los huracanes tropicales y las medidas de cerco económico desde Estados Unidos.
Los expertos alertan sobre los desastres con los que la falta de agua amenaza a la Tierra si no se diseña un plan urgente sobre una gestión inteligente de los recursos hídricos mundiales. Las alternativas existen solo se requiere del valor y las sensibilidad suficiente para cambiar el mundo y las revistas dejarán de preocuparse por la agenda personal de los príncipes y sí por la agenda de las mayorías.
FUENTES:
Dra Angela Ferriol. «Cuba. Objetivos y Metas del Milenio. Indicadores socio-económicos». Ponencia para la Mesa Redonda La Agenda del Milenio y los principales desafíos en el mundo de hoy. La Habana marzo de 2005.
Lic. David Álvarez Dieppa. «Recursos geoestratégicos en América Latina: mecanismos de dominación».
La Jornada.
Prensa Latina.
El Universal (México)
EFE.
Terra.
Boletín noticioso de la UNESCO