El Año Nuevo nos ha traído una sorpresa: por primera vez, el precio del petróleo de referencia en Estados Unidos ha llegado a los 100 dólares. Hemos cruzado el umbral simbólico que todos estábamos temiendo: se acabó la época del petróleo barato y, con ella, el mito fundacional del modelo actual de desarrollo. Ya no […]
El Año Nuevo nos ha traído una sorpresa: por primera vez, el precio del petróleo de referencia en Estados Unidos ha llegado a los 100 dólares. Hemos cruzado el umbral simbólico que todos estábamos temiendo: se acabó la época del petróleo barato y, con ella, el mito fundacional del modelo actual de desarrollo. Ya no es posible creer en el crecimiento económico ilimitado. Dentro de no mucho tiempo, tendremos serios problemas para pagar la factura energética e incluso, poco después, de conseguir un suministro suficiente. La era de la crisis energética ha comenzado.
A más corto plazo, el Año Nuevo también nos ha traído subidas generalizadas de la energía: la electricidad, el gas natural y el butano ya han subido y en cuanto a la gasolina? bueno, la gasolina no para de subir desde hace un par de años. De momento, cada hogar vasco dedica 800 euros al pago de la energía doméstica ?electricidad y gas, sin contar lo que vale llenar el depósito del coche?. No sabemos hasta dónde llegará la factura energética, pero sí sabemos que durante el 2006 la factura subió un 11% (EVE, 2007) a pesar de que el consumo apenas creció un punto y medio. A este paso, el 2009 nos traerá una factura de 1000 euros por hogar.
Que esto iba a llegar, ya lo sabíamos hace tiempo. Los especialistas llevaban tiempo avisando que la producción mundial de petróleo se estaba acercando a su máximo. Ya en 1956, el geofísico Hubbert predijo durante la reunión anual del American Petroleum Institute que la producción total de petróleo de los Estados Unidos alcanzaría su pico a finales de la década de los 60 o a principios de los 70. Cuando en 1970 se confirmó esta predicción, Hubbert alcanzó una gran notoriedad. Los últimos datos colocan el pico de producción mundial de petróleo en el 2010, con el pico de producción de gas unos años más tarde. De hecho, un creciente número de expertos creen que el pico de producción ya ha llegado: especialmente después del huracán Katrina, cuando Arabia Saudita admitió que no podía incrementar su producción para atenuar la crisis por las pérdidas en la producción y el refino sufridas en la zona del Golfo de México. En los últimos tiempos y después de negar la evidencia durante años, gigantes petrolíferos como Chevron Texaco y la propia Repsol-YPF asumen públicamente las predicciones de Hubbert.
El fin del petróleo barato hace pensar en un sombrío futuro en el que la humanidad tendrá que sobrevivir sin la principal fuente de energía que dio impulso a la revolución industrial y que nos ha servido para alcanzar el presente nivel de desarrollo. Muchos piensan que estamos ante el inicio de la crisis definitiva del petróleo. Definitiva porque será la última y la que obligará a efectuar los mayores ajustes y recortes en su consumo como nunca antes se ha hecho. El petróleo caro y, dentro de poco, la escasez de gas y petróleo, van a ser un golpe mucho más duro que el cambio climático. Además, los dos se van a dejar sentir al mismo tiempo: dentro de una o dos décadas.
El fin del petróleo barato es una emergencia que amenaza directamente nuestro modo de vida actual, el nivel de desarrollo que hemos alcanzado y, más allá, la paz, la justicia y la solidaridad entre ciudadanos, pueblos y generaciones independientemente de su nacionalidad, estatus socio-económico o cualquier otra condición humana. Berdeak/Los Verdes no queremos ?ni podemos? continuar con esta dependencia del oro negro y con ella, de las multinacionales que lo controlan y de los regímenes dictatoriales que lo utilizan para mantenerse en el poder y negar a los ciudadanos ?y especialmente a las ciudadanas? las libertades sociales y políticas e incluso los derechos humanos más básicos. Es hora de tomar decisiones serias sobre nuestro futuro energético y cuestionar decididamente el sistema económico actual y la actuación de los partidos políticos tradicionales que nos lo imponen.
Hoy, muchos de ellos, sin importar su adscripción ideológica, se llenan la boca de ?participación ciudadana? cuando llevan años agarrados en el poder, controlando y promoviendo una sociedad petroleada. En este contexto el abrir ?consultas? para plantear nuevas fronteras en un mundo interconectado deja de ser prioritario ya que el más urgente reto del siglo XXI para el conjunto de la ciudadanía tiene un barniz ecológico y energético. En Occidente, más allá de nuestras disputas y reivindicaciones nacionales y territoriales, estamos vinculados por un gran lazo estructural y cultural que rige nuestras vidas y comportamientos: la energía barata que ha permitido desarrollar la sociedad industrial que todos compartimos.
En este marco donde el motor de petróleo resulta más determinante que el carné de identidad, tenemos que ser conscientes de la amenaza que el precio del petróleo y del gas supone para el futuro de todos y cada uno de nosotros. Si no hay energía barata, no habrá libertad ni autonomía individual o colectiva de cualquier tipo en cualquier parte de Europa. El derecho a decidir tan alabado ?o criticado, según por quién? se convertirá en una quimera más debido a nuestra dependencia a los caprichos de aquellos que controlen allá y administren aquí los últimos pozos de petróleo y los últimos depósitos de gas natural.
Por ello, existe una necesidad urgente de tomar decisiones compartidas sobre nuestro modelo energético, pilar de nuestro porvenir común. Ante el fin de la era del petróleo que amenaza las raíces de la civilización industrial, hará falta, de acuerdo con la moda de estos tiempos, otra ?hoja de ruta? ?esta sí, participativa? encaminada esta vez hacia la ?normalización energética?. Para acabar con la adicción al petróleo, este camino podría culminar con otra ?consulta?, para que los ciudadanos podamos decidir libremente, por lo menos a nivel local y europeo, qué tipo de futuro energético queremos y podemos ofrecernos. Estenuevo ?ciclo histórico? ?y que nos perdonen los juristas por las imperfecciones del planteamiento? es una puerta abierta a la esperanza para que las generaciones futuras disfruten de un mundo en paz. Cuando el petróleo se pone a cien, quizá sea hora de una energética consulta.
José Luis Peña y Florent Marcellesi son respectivamente miembro y portavoz de Berdeak/Los Verdes.