El Partido Popular se alinea con los frugales y exige recortes y reformas a cambio de las ayudas. Se juega que se demuestre que hay otras formas de salir de una crisis que no sean la austeridad y no les importa hundir más a España.
Las dos principales caras del Partido Popular en las instituciones europeas, su portavoz Dolors Montserrat y Esteban González Pons, han sido claras: “El dinero de la Unión Europea no puede servir jamás para derogar una reforma laboral“. Gónzalez Pons ha ido más allá y, mostrando que para los suyos la ortodoxia económica tiene que estar por encima de las decisiones democráticas de un país, ha escrito en un artículo publicado en El Confidencial que el dinero que la Comisión Europea (CE) quiere transferir a los Estados miembro “no son para que Podemos cumpla su programa, es para que lo cumplan las empresas privadas españolas”. En resumen, el eurodiputado dice claramente que la crisis y el dinero no tiene que ser administrado política y democráticamente, sino que se tiene que seguir el mandato de la CEOE.
Una vez más, como ya ocurrió en la votación de la enmienda de Los Verdes para aprobar unos eurobonos con deuda mutualizada entre todos los Estados miembro, el PP se alinea con los partidos y gobiernos de derecha liberal del norte de Europa. Los frugales de Países Bajos, Austria, Dinamarca y Suecia (como ahora se llama a los austericidas obsesionados con el déficit), han dejado claro que para dar el visto bueno al Next Generation EU, nombre que se le ha dado al paquete de medidas propuesto por la CE, tendrá que haber “condicionantes”, como se le llama a la obligación de hacer reformas estructurales vigiladas por los hombres de negro. Algo que a González Pons, según su artículo, le parece normal y lógico. Claro, fue lo que ellos aplicaron como alumno aventajado de la Troika en la anterior crisis. Al PP no les queda otra que defender la austeridad y los recortes futuros, porque así defienden la austeridad y recortes del pasado, los del Gobierno de Mariano Rajoy.
Incluso en un momento en el que parece que los frugales se han relajado, este PP incendiario no deja de echar gasolina al fuego. Ahora en las instituciones europeas. En una semana en la que el Gobierno de Dinamarca ha relajado su discurso, Los Verdes en Austria ven con buenos ojos la propuesta de la CE y Holanda habla solo de enmendar algunos puntos de la propuesta, Dolors Montserrat ha declarado que “los fondos europeos no son para caprichos comunistas”. Los países del norte saben de sobra, porque tontos no son, que esta crisis y la insolidaridad que han mostrado puede romper Europa. Las instituciones europeas están cada vez más deslegitimadas y el proyecto de la UE liberal ha hecho aguas con la pandemia. Por eso han suavizado el discurso y se sentarán a negociar (y posiblemente aprobarán) un paquete de medidas que se aleja de sus duras exigencias de los últimos dos meses.
Al PP le importa un comino. Prefieren una Europa descompuesta, una extrema derecha euroescéptica creciente y unos servicios públicos menos preparados todavía para soportar una próxima crisis, que remar en la misma dirección que “los comunistas” y que el conjunto de la población del país. Prefieren aplicar viejas recetas fallidas porque fueron ellos los que fallaron aplicándolas. Prefieren que se vuelva a recortar en Sanidad, que se siga dejando en manos privadas servicios tan esenciales como el cuidado de las personas mayores y prefieren seguir precarizando el mercado laboral, antes que reconocer que la austeridad no funcionó.
El Partido Popular se juega mucho en la salida de esta crisis. Se juega que quede al descubierto que había otra forma de gestionar la anterior crisis, que se podía huir de la austeridad, que era posible dar una mayor seguridad a los trabajadores en vez de dar facilidades a los empresarios para deshacerse de ellos. Se juegan que la salida de esta crisis se haga dando una mayor importancia al sector público, desmontando ese mito de que tenemos muchos más funcionarios que el resto de países vecinos, rompiendo ese mantra de “la colaboración público-privada” para proponer una verdadera cultura de valorar y financiar los servicios públicos. El PP se juega, incluso, que la apuesta por una reforzada sanidad pública o unos servicios públicos de cuidados a las personas mayores demuestren que sus años de privatización y recortes tienen mucho que ver con la cifra de fallecidos por el covid-19.
Si para ello se tienen que alinear con el discurso de aquellos que creen que en España “nos gastamos el dinero en alcohol y mujeres”, tal y como dijo el expresidente holandés del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, pues lo harán. De hecho, ya lo hacen. El PP en la oposición se ha convertido en la oposición de España y han cambiado su patriotismo de pulserita de bandera de España por un europeismo neoliberal que no dudará, como no dudaron con Grecia, a la hora de machacar a las clases populares de su propio país. Europa sabe que la situación actual ya no es como aquella crisis griega. Ya no se trata de machacar a un solo país al que se le puede acusar de derrochador y corrupto. Ahora los frugales se enfrentan a varios países afectados y a una pandemia mundial que ha puesto en relieve la fragilidad del sistema económico y de la propia UE. Pero repito, eso al PP le importa muy poco. Prefieren aplicar viejas recetas fallidas porque fueron ellos los que fallaron aplicándolas. Aunque eso tenga nefastas consecuencias para nuestra economía y sociedad.
“Que caiga España que ya la levantaremos nosotros”
Es imposible no acordarse de aquellas palabras que Cristóbal Montoro le dijo a la diputada de Coalición Canaria, Ana Oramas, en mayo de 2010: “Que caiga España que ya la levantaremos nosotros”. El que más tarde fue ministro de Hacienda y principal artífice de las políticas de austeridad fiscal presionó con esas palabras a la diputada canaria para que votara en contra del paquete de recortes que había presentado el entonces presidente José Luís Rodríguez Zapatero. Le daba igual que lo que se aprobara fueran recortes, tal y como ellos aplicaron después. Solo querían desestabilizar al Gobierno. Su única motivación y estrategia posible era ver un país cada vez más inestable, con una mayor inseguridad social, crispar y polarizar más aún a la población con fines electoralistas. Igual que ahora. Les daba igual el desempleo, la pobreza o la desigualdad, solo querían retomar el poder que creen que les pertenece. Igual que ahora.
González Pons, como Cristóbal Montoro, quiere que caiga España para que sea el PP quien la levante, o por lo menos para que sea el PP el que la levante a su modo, al modo de la CEOE. Quieren que se aplique austeridad y recortes para poder justificar su gestión en la anterior crisis, les da igual que no funcionara. Igual que tras el estallido de la burbuja inmobiliaria y en aquella votación de 2010, si el actual Gobierno aplica recortes se opondrán y los criticarán. Si retoman el poder, los aplicarán con mucha más virulencia y sin contemplaciones.
Por eso no quieren que se derogue la reforma laboral y se postran ante la CEOE y los frugales. Por eso desean que el Gobierno actual se vea obligado a aplicar recortes a cambio de las ayudas europeas, para poder justificar los suyos. Por eso desean que se tenga que recortar y privatizar en sectores tan esenciales como la Sanidad, para poder justificar los que ellos hicieron en la última década y que ahora están en el punto de mira de la ciudadanía. Por eso el PP quiere ser como los países del norte, para machacar a un país que prefieren destrozado y peor preparado para una próxima crisis que en manos de otros partidos políticos.
Fuente: https://www.elsaltodiario.com/union-europea/pp-quiere-recortes-europa-frugales-espana