«Tiene razón el presidente, convertido en ectoplasma: hay que votar a los suyos porque son gente «normal»: son igual de granujas, mangantes, embusteros, cínicos, abusones y estúpidos que su gobernante. Forman un equipo compacto al que llaman Partido Popular pero que, según todas las apariencias, no es más que una asociación de malhechores«(Ramón Cotarelo) Pertenezco […]
(Ramón Cotarelo)
Pertenezco a ese grupo de personas «no normales» (¿anormales? ¿subnormales? ¿infranormales? ¿paranormales?) que no votan al PP. Pero comencé a preocuparme cuando, en uno de sus últimos discursos, Mariano Rajoy hizo un llamamiento a «la gente que trabaja, que lucha por su país, que quiere lo que quieren los seres humanos normales…» en su identificación con las personas que otorgan su voto al PP. A ver si no voy a ser normal…pensé por un instante. Salté de un brinco al espejo, a ver si tenía tres orejas, o un solo ojo, o cuatro piernas…no, me veía muy normal. Miré en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua, a ver si alguna acepción de la palabra «normal» tenía que ver con los votantes del PP, pero tampoco encontré nada parecido. Bajé a la farmacia más cercana a mi casa, y pregunté por algún medicamento para tratar mi anormalidad, me hablaron de un tal NORMALIN, que parece ser que inhibe la segregación de una enzima, la normamilasa, que controla los impulsos normales del cerebro.
Lo cierto es que, bromas aparte, debo pertenecer a ese grupo de «adanes, demagogos u oportunistas de variado cuño», que es como tacha el PP de Rajoy a los que preferimos otras opciones políticas. Pero no es la primera vez que ocurre. De hecho, es un planteamiento discursivo al que recurren hace mucho tiempo en el PP. Muy pocos argumentos convincentes tienen que tener en este partido, para tener que recurrir a estos planteamientos tan estúpidos y tan falaces, tan absurdos y aberrantes, tan extravagantes y vacíos. Porque, simplemente, señor Rajoy, no puede usted patrimonializar la «normalidad». Pero, no obstante, si insiste, podemos establecer como deseos «normales» de la gente, con respecto a su gobierno, que le garantice una serie de derechos básicos, tales como el trabajo, la vivienda, la sanidad, la educación, etc., cosa que, parece ser, su gobierno cada vez garantiza menos, o sea, que a ver si los que no van a ser normales son su partido, y los votantes de su partido. Porque creo que lo más inteligente, si se desea lo normal, y visto lo visto, es otorgar la confianza a otras fuerzas políticas. Porque, puntualicemos, ya sabemos que el PP, como ellos mismos han asegurado, no es un grupo de amigos, ni una secta, sino que es, directamente, un grupo de delincuentes.
Pero más allá de las legítimas ideas que se puedan tener, parece claro que no ofrece ninguna confianza un gobernante que insulta permanentemente a sus adversarios políticos, que entra en una retórica absurda, irrespetuosa y faltona para descalificarlos por sistema, presumiendo de sus logros económicos, cuando lo único que está consiguiendo es llevar a los trabajadores a la más absoluta pobreza…Un gobernante que entiende su mayoría absoluta casi como un mandato divino, donde es posible olvidarse del programa electoral, para hacer «lo que se debía hacer». Un gobernante sin decencia, sin moral y sin integridad, que mientras en el Congreso le relatan todas las heridas y escombros sociales que está dejando por el camino, a él sólo le salen algunos de sus tics nerviosos y sus miradas perdidas…Pero bueno, será también esto una reacción normal cuando los demás te sacan los colores por tu insensible y desastrosa gestión política. Así que lo que reivindicamos es que los que no son muy «normales» son los del PP. No cabe otra conclusión.
En vez de normal, se trata de gente insulsa y mediocre, de vocabulario e inteligencia limitadas, de falsas sonrisas, que habla sin decir nada, que dan argumentos falaces, repetitivos y vacíos, y que no tienen el más mínimo escrúpulo para mentir descaradamente de forma constante. En una palabra, Rajoy reúne prácticamente todas las características fundamentales del mal gobernante, podríamos decir incluso del «antigobernante», y quizá por eso es uno de los líderes políticos peor valorados del espectro político nacional. Es este tipo de gente «normal», como Rajoy y sus compinches, los que están haciendo que este mundo sea cada vez un lugar más inhabitable, más podrido e insoportable, más injusto y desigual, más insostenible. Qué lejos están Rajoy y sus «personas normales» de contribuir, como lo hicieron los grandes gobernantes de la Historia, a un mundo mejor, más libre, justo e igualitario. Esos gobernantes que consiguieron grandes avances para sus pueblos y para la Humanidad, y que para Rajoy deben ser bastante «anormales». Mejor deberíamos concluir justamente lo contrario: la gente que sea normal nunca estará en el PP.
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