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Entrevista a Antonio Muñoz Sánchez, autor de "El amigo alemán. El SPD y el PSOE de la dictadura a la democracia"

«El PSOE habría tenido otro devenir sin el apoyo masivo de los compañeros alemanes»

Fuentes: Rebelión

¿Podría haberse convertido el PSOE en uno de los partidos hegemónicos del bipartidismo gobernante sin la colaboración de la socialdemocracia alemana? El historiador Antonio Muñoz Sánchez, actualmente investigador del Instituto de Ciencias Sociales de la Universidad de Lisboa, lo niega. Las pruebas se incluyen en su primer libro, publicado en 2012, «El amigo alemán. El […]

¿Podría haberse convertido el PSOE en uno de los partidos hegemónicos del bipartidismo gobernante sin la colaboración de la socialdemocracia alemana? El historiador Antonio Muñoz Sánchez, actualmente investigador del Instituto de Ciencias Sociales de la Universidad de Lisboa, lo niega. Las pruebas se incluyen en su primer libro, publicado en 2012, «El amigo alemán. El SPD y el PSOE de la dictadura a la democracia» (Ed. RBA). Dentro de quince días se publicará en Alemania el segundo libro de este investigador asturiano, para el que busca un editor en español: «La actividad de la Fundación Ebert en España» (Ed. Dietz). Antonio Muñoz Sánchez ha espigado durante más de una década en archivos alemanes hasta especializarse en la historia de las relaciones entre la RFA y la Península Ibérica en la segunda mitad del siglo XX.

-Es conocido que el SPD y la Fundación Ebert ayudaron a la formación y consolidación del PSOE en los años de la Transición. Tú has estudiado estos temas con documentación inédita. ¿Qué conclusiones has extraído?

La principal conclusión es que estamos ante un aspecto de la Transición que, lejos de ser periférico o accesorio, como ha venido considerando la historiografía, pertenece por así decir al núcleo duro de aquel complejo proceso de cambio político. Las fuentes de archivo permiten concluir que la solidaridad europea y alemana con el PSOE y la UGT fue esencial en el espectacular resurgimiento de estas organizaciones tras la muerte de Franco. Un resurgimiento que, hay que recordar, no era históricamente necesario, como muestra el caso de los republicanos y los anarquistas. Tan importante como el apoyo económico, que permitió por ejemplo al PSOE pasar de tener dos liberados en abril de 1975 a contar con más de cien un año más tarde, fue el respaldo político de los gobiernos socialistas europeos; sin él no se entendería que el presidente Adolfo Suárez eligiera a Felipe González como su interlocutor principal en la oposición.

-¿Qué perseguía la socialdemocracia alemana con esta colaboración? ¿Consideras que había razones económicas y geopolíticas de fondo?

Basta un telediario para entender que la maquinaria de la política internacional se mueve exclusivamente por intereses, y el caso que nos ocupa no fue distinto. En 1975, la posibilidad de que los comunistas se hicieran con el poder en el Portugal revolucionario por la fuerza y en Italia por las urnas era real. En ese contexto, no era impensable que en España el poderoso PCE de Santiago Carrillo acabase dominando la situación política tras la muerte del Caudillo sátrapa. Para intentar evitar el avance del comunismo en el Mediterráneo, los dirigentes alemanes decidieron entonces, ante la pasividad y fatalismo de Estados Unidos, implicarse masivamente en apoyo de los partidos moderados del sur de Europa, sobre todo los socialistas.

El triunfo de la «realpolitik»

Se produjo así la feliz circunstancia, única en la historia contemporánea, de que «realpolitik» y «solidaridad internacional» se fundieron y se confundieron. Un elemento adicional que explica la intensidad de la «intervención pacífica» de la RFA en España en aquellos años fue el sentimiento de culpa de los alemanes por la participación de Hitler en la destrucción de la II República y su certeza de que, apoyando al PSOE y otros partidos a establecer un sistema democrático, estaban saldando una deuda histórica con nuestro país.

-Con independencia de los rotundos desmentidos de Felipe González, ¿Qué fue el «caso Flick»?

En 1984 una comisión de investigación del Bundestag concluyó que el magnate Friedrich Flick había financiado ilegalmente durante años a todos los partidos alemanes. Para quitar hierro al asunto, el responsable del SPD en dicha comisión afirmó en una reunión con compañeros de partido que parte del dinero había servido a fines solidarios, concretamente para que los socialistas españoles y portugueses ganasen las elecciones. Este comentario fue recogido por La Vanguardia y cayó en España como una bomba. La derecha de Manuel Fraga, apoyada por la caterva mediática cercana, quiso convertir el «caso Flick» en la tumba política de Felipe González.

¿Cómo concluyó el asunto?

Quedaría finalmente en nada. Además de concluir que las acusaciones de financiación del PSOE eran falsas, la comisión parlamentaria creada para dilucidar el papel de las fundaciones germanas en España sirvió para recordar a los olvidadizos líderes conservadores que ellos también habían recibido el respaldo de compañeros alemanes, a los que tuvieron que pedir disculpas por haberlos puesto en la picota.

-¿Piensas que se habrían convertido el PSOE y la UGT en organizaciones hegemónicas sin la cooperación de la socialdemocracia alemana?

A los simples mortales no nos es dado conocer lo que habría sucedido en el pasado si las circunstancias hubieran sido otras. En todo caso, yo no tengo ninguna duda de que el devenir del socialismo español durante la transición habría sido bien distinto sin el masivo apoyo de los compañeros alemanes y europeos al PSOE. Pensemos por ejemplo que hasta 1975, el PSOE no es que fuera ya impotente para competir con el PCE por la hegemonía de la izquierda, sino que tenía que disputarse el ámbito del socialismo con un abanico interminable de partidos y grupos de carácter regional. No es casual en mi opinión que en cuando comenzó a recibir financiación alemana a mediados de aquel año, el PSOE dejó de lado la idea de llegar a algún tipo de acuerdo con estos partidos y grupos, y desde entonces voló en solitario.

-¿Qué relevancia atribuyes en esta relación a personajes como Willy Brandt y Felipe González?

En los años setenta, el presidente del SPD Willy Brandt era una especie de monumento vivo. Su autoridad moral y su peso en la política europea eran inmensos. De ahí que su decisión en 1975 de apadrinar al joven Felipe González fuese clave para la proyección internacional del líder del PSOE y por ende en su consolidación como figura clave de la política española. Willy Brandt influyó sin duda por lo demás en la rápida moderación ideológica y en la maduración de Felipe González como hombre de estado.

¿Cómo se produjo esta influencia?

Lo hizo no tanto con lecciones y consejos, a los que el tímido y retraído presidente del SPD era alérgico, sino sobre todo con su ejemplo de vida, en la que se reflejaba la historia del socialismo del siglo XX. Willy Brandt era la prueba de que un izquierdista no renuncia a sus ideales cuando acepta desenvolverse en el sistema capitalista, porque solo aceptando las realidades dadas se puede modificar estas y caminar hacia el horizonte de igualdad y fraternidad. En esas lecciones de Brandt no estaban en todo caso los excesos neoliberales y la exagerada fe atlantista que Felipe González mostró una vez que llegó al poder en 1982.

-Por último, ¿ayudó exclusivamente la socialdemocracia germana al PSOE? ¿Hubo otros PS financiadores y otros PS financiados?

Tras la muerte de Franco, partidos, sindicatos y fundaciones de ambos lados del telón de acero respaldaron a sus respectivos compañeros en España. Fue una labor muy discreta que solo ahora estamos comenzando a conocer gracias a historiadores que trabajan sobre todo en archivos europeos y americanos, dado que en España la documentación sigue por lo general inaccesible. Actualmente se está investigando por ejemplo el papel de los sindicatos de EEUU y el de la derecha alemana. Como ya he señalado, el PSOE no solo tuvo ayuda del SPD, sino de muchos otros partidos europeos (lo explica Pilar Ortuño Anaya en Los socialistas europeos y la transición española). Ciertamente el PSOE fue el partido socialista que más apoyo económico, logístico y político recibió. Pero no el único. El PSP de Enrique Tierno Galván fue financiado hasta las elecciones de 1977 por el líder libio Moamar el Gadafi, según han reconocido algunos dirigentes del partido.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.