En la carta que le dejó a su amigo Fidel como despedida final, Ernesto Guevara escribió lo siguiente, entre otras muchas cosas: «Digo una vez más que libero a Cuba de cualquier responsabilidad, salvo la que emane de su ejemplo: […] que no dejo a mis hijos y a mi mujer nada material y no […]
En la carta que le dejó a su amigo Fidel como despedida final, Ernesto Guevara escribió lo siguiente, entre otras muchas cosas: «Digo una vez más que libero a Cuba de cualquier responsabilidad, salvo la que emane de su ejemplo: […] que no dejo a mis hijos y a mi mujer nada material y no me apena: me alegra que así sea; que no pido nada para ellos, pues el estado les dará lo suficiente para vivir y educarse.»
Para vivir y educarse. Ayer por la tarde, en el aula magna abarrotada de la Facultad de Filología de la Universidad de Valencia, la doctora Aleida Guevara, médico especializada en Alergología e hija del guerrillero, dio sobradas pruebas de que la Revolución no ha defraudado la confianza ciega que éste había depositado en su capacidad de educar a las masas: durante más de una hora, la compañera Aleida demostró con palabras certeras por qué los cubanos son hoy en día la sociedad más culta y solidaria de América, desde el Mar de Baffin a la Tierra de Fuego, a lo largo de una charla tan apasionante como esclarecedora.
Invitada a venir aquí por la Asociación Valenciana de Amistad con Cuba José Martí para celebrar los primeros 20 años transcurridos desde su creación, empezó agradeciendo públicamente la ayuda prestada con un proverbio de la isla que explica de maravilla la razón que hace imposible no querer a ese pueblo: «Dichoso aquel que da y olvida y también aquel que recibe y recuerda». Y luego, con una fluidez oratoria impecable -sin papeles que leer, con digresiones anecdóticas que no le impedían retomar el hilo de su discurso- contó lo que es Cuba, sus grandezas y sus errores, la escasez impuesta desde fuera, los problemas de la vida cotidiana, del transporte, pero también el heroísmo, la generosidad, el inmenso esfuerzo educativo, la indignación popular ante los cinco héroes injustamente encarcelados en USA mientras que el terrorista Posada Carriles queda libre, la resistencia sin límites frente al vecino del norte, la ayuda humanitaria y alfabetizadora, el respeto por la idiosincracia de las diferentes culturas, el trabajo gratuito en otros países de los maestros y del personal sanitario cubanos, la Operación Milagro, el nacimiento del ALBA, la nueva esperanza latinoamericana de los pueblos que recuperan el control de sus recursos y de su destino…
Y, mientras ella hablaba, en el aula magna no se oía una mosca. Esta mujer hipnotiza. No faltó una alusión al futuro sin Fidel: «Quienes hablan de transición se equivocan, pues en Cuba no habrá transición, sino continuidad. Y que no se crea nadie que cuando él no esté nos vamos a doblegar, eso es un insulto a los cubanos: el pueblo de Cuba no se rendirá nunca.»
Los asistentes respondieron con más de dos minutos de aplausos, tras lo cual se proyectó el documental Ausencia presente, en el que la hija del Che evoca los recuerdos infantiles que ha conservado de su padre.
Véase http://www.nodo50.org/josemarti
Esta reseña, también en Tlaxcala.
Manuel Talens es miembro de Cubadebate, Rebelión y Tlaxcala.