La política es -y sólo es, en esencia- el arte de legislar y gobernar para evitar los abusos de los que tienen más poder. Para todo lo demás no hacen falta los políticos. En los asuntos económicos, los dos grandes partidos españoles han asumido por igual, exactamente por igual, que hay alguien que decide por […]
La política es -y sólo es, en esencia- el arte de legislar y gobernar para evitar los abusos de los que tienen más poder. Para todo lo demás no hacen falta los políticos. En los asuntos económicos, los dos grandes partidos españoles han asumido por igual, exactamente por igual, que hay alguien que decide por ellos (y por la ciudadanía). A veces le llaman mercado, otras veces coyuntura, etc., pero nunca ponen nombre y apellidos a los ejecutivos de las finanzas y las corporaciones que les están dictando la partitura económica y laboral. Todo esto no es discutible ni es una opinión mía: ellos mismos reconocen que se deben a los mercados antes que a la gente. Y la gente les sigue votando. Puede creerme que si desaparecieran los dos grandes partidos y su espacio no fuera ocupado, la ‘política’ económica de los españoles sería la misma. O incluso mejor, con lo que se demostraría que el bipartito PPSOE es en realidad el parapeto que impide a la gente ajustar cuentas con el ‘mercado’. Visto desde el espacio exterior, suena a locura ver a millones de personas votando a políticos que les están diciendo en la cara que les van a quitar lo poco que tienen para dárselo a una ínfima minoría, a un grupúsculo tan pequeño en número que votándose a sí mismo no ganaría ni un pequeño distrito de mi pueblo. Sucede así, y sin necesidad de maquillaje. No tienen necesidad de aparentar honradez: se dedican a sacar los trapos sucios del otro -ciertamente fétidos; en esto son muy competitivos- y la pocilga alcanza tales dimensiones que la mayoría de la gente acaba convencida de que no hay vida más allá de la piara. Lo grave es que casi nadie trate de mirar por la ventana para ver dónde hay aire limpio. Es otro modo de régimen, un régimen bipartito. El régimen que merecemos.
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