Mientras la opinión pública centra la atención en la responsabilidad individual de los adolescentes en el macrobrote que ya ha producido más de 1.800 contagios, expertos avisan de que no hay grupos de riesgo sino un modelo de negocio incompatible en pandemia.
“Los agentes de viajes no somos ni sus padres, ni policías”. Con estas palabras, el presidente de la Confederación Española de Agencias de Viajes (CEAV), Carlos Garrido, se sacudía cualquier responsabilidad este lunes, tras el brote de Mallorca, desatado durante un viaje de fin de curso. Uno o muchos, que confluyeron entre el 11 y el 18 de junio, en hoteles de El Arenal y Magaluf, procedentes de más de una decena de comunidades autónomas. Unos 4.500 adolescentes que, tras acabar la EvAU se disponían a disfrutar de unas vacaciones con fiestas en ferris, botellones y hasta conciertos de reggaeton. Actividades de alto riesgo que ya han dejado más de 1.800 contagios y 5.800 contactos en cuarentena. Ayer un juzgado de Palma anulaba el confinamiento preventivo de 181 jóvenes que permanecían aislados en el hotel Palma Bellver.
Un brote que ha llegado de vuelta hasta sus respectivos destinos peninsulares con Madrid liderando la tabla de contagios (con 778 casos), seguida de Cataluña (331), Euskadi (189), Andalucía (145) y Galiza (115).
“En absoluto dejaremos de ofertar nuestros paquetes vacacionales. Nosotros no somos ni policía ni educadores, nuestra responsabilidad empieza y acaba en las actividades que nosotros organizamos que son el vuelo, el hotel y las actividades deportivas”, expresa a El Salto Luis Vilches, responsable de comunicación de Delem Ocio – Tu Fin De Curso, empresa que organizó el viaje del 90% de los adolescentes.
Vilches también niega la responsabilidad en el incumplimiento de las medidas de prevención en el concierto en la plaza de toros, que se celebró en dos tandas, el 15 y el 18 de junio, en el que “actuamos como clientes, una promotora con bastante experiencia nos ofreció entradas y nosotros las ofertábamos a los chavales”. También rechaza su responsabilidad en las fiestas en los ferries “porque eso depende de cada naviera”. “En nuestros viajes en catamarán no ha habido alcohol y les hemos tomado la temperatura en todos los desplazamientos”, asegura. Y, pese a que en la página web de esta empresa se anuncian fiestas en piscinas (conocidas como pool parties) para estos viajes a Mallorca, el responsable de comunicación avisa de que la página no está actualizada y esas actividades ya no se realizan en época covid.
Mientras las agencias de viajes niegan su responsabilidad, el gobierno balear cargaba contra estas empresas en un comunicado, avisando de que instará al ejecutivo de Pedro Sánchez a que emprenda acciones legales. Sin embargo, las administraciones públicas concedieron permisos para actividades como el concierto, cuya primera sesión tuvo que ser clausurada por la policía ante la ausencia de medidas de seguridad. Por su parte, la ministra de Turismo, Reyes Maroto, ha pedido prudencia y habla de un hecho “puntual” que no debe de empañar la imagen de España como destino vacacional.
Al mismo tiempo que la pelota va de un tejado a otro, los telediarios han puesto el foco en la responsabilidad individual de los jóvenes que disfrutaron del paquete vacacional. “Hay ahora una tendencia a estigmatizar a la juventud como si fueran los únicos que hacen conductas inseguras y como si fueran un grupo de población que no se quiere vacunar”, expresa Javier Padilla, médico salubrista, para quien el problema no está en las conductas individuales ni en grupos poblacionales, sino en las prácticas.
“El señalamiento es hacia la juventud pero no es un problema de conductas individuales, ni de grupos poblacionales, sino del modelo de ocio, que en términos generales son modelos de ocio supercontagiadores”, cuenta Padilla, para quien el empresario español es un “emprendedor del pasado”, “cogen lo que ya estaba funcionando sin darse cuenta de que la pandemia ha pasado por nosotros y de que seguimos en pandemia”. “Si hay que volver a un verano de explotación y turismo vamos a volver a ese marco. El verano de discoteca y touroperador es inseguro per sé, no hay una responsabilidad de los jóvenes, sino de un modelo económico y un modelo de ocio”, reitera.
Javier Segura, también médico y salubrista, que formó parte del comité de desescalada del Ministerio de Sanidad, ofrece un símil para resumir la situación. “Durante las campañas de prevención del VIH que empezamos desde Salud Pública insistíamos en que no debíamos de hablar de grupos de riesgo, sino de prácticas de riesgo. El VIH no es de gais ni de drogadictos, sino que su transmisión se debe a una serie de prácticas que son más transversales. Pues ahora está pasando igual. Se está estigmatizando a un grupo social cuando las prácticas de riesgo también están presentes en otros grupos. No van asociadas a la juventud”, expresa.
Sube la incidencia entre grupos no vacunados
Ahora bien, este epidemiólogo señala que los datos oficiales de incidencia muestran un incremento de contagios en este colectivo desde mediados de junio. Así, según las cifras del Ministerio de Sanidad a 30 de junio, la franja de edad que va de los 12 a los 19 años escala hasta los 287 casos por cada 100.000 habitantes y la franja entre los 20 y 29 años llega a los 293, muy por encima de la media nacional que es de 117.
“Está claro que lo que impide una mayor bajada de la incidencia global, incluso lo que tira para arriba, es la incidencia diferencial de los grupos de 12 a 19 años y de 20 y 29”, expresa Segura. “Pero esa situación se da en el siguiente grupo de 30 a 39 que no despunta tanto. Es decir, no niego que debemos poner el foco en el análisis de la adolescencia y juventud. Pero eso no significa el estigmatizarlos y situar el problema en la irresponsabilidad. ¿Les ha dado un brote de irresponsabilidad a partir de mediados de junio? ¿Hay otros factores comunes y sociales que lo determinan como el fin de curso, la oferta del mercado del ocio o la apertura del turismo y la hostelería?”, se pregunta mientras añade que “en general sorprende el disparo de la incidencia de esas dos franjas de edades que coincide con el descenso brusco en el grupo de 50 a 59, que se ha vacunado más rápido con Pfizer o Moderna”.
Datos para desestigmatizar
Y, pese a que la imagen que se está ofreciendo de la juventud es de irresponsabilidad extrapolando el ejemplo del comportamiento en Mallorca al resto del colectivo, hay datos que demuestran su preocupación y su compromiso para acabar con el virus, tal y como explica Padilla. “Los datos del CIS muestran que un porcentaje muy alto ha visto variada su vida, tiene miedo, preocupaciones”.
Así, el barómetro de junio recoge que el 88,4% de los jóvenes de entre 18 y 24 años está dispuesto a vacunarse contra el covid-19. Casi la mitad de estos jóvenes afirma que la pandemia le ha afectado entre mucho o bastante a su vida personal. Además, un 41,4% afirma haber reducido el contacto social y familiar.
Por otro lado, una encuesta de la Fundación Española para la Ciencia y Tecnología (FECYT) publicada este lunes apunta que el grupo de jóvenes de entre 15 y 24 años es el que en mayor porcentaje valora que las medidas de restricción no han sido lo suficientemente firmes (con un 18%) y, en datos parejos al CIS, expone que más de un 70% estaría totalmente dispuesto a vacunarse mañana.
Y, pese a que el brote más mediático en esta ocasión ha recaído sobre la población joven, los expertos piden ampliar miras y que se piense en una reforma de nuestro mercado del ocio “para lo que podrían haber sido empleados los fondos de recuperación”, expresa el médico Javier Padilla.
“Hay cierto tipo de actividades que se producen con la connivencia del empresariado y de las administraciones que las fomentan. Muchas comunidades autónomas viven a expensas de esas actividades. Hay un conflicto entre el mantenimiento de puestos de trabajo, sin unas políticas sociales con capacidad para amortiguarlo, las autoridades tiran por la calle de en medio y luego cuando se dan este tipo de brotes no se sabe cómo gestionarlos”, expresa.
“Detrás del brote está pues este mercado del ocio y el clima institucional y político de favorecerlo, que en el caso de Madrid, se asoció al lema de la libertad” expresa Javier Segura y recurriendo a otro símil afirma que “el discurso de responsabilización individual me recuerda a cuando en relación a la drogadicción se pone solo el foco en el adicto o consumidor de droga y no en los traficantes y toda la industria que ofrece y se beneficia con esa actividad. En resumen, debemos de dejar de hablar de grupos de riesgo o irresponsables, para hablar de prácticas de riesgo. Y, como en la drogadicción, pasar de poner todo el foco en la demanda, para vigilar la oferta”, concluye.
Sara Plaza Casares es coordinadora de sanidad de El Salto.
Fuente: https://www.elsaltodiario.com/coronavirus/riesgo-estigmatizar-juventud-brote-mallorca