El estudio coloca al Estado español con las tasas de pobreza infantil más altas de la antigua UE de 15 miembros
El estudio analiza la situación de cada comunidad autónoma para después ponerla en relación con la media de pobreza nacional, establecida en el 19,9 por ciento. Por encima de esa media se encuentran Murcia (21,2 por ciento), Castilla y León (21,1%), La Rioja (20,4%) y Canarias (20,3%), mientras que Cantabria (14,2%), Asturias (16,8%), Comunidad Valenciana (16,8%), Aragón (17,2%) y Extremadura (17,4%), son los territorios que presentan unos niveles de pobreza autonómicos más bajos.
Atendiendo a la severidad de la pobreza, se advierten diferencias en función de las regiones: mientras La Rioja (0,8%) presenta la tasa de pobreza severa más baja de todas las comunidades autónomas, Castilla y León y Extremadura, tienen las más altas, con un 4,7 por ciento de la población ganando menos de 2.966 euros anuales. España registra las tasas de pobreza infantil más altas de la Europa de los 15, con niveles por encima del 24 por ciento en los estadios moderados de carestía, y con índices que rondan el 10,3 y el 5,4 por ciento cuando se trata de pobreza alta y severa, respectivamente.
El trabajo concluye que «el nuevo rostro de la pobreza en España es el de un niño» y denuncia que el país «ha perdido capacidad» para paliar la precariedad de los más jóvenes. El estudio, coordinado por la directora del Instituto de Infancia y Medio Urbano, Carmen Gómez Granell, y dirigido por Pau Marí Close, entiende que pobreza moderada es la de quienes ganan menos del 60 por ciento de lo que se gana de media en el país, es decir, la de quienes perciben menos de 6.860 euros anuales. La pobreza alta se fija en menos de 4.573 euros (40% de la media) y la pobreza extrema es la de quienes ingresan menos de la cuarta parte de la media nacional, es decir, unos 3.219 euros al año.
Con estos parámetros, la investigación concluye que el 19,9 por ciento de los habitantes de España es pobre, es decir, unos nueve millones de personas, y encuentra «cada vez más común» entre el colectivo «la figura de una persona excluida que nunca pensó que lo llegaría a ser». Se trata, según explicó Gómez Granell, de personas que entran y salen de la exclusión y que, en muchos casos, tienen hijos. En concreto, el estudio afirma que en España hay 1,7 millones de menores en situación de riesgo.
Entre ellos, los más afectados son los hijos de inmigrantes, que presentan tasas que multiplican por dos el índice de pobreza alta entre los españoles; por tres, cuando se trata de pobreza extrema y por siete cuando la carestía es severa. Según los datos recopilados en el informe, el 52 por ciento de los hijos de extranjeros no procedentes de la UE viven en situación de pobreza moderada, mientras que el 32 por ciento y el 28 por ciento padecen los niveles altos y extremos de carestía, respectivamente.
En la mitad de los casos, los niños en situación de pobreza moderada viven en hogares compuestos por dos adultos y dos menores dependientes. También se encuentran en este umbral una de cada cuatro familias numerosas y el seis por ciento de los hogares monoparentales. Cuando se trata de pobreza alta, se acusa especialmente (42%) en las familias de cuatro miembros, mientras que la incidencia es del 23 por ciento cuando hay que mantener a tres o más hijos. Cuando se trata de los jóvenes de entre 16 y 25 años, la tasa de pobreza se va reduciendo a medida que avanza la edad, hasta situarse en torno al 12 por ciento, que se mantiene estable en la franja de edades comprendida entre los 26 y los 35, tramo que los expertos denominan de «pobreza invisible» porque en el 40 por ciento de los casos, se trata de personas que aún no han abandonado el domicilio familiar. Si estos jóvenes se emancipasen, el 70 por ciento de ellos viviría en la pobreza.
Los mayores y la proteccion social
Uno de los factores que agudiza esta situación es el hecho de que España tiene las tasas más altas de temporalidad laboral de la Unión Europea y una importante incidencia de los empleos de baja remuneración entre la población menor de 25 años (afecta al 27%), las mujeres (el doble que los varones) y los extranjeros (un 16% frente al 9,2% de los nacionales). Además, en igualdad de condiciones, un hombre de entre 16 y 25 años gana un 23 por ciento menos que quien tiene entre 55 y 65.
A partir de esta edad, las tasas de pobreza moderada en la población comienzan a elevarse hasta alcanzar a tres de cada diez personas, mientras que la pobreza alta y la severa afectan al 1,9 y al 7,5 por ciento del colectivo, respectivamente. Según los expertos, porque las políticas sociales de las últimas décadas se ha centrado en proteger a las personas mayores, de forma que estas han abandonado las bolsas de la pobreza más acusada, dejando paso a los niños, «la gran asignatura pendiente» según la coordinadora del estudio.
De hecho, el informe analiza el impacto de los sistemas de protección social de los países europeos y su capacidad para reducir la pobreza en la población menor de 16 años y mayor de 65 y en dos momentos del tiempo: 1999 y 2006. La conclusión es que España «es el único país que en este periodo empeora simultáneamente su capacidad para reducir la pobreza en los dos grupos de edad, a pesar de que se ha conseguido proteger las generaciones mayores de la posibilidad de experimentar formas más severas de pobreza».