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El soldado desconocido

Fuentes: Rebelión

A base de repetir la imagen de los desastres bélicos en todos los medios, nos han acostumbrado a ver la guerra como un hecho normal, nos han borrado del espíritu la indignación inicial, nos han insensibilizado. Pero no es así, es una tragedia humana sin justificación alguna, únicamente la justificación del botín de guerra, el latrocinio a grandísima escala. Algo que se tapa con palabras, con cuentos narrativos de una realidad totalmente falsa.

Por ejemplo, cuando una cadena como Fox News repitió recurrentemente los argumentos del Gobierno de George Bush con lo de la ocultación de armas de destrucción masiva para invadir Irak, una abrumadora mayoría de gringos creyó en la veracidad de esos argumentos y la guerra se hizo realidad. Cuando se hizo evidente que esta narración no era cierta, se argumentó que el Ejército puede equivocarse. Y comenzó la narración de pequeños errores, comenzó a perfilarse una nueva narrativa justificadora.

En todos los países en tiempos de paz se alzan estatuas venerables al heroico «soldado desconocido», que murió, se dice, por la libertad de un pueblo, por amor a la patria, etc. Y se dice esto, aunque la oligarquía sabe muy bien que murió por una detestable acción al servicio de una dictadura o por órdenes estrictas de un imperio exterior, agresory expoliador. Con este enfoque y falsedad se da la circunstancia de que se ha conseguido la cuadratura del círculo: un soldado cuya misión neta es tener como profesión la de asesino de soldados; y cada vez en mayor cantidad, como consecuencia de la nueva guerra de misiles a gran distancia, de civiles, mujeres y niños.Resulta que el soldado no es culpable, sino que encima es un héroe digno de un pedestal. Y es que en realidad no se le puede considerar un culpable, sino una víctima previamente zombificada, por ejemplo, en la Academia de las Américas. Y con esta idílica y mentirosa frase del «soldado desconocido» se garantiza que pueda haber otros soldados que, engañados con un falso ideal, sigan creyéndose héroes y cometiendo horribles asesinatos masivos de inocentes en nombre de la libertad.

Por otra parte, esa tan repetida frase hecha de “una imagen vale por mil palabras” es una careta. Lo que importa a los mercados es la habilidad literaria (de las palabras) del Poder Mediático para integrar a ese soldado en una ficción completamente justificadora y heroica en defensa de la paz que aleja de la verdadera realidad. Por tanto, el verdadero campo de batalla y el origen de toda guerra es el de la palabra, el de la narración previa de las clases dirigentes de una oligarquía que solo supone un 1 %.

Así que: “Como Dios, el poder crea su mundo a partir del verbo”. Y, como conclusión, podríamos decir que “una palabra veraz dice más que mil imágenes falsamente narradas”. O simplemente: “Una palabra poética dice más que mil imágenes”.

Julio García Camarero es doctor en Geografía por la Universidad de Valencia, ingeniero técnico forestal por la Universidad Politécnica de Madrid, exfuncionario del Departamento de Ecología del Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias y miembro fundador de la primera asociación ecologista de Valencia, AVIAT 

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.