El estudio, elaborado por la consultora suiza Infras y por el Instituto para la Investigación de Política Económica (IWW) de la Universidad de Karlsruhe (Alemania), es una actualización de otro realizado anteriormente por la Unión Internacional de Ferrocarriles (UIC). El objetivo del estudio es conocer los costes externos del transporte en Europa. Y […]
El estudio, elaborado por la consultora suiza Infras y por el Instituto para la Investigación de Política Económica (IWW) de la Universidad de Karlsruhe (Alemania), es una actualización de otro realizado anteriormente por la Unión Internacional de Ferrocarriles (UIC).
El objetivo del estudio es conocer los costes externos del transporte en Europa. Y para ello ha tenido en cuenta conceptos como accidentes, ruido, contaminación atmosférica (daños a la salud, daños materiales y daños a la biosfera, riesgos de cambio climático, costes para la naturaleza y el paisaje, costes adicionales en áreas urbanas, procesos aguas arriba y aguas abajo, congestión. Se ha elaborado en 17 países, los de la UE antes de la ampliación, más Suiza y Noruega. E incluye todo tipo de medios de transporte, por carretera, ferrocarril, aéreo y marítimo, de mercancías y personas.
Los costes externos totales (excluidos los costes de congestión, y en el escenario superior de cambio climático) se elevan a 650.275 millones de euros en 2000, lo que representa el 7,3% del PIB total del conjunto de países de la UE 17.
Cambio climático, el coste mayor
El cambio climático es el componente de coste más importante, con un 30% del coste total, si se utilizan precios sombra altos. La contaminación atmosférica y los costes por accidentes suponen el 27% y el 24% respectivamente. Los costes del ruido y de los efectos sobre el agua son, cada uno, el 7% de los costes totales. Los costes de los efectos sobre la naturaleza y el paisaje, y de los efectos urbanos adicionales son de menor importancia (ambos suman un 5%).
El modo más impactante es el transporte por carretera, que origina el 83,7% del coste total, seguido por el transporte aéreo que causa el 14% de los costes externos totales. Los costes totales relativos a ferrocarriles (1,9%) y a las vías navegables (0.4%) son de escasa importancia. Dos tercios de los costes están causados por el transporte de viajeros y un tercio se atribuye al de mercancías.
El ferrocarril, menos impactante
En el sector del transporte de viajeros, los automóviles privados alcanzan un coste medio de 76 euros (escenario superior). Los costes ferroviarios se elevan a 22,9 euros, una cifra 3,3 veces menor que los costes mencionados del sector de la carretera. Los componentes más importantes para el sector ferroviario son los efectos sobre la contaminación atmosférica, el cambio climático y el ruido. Para el sector aéreo, el componente de coste predominante es el cambio climático.
En el sector del transporte de mercancías, los costes medios del transporte aéreo son significativamente más elevados que el resto de los demás modos de transporte. Esto se debe especialmente al hecho de que la tipología de las mercancías difiere de un modo a otro. Los aviones, por ejemplo, suelen transportar mercancías de alta calidad y bajo peso específico. Los costes para los camiones pesados ascienden a 71,2 euros, lo que es cuatro veces superior al coste externo ferroviario (escenario superior de cambio climático).
El elevado valor de los costes de cambio climático en el transporte aéreo es debido al mayor efecto que sobre el calentamiento global tienen las emisiones de CO2 durante el vuelo a gran altitud (se ha usado un factor de 2,5 en comparación con los efectos de emisiones de CO2 a ras de tierra, basados en IPCC 1999).
Evolución a peor
En el periodo 1995-2000 los costes totales aumentaron un 12,1%. La principal razón de esta evolución radica en el crecimiento de los volúmenes de tráfico que han dado lugar a un mayor volumen de emisión de gases de efecto invernadero y, por consiguiente, a un incremento de los riesgos de cambio climático (de manera especial en el transporte de viajeros por carretera). Otro componente de coste que muestra valores crecientes es la de contaminación atmosférica, especialmente en el transporte de mercancías por carretera. Aunque las emisiones PM10 procedentes de gases de combustión descienden de forma importante gracias a la mejora de la tecnología de los motores y a los filtros de partículas, las emisiones de partículas no relacionadas con la combustión aumentan, aproximadamente, de acuerdo con los volúmenes de tráfico.
¿Cómo internalizar los costes externos?
Con el fin de poder internalizar adecuadamente los costes externos los autores del estudio recomiendan:
– Implantación de una tasa en función de los kilómetros recorridos por los camiones pesados en toda Europa, en la que se tenga en cuenta no sólo los costes provocados por accidentes, sino también los costes ambientales derivados de la contaminación atmosférica, el cambio climático y el ruido.
– Implantación de peajes para automóviles, especialmente en zonas urbanas, para resolver los problemas de congestión.
– Existencia de un escenario europeo común para el precio del combustible, aplicable a todos los modos de transporte, con el fin de alcanzar los objetivos de una estrategia climática a largo plazo en Europa.
– Los tipos de la correspondiente ecotasa por CO2 deberían ser congruentes con los precios sombra propuestos (como mínimo, 20 euros por tonelada de CO2 en relación con los objetivos de Kioto). Resulta de suma importancia la inclusión del transporte aéreo internacional en el sistema impositivo europeo, con el fin de reducir las distorsiones generadas por el distinto tratamiento fiscal entre modos de transporte.
– Medidas adicionales en el transporte por carretera con el fin de aumentar su eficacia, tales como un uso intensivo de las nuevas tecnologías en la gestión viaria y en los sistemas de información intermodal, así como sistemas mejorados de definición de la responsabilidad en caso de accidente y/o daño al medio ambiente.
– Estilos de conducción ecológicos y seguros, apoyados en medidas conducentes a moderar y «enfriar» la circulación (incluyendo limitaciones a la velocidad).
– Un mayor esfuerzo por parte de los ferrocarriles para acelerar su progreso técnico en la mejora de su comportamiento ambiental, tales como las mejoras en el comportamiento acústico de los trenes (véase el Plan de Acción contra el Ruido de UIC), el incremento de la eficiencia energética (véase el Plan de Acción Diesel de UIC), y el empleo de fuentes de energía renovables.
Más información:
[email protected]
www.infras.ch
www.iww.uni-karlsruhe.de