El Tribunal Supremo español ha confirmado la concesión a título póstumo de la «Gran Cruz de la Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo» a Melitón Manzanas, muerto en 1968 en atentado de ETA. El alto tribunal rechaza así el recurso contra ese reconocimiento presentado por la Associació Catalana per a la Defensa […]
El Tribunal Supremo español ha confirmado la concesión a título póstumo de la «Gran Cruz de la Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo» a Melitón Manzanas, muerto en 1968 en atentado de ETA. El alto tribunal rechaza así el recurso contra ese reconocimiento presentado por la Associació Catalana per a la Defensa dels Drets Humans (ACDDH), que estima que «la figura de Melitón Manzanas dista mucho de los valores y el modelo que contempla la norma a cuyo amparo se le otorgan la distinción».
La ACDDH, que subraya que «los principios democráticos no eran los que adornaban la ideología del fallecido», solicitó la nulidad de la condecoración argumentando que no se cumplieron debidamente los procedimientos legales para otorgar el reconocimiento al que fuera jefe de la Brigada Político Social en Gipuzkoa durante la dictadura franquista.
En el recurso se indicaba que «no basta con el derecho a ser resarcido» y se añadía como segundo motivo para reclamar la nulidad que «el certificado expedido por el Ministerio del Interior, acreditando el fallecimiento de Manzanas en Irun a consecuencia del atentado atribuido a ETA, podría aparecer en el expediente por `generación expontánea'».
Sin embargo, el Supremo rechaza todas las alegaciones de la asociación en relación a los procedimientos legales seguidos indicando que «el hecho de que la recurrente cuestione la forma en que se expusieron los motivos en que se funda la petición, considerándola insuficiente, constituye una apreciación subjetiva al respecto, además de resultar discutible».
De la Gestapo hasta las Cortes
El recuerdo de Melitón Manzanas, nacido en Donostia en 1909, todavía provoca terror entre sus víctimas y entre los familiares de muchas de ellas ya fallecidas. Tras el golpe fascita de 1936 ingresó en la Policía española; durante la II Guerra Mundial colaboró con la Gestapo nazi desde su puesto en la comisaría de Irun; y fue ascendiendo hasta ser nombrado jefe de la Brigada Político Social de Gipuzkoa, unidad encargada de perseguir cualquier actividad política antifranquista.
La condecoración ahora en cuestión le fue otorgada por el Gobierno español presidido por José María Aznar, en 2001, en aplicación de la «Ley de Solidaridad con las Víctimas del Terrorismo», aprobada por unanimidad de todos los grupos en las Cortes españolas.