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El vuelo jamás soñado de una pequeña ave migratoria

Fuentes: Rebelión

Aunque la hoja del arce canadiense (maple leaf) es el símbolo de Canadá, su imagen es el Bosque Boreal que representa el 60 por ciento de la superficie total del país y contiene apenas al 14 porciento de su población. El Bosque Boreal, que también existe en Alaska, en el norte de Europa y en Rusia, está al norte del paralelo 50 en Canadá. Al final del Periodo Glacial, hace 10.000 años, sólo existía la tundra en esta zona, pero, eventualmente, gracias al viento que trajo semillas desde el sur, se pobló de árboles que hace unos 5.000 años crearon más o menos lo que hoy vemos, una naturaleza imponente que en Canadá representa un área de 5.520.000 kilómetros cuadrados.  De estos bosques el 90 porciento son territorios del estado y en menor proporción de las naciones aborígenes y del departamento de defensa militar canadiense. Agencias privadas y estatales comentan que el 80 por ciento de los bosques canadienses están relativamente intactos, pero se hace imposible creer esto pues a simple vista encontramos eco-sistemas deteriorados por concesiones de explotación y tala de árboles, minería incluso de gas y petróleo, turismo y también polución. Lo más importante del Bosque Boreal canadiense, sin embargo, es que es el hogar de millones de aves migratorias que representan 327 especies que vuelven cada primavera a bosques y lagos para reproducirse.

Por siglos las aves han sido un enigma para los seres humanos. Muchas de estas interrogantes siguen sin respuesta especialmente con respecto a las aves migratorias, sabemos que usan muchas herramientas, se ha alcanzado y quizás nunca se alcance un completo conocimiento sobre sus vuelos, en parte esto se debe a la decadencia y al daño que sufre el medio ambiente que habitan.  Se piensa que las aves migratorias observan el arco del sol relativo al horizonte y usan su altura para obtener el eje norte-sur para navegar. También que las que viajan por la noche pueden que usen las estrellas para guiarse. Se sabe sobre su sensibilidad a los cambios de presiones barométricas que les hace posible navegar en malos climas. Pueden además usar vientos de cola favorables que les facilitan el vuelo. Tienen habilidad para detectar sonidos de bajas frecuencias que les ayudan a escuchar el romper de las olas en el mar, y sus propias llamadas que pueden escuchar en ecos de la montaña. Hay otros factores como los campos magnéticos de la tierra que pueden ser usados por estas aves.

A pesar de todas las dotes y capacidades con las que las aves migratorias cuentan, es imposible ignorar los peligros que enfrentan en sus travesías. La mayoría de las aves cantoras viajan de noche y pueden ser afectadas por aviones, vehículos o trenes; además vuelan a través de edificios, cables de electricidad, puentes altos. Sólo las torres de teléfonos móvil, radio, TV y los cables que sostiene estas torres matan cada año un millón de pájaros. Desde hace unas décadas la instalación de turbinas de viento para producir electricidad emerge como otro peligro que enfrentan las aves silvestres.  Además, las aves sufren desorientación por las luces de aeropuertos, faros marítimos y hasta por el reflejo de edificios iluminados, todas circunstancias que afectan en particular a las aves migratorias que acumulan más muertes cada año por estas causas creadas por los seres humanos, que por todas las otras causas de mortalidad combinadas.

La proeza del Blackpoll Warbler

De todas las especies de aves que migran cada primavera al Bosque Boreal canadiense y a Alaska para reproducirse, una muy especial, pequeñita, cumple su viaje migratorio con gran esfuerzo y nos hace pensar no solo en sus inmensas habilidades sino también en los enormes riesgos que corre.  Se trata del Blackpoll Warbler (Setopho gastriata)que en español se la traduce como Reineta estriada entre otros nombres y que no pesa más de 10 gramos y mide apenas 14 centímetros -del porte de los dedos de nuestra mano juntos y cuyo peso apenas se siente sobre nuestra mano extendida. Con cabeza de color negro, casi como un sombrero, se alimenta de insectos, semillas y frutos.

Esta ave tiene un asombroso recorrido migratorio que la coloca en un lugar especial en la naturaleza, pues vuela más de 2700 kilómetros por el Océano Atlántico y el Caribe en tres días, sin detenerse. Cada otoño deja el Bosque Boreal de Canadá y viaja a Sur América con destino a Colombia, Venezuela o Brasil. Esta proeza migratoria, la más extraordinaria del planeta, si lo comparáramos con un viaje similar humano de acuerdo a su peso éste tendría que recorrer 18 millones de kilómetros. Hay otra ave que viaja grandes distancias sin paradas como el Northern Wheater pero se trata de un ave un poco más grande y que pesa hasta 30 gramos, o sea más del doble que del Blackpoll Warbler. Es un misterio fascinante el cómo hace su travesía y en busca de descifrarlo un grupo de investigadores de la Universidad de Massachusetts equipó 37 Blackpoll Warbler con un mini geo-localizador comprobando en cinco de ellos que su vuelo no tuvo paradas. Quedan aún muchas incógnitas sobre su migración. El viaje hacia el norte, cada primavera, es más relajado en tiempo, se detienen en varias áreas antes de llegar al lugar donde nacerán sus crías, y primero arriban los machos mientras que las hembras lo hacen 2 a 3 días después. Son los machos los que marcan su territorio para la crianza y cantan el día entero desde un posadero.

El Blackpoll Warblerse sobre alimenta antes de viajar con calorías grasas que le aportan la energía necesaria para el viaje, comen todo lo más que pueden y llegan a doblar su peso en el proceso. Esta travesía es de volar o morir (fly-or-die journey).  Se cree, pero no se prueba todavía que, aunque viven en el Bosque Boreal desde el Alaska y Yukon, en el oeste, hasta la provincia de Nova Scotia, en el este, se reúnen para la partida precisamente en la isla de Cape Bretona poco más de tres horas en vehículo de donde vivo, y desde allí parten juntos en su gran viaje al sur a través del océano Atlántico.

Investigadores del laboratorio de Ornitología de Cornell alcanzaron al lugar de llegada de los Blackpoll Warbleren Colombia y se sorprendieron que llegaban a la península de La Guajira, un lugar desértico y ecológicamente muerto nueve meses al año, pero que desde septiembre a noviembre cobra vida con el crecimiento de plantas justamente con la llegada de estas pequeñas aves. Se sorprendieron también de la rápida recuperación de peso demostradas con estudios minuciosos de cientos de ellos.

Nuestro admirable Blackpoll Warbler es un ave numerosa pero su número ha declinado en forma significativa en las últimas décadas (ha declinado el numero de casi todas las aves migratorias). La población declina al 5 por ciento anual; la población actual es de más o menos de 60 millones -casi el 80 por ciento nacen y se crían en el Bosque Boreal de Canadá. Son miles los que mueren en su viaje de ida y de vuelta y sufren también por la pérdida de bosques que son su hábitat -la explotación humana ha dañado más de 730.000 kilómetros cuadrados de bosques boreales canadienses, incluso a pesar de los programas de protección de aves que el gobierno de Canadá implementa pero que igualmente están en contradicción con la explotación de sus recursos. Podemos preguntarnos si tanto esfuerzo migratorio del pequeño Blackpoll Warbler vale la pena, acaso no tendría una vida de menos desgaste con más cortas travesías, pero los misterios de la naturaleza tienen su propia dinámica y complejidad propias, que nosotros a duras penas entendemos algunas.

La destrucción continúa

En Canadá hay poca amenaza directa a las aves silvestres, la caza ha bajado mucho las últimas décadas y en las ciudades y campos casi nadie las daña, aunque indirectamente la destrucción de su hábitat es significante pues no se les considera cuando hay proyectos económicos de cualquier índole. En el pasado, principalmente en el siglo 18 y 19 en Norteamérica muchas especies animales sufrieron exterminio a manos de invasores europeos y sus descendientes, una fue la extinción de una especie de paloma la Passager pigeon).

La Passager pigeonera un ave nómada que convivió por miles de años con los pueblos aborígenes mayormente en lo que hoy es Estados Unidos, era un alimento poco consumido. Pero para los europeos, la mayoría pobres, ignorantes del medio donde llegaban, sufriendo desnutrición crónica hasta la mitad del siglo 20, cazaban palomas pasajeras como recurso de alimentación barato, algunos simplemente las mataban por hacerlo. Los aborígenes quedaban atónitos frente al grado de destrucción y desprecio por la vida silvestre de los europeos, los bisontes de la gran pradera corrieron la misma suerte que las Passager pigeon. Eran las aves más numerosas del mundo, tan abundantes que con un disparo de escopeta caían más de 50 palomas, se usaron trampas, redes, se las mataba a palos, se les disparaba desde los trenes como entretenimiento, servían de blanco en competencias de tiro. En fin, una masacre histórica de millones de estas aves que logró la extinción total en solo 50 años. La última Passager pigeon murió en cautiverio en 1914 en un zoológico en la ciudad de Cincinnati. En la crisis por la supervivencia de las aves migratorias, y de la naturaleza en general, hay una excepción en el Ganso Branda canadiense, hoy más numeroso que hace 50 años en parte porque tiene menos predadores, más lagunas artificiales en las ciudades, ha bajado su caza y goza de un aprecio conservacionista, al menos por ahora puede que esto cambie y peligren un día. 

Nuestro pequeño Blackpoll Warbler continuará emprendiendo el vuelo mientras tenga energía, existan bosques que habitar, y los cielos estén abiertos para ellos. Esta humilde ave seguirá emprendiendo el vuelo de las largas distancias que un viajero jamás soñó. Pero tal y como todo está establecido parece no haber duda de que naturaleza y recursos, que se devoran día a día, le agotará el aliento de vida. Aunque las civilizaciones han sido creativas también se han mostrado incapaces de mantener balance con la naturaleza, nuestro medio de vida. Han pasado generaciones de seres humanos y civilizaciones sin valorar o tratar de entender debidamente la complejidad de la naturaleza y de respetarla. Solo algunos y los especialistas y científicos se preocupan de entender, pero estos últimos viven como enclaustrados su verdad no toca al resto. Mientras que los ricos andan como enloquecidos con su inmenso poder y cuentan con serviles de cualquier color político que mienten y con la antorcha en la mano están listos para desbastarlo todo, lo que se les ordene, acechando la continua destrucción de la naturaleza en nombre del progreso y del crecimiento económico eterno.

Recursos:

  1. Boreal Songbird Initiative,  https://www.borealbirds.org/
  2. American Ornithological Society, https://americanornithology.org/
  3. Ecology Action Centre Halifax, Nova Scotia, https://ecologyaction.ca/
  4. All About Birds, Cornell University,https://www.allaboutbirds.org/guide/search
  5. North America’s Bird Nursery,https://www.borealconservation.org/north-americas-bird-nursery
  6. Bird Canada, A voice of the northern bird, https://www.birdcanada.com/
  7. My little bird music by Mike Rowland:

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