Cientos de hombres y de mujeres resisten día a día al avasallador avance de la lógica mercantil y el autoritarismo.No están en venta. En ocasiones su resistencia no triunfa. Pero el mero hecho de que existan, de que no se dobleguena fuerzas mucho más poderosas, es ya un triunfo. Van en sentido contrario [pero a […]
Cientos de hombres y de mujeres resisten día a día al
avasallador avance de la lógica mercantil y el autoritarismo.
No están en venta. En ocasiones su resistencia no triunfa.
Pero el mero hecho de que existan, de que no se dobleguen
a fuerzas mucho más poderosas, es ya un triunfo.
Van en sentido contrario [pero a favor de la justicia].
Muchas personas se quedan perplejas cuando se cuela alguna información en los medios de comunicación y aparece que el conflicto laboral de Coca-Cola sigue abierto. Efectivamente, después de 19 meses y de varias sentencias ganadas por los trabajadores, la empresa sigue sin cumplir la «readmisión en sus puestos de trabajo, anteriores al despido», tal y como dictó la Audiencia Nacional.
Hagamos historia para ver la raíz del conflicto. La empresa Coca Cola-Iberian Partners presenta un ERE para cerrar cuatro fábricas de embotellado y despedir a 1.190 personas. No tenía pérdidas, sino unos beneficios de más de 900 millones de euros. Pero quería aplicar la reforma laboral del PP para mejorar más aún la cuenta de resultados. Al cerrar fábricas como la de Fuenlabrada (una de las más modernas de Europa) liquidaba una plantilla organizada y un convenio colectivo conseguido tras muchos años de negociaciones y luchas, que es una isla de condiciones de trabajo dignas en medio de la precariedad y desregulación existente.
Los trabajadores han hecho huelga, han recurrido a los tribunales y han mantenido un campamento a las puertas de la fábrica de Fuenlabrada para evitar el desmantelamiento de las instalaciones, varias veces intentado por la empresa para que no hubiera un centro de trabajo al que volver.
La empresa ha contado con los mejores despachos de abogados, auténticos lobbys jurídicos y políticos (alguno participó en la elaboración de la reforma laboral del gobierno del PP), y los trabajadores han sido brillantemente defendidos por Enrique Lillo, abogado de CCOO. Los más altos tribunales han dado a la razón a la plantilla en varias ocasiones. Así, la Audiencia Nacional declaró ilegal el ERE y la actuación de la empresa contra el derecho fundamental de huelga, en junio de 2014. El Tribunal Supremo ha vuelto a confirmar la sentencia, rechazando el recurso de la empresa, en abril de 2015. La empresa ha perdido un total de seis sentencias y resoluciones sobre aplicación, desarrollo y aspectos concretos del conflicto, pero sigue recurriendo a todo tipo de filibusterismo jurídico para no acatar el fondo del asunto: la reapertura de Fuenlabrada.
En su negativa a aplicar la Ley y las sentencias judiciales dice que va a reconvertir una planta embotelladora para cerca de 300 empleados en un centro logístico que no ocuparía a más de 60 trabajadores. La planta de Fuenlabrada está en perfecto estado para empezar a producir, porque la plantilla no ha dejado que se lleven nada; así se evitaría que se trajera la producción de Portugal, Barcelona y otros centros lejanos. Pero el centro logístico que plantea la empresa no tiene ningún fundamento, porque del orden del 85% de la distribución de la producción se hace directamente con las plataformas de grandes superficies y de localidades. Tan solo quedaría un 14% de la venta al pequeño cliente como función del centro logístico a repartirse con Leganés, donde ya hay otro. Ello impediría absorber a toda la plantilla de 250 trabajadores que hay que recolocar.
La última trapacería es convocar en agosto cursos de formación para los trabajadores. Hay que aclarar que es una de las plantillas mejor formadas, que ya venía aplicando un programa de formación dual con las universidades madrileñas. Después dará previsiblemente vacaciones a una plantilla que lleva más de año y medio en la calle con tal de no reabrir la fábrica. Siguen buscando la manera de confundir a la opinión pública para que afloje el boicot y se aprovechan de que la buena gente está deseando proclamar el fin del conflicto.
En cuanto al contexto del conflicto, hay que decir que sigue enconado por la intransigencia empresarial. La lógica de la empresa se resume en una idea: los poderosos no pueden perder. Es decir no quieren admitir la derrota porque pertenecen a una multinacional muy poderosa y no tienen costumbre de perder; porque creen que lo están haciendo de maravilla y está en juego aumentar mucho más su cuenta de resultados; porque tienen dinero a espuertas y se gastan una millonada en publicidad haciendo que el poder de su imagen no sea otra cosa que la imagen de su poder; porque no hay medio de comunicación que resista las presiones para cubrir de silencio lo que está pasando y no publiquen nada; porque son expertos en las puertas giratorias y por ello no se pueden creer que haya un comité de empresa que ni se dobla ni se vende ni se enriquece; porque no se puede desafiar a los poderosos a la luz del día ni a los poderes en la sombra; porque no quiere sentar el precedente de que la lucha paga, no sea que se lo vayan a creer otros obreros ¡hasta ahí podíamos llegar!. Y, claro, la empresa no entiende nada, porque los que solo miran hacia arriba no entienden lo que sucede abajo.
Desde el punto de vista de los trabajadores y sus familias (las mujeres de @cocacolaenlucha han sido muy activas) la única actitud coherente ante un ERE fraudulento ha sido la resistencia, algo que no ha sido flor de un día, como demuestran la duración de su lucha. Porque la exigencia de los trabajadores de su puesto de trabajo y unas condiciones dignas no es una dádiva ni caridad, es un derecho, aunque la empresa lo vea como exótico comparado con el actual mercado de trabajo. Los derechos no son privilegios sino conquistas. Y los trabajadores cuando descubren la fuerza del ¡no! son imparables.
Estas notas no pretenden ser simplemente un elogio a la resistencia de unos trabajadores. Intentan sacar a la luz lo que está sucediendo desde hace 19 meses. También es una llamada de atención general sobre lo que está en juego. Ellos están en la calle luchando. Nuestro deber es apoyarlos. Porque están demostrando que conservar la determinación y la unidad permite decirle la verdad al poder y demostrar que en una época en la que a todo se le pone un precio, ellos han dicho que no necesariamente se compra y se vende la gente.
No se puede permitir que sean derrotados un grupo de trabajadores con la esperanza entre los dientes, que se ha convertido en un referente ético con su ejemplo de dignidad en tiempos de crisis. Es necesario que el reino del atropello y de la sinrazón contra los de abajo deje de ser la regla. Por eso, si en septiembre la empresa sigue sin cumplir, los sindicatos, los partidos políticos progresistas, los movimientos sociales y la ciudadanía, tenemos la obligación de organizar toda la solidaridad necesaria, empezando por una grandísima manifestación unitaria y siguiendo por intensificar el boicot a los productos de Coca-Cola mientras no cumpla las sentencias. Si una empresa, por poderosa que sea, humilla a los tribunales y se coloca por encima de la ley, se está riendo de la democracia y del Estado de Derecho. Y eso, sencillamente, no se puede permitir por respeto a nosotros mismos.